Cubanos: entre los migrantes de mayor presencia en la frontera

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«Solo somos humanos que estamos buscando una oportunidad» Así dijo al The Wall Street Journal Yanisleidys Díaz, cubana de 39 años, que inició a principios de este año una larga travesía de más de 5 mil kilómetros desde Chile y que pretende culminar en la frontera de México con los EE.UU.

La cubana narró al diario cómo tuvieron que vender todos sus muebles y su ropa, y así poder pagar cinco viajes en autobús para cruzar Perú, Ecuador y Colombia.

Había llegado a Chile en el año 2019. De inmediato, junto a sus dos hijos, comenzaron a buscar trabajo informal. El mayor de ellos, Leodan Riveros, de 17 años, consiguió, por menos del salario mínimo, trabajo en la construcción y como recolector de frutas en una granja.

Sin embargo, la situación nunca les fue favorable más allá de lo que precisaban para sostenerse; y en medio de la pandemia les llegó el aviso de las autoridades chilenas: tenían que irse del país en un lapso de 180 días.

Fue así cómo comenzaría una larga travesía que los llevó al campamento en el puerto ribereño de Lajas Blancas en Panamá; pero antes de llegar allí, tuvieron que -como muchos otros migrantes- cruzar el tapón del Darién.

No les fue fácil. Además que el tapón del Darién o selva del Darién es una de las selvas tropicales más densas del planeta, la ruta posee peligros que van más allá de lo tupida que es la selva (una franja continúa de árboles que se extiende a ambos lados de la frontera entre Colombia y Panamá) y que además de insectos, mosquitos, animales y ríos que crecen silenciosamente durante las madrugadas provocando crecidas, posee el triste «honor» de ser refugio de bandas armadas de traficantes de seres humanos. Extorsionadores. Criminales y violadores.

Bien sabe de eso Yanisleidys Díaz, oriunda de Camagüey, Cuba. Y también lo saben sus dos hijos, Leodan y Leosdani Ocariz, de 11 años.

Señala esta valerosa madre que en el Darién, «una pandilla de ocho hombres los atacó, apuntando con un cuchillo al hijo de 11 años, mientras buscaban comida y dinero en sus mochilas».

Ahora varada en Panamá, Díaz dice al diario que «no sabe cómo llegarán a Estados Unidos».

Migrantes de Ecuador, Brasil, Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela inundan la frontera

Su caso es uno de los tantos que aborda The Wall Street Journal en un excelente artículo que resume el drama humano de los miles de migrantes que de algún modo u otro se encuentran atorados en alguna parte de una ruta que pretenden culminar en EE.UU.

Revela el diario que hay un cambio en los patrones migratorios que tradicionalmente se veían en la frontera sur de los EE.UU. En esa enorme franja limítrofe que tienen con México en común «está apareciendo una mezcla de nacionalidades mucho más amplia que en el pasado».

«Durante décadas, la mayoría de los que cruzaron fueron hombres mexicanos y, en los últimos años, familias de los países centroamericanos con problemas como Guatemala, Honduras y El Salvador -conocidos como el Triángulo del Norte. De repente, los ecuatorianos, brasileños, nicaragüenses, venezolanos, haitianos y cubanos están apareciendo por cientos de miles, una tendencia que se aceleró drásticamente en los últimos seis meses», indica el texto.

«La migración latinoamericana, antes limitada a unos pocos países, se convierte en un éxodo masivo (…) Desde octubre de 2020 hasta agosto, cerca de 300.000 migrantes de países distintos a México y del Triángulo Norte se encontraron en la frontera, una quinta parte de todos los cruces. Durante todo el año fiscal 2020, cuando la pandemia ralentizó el flujo de migrantes, la cifra fue de casi 44.000, o el 11% de los cruces. En el año fiscal 2019, fue 77.000, o el 9% de los cruces; Y el año anterior era sólo 21.000, o el 5%. Tan recientemente como en 2007, estos migrantes representaban menos del 1%», señala el diario y añade además que «entre los grupos de más rápido crecimiento se encuentran los haitianos».

«Desde octubre del año pasado hasta agosto, cerca de 28.000 haitianos fueron arrestados cuando intentaban cruzar la frontera entre Estados Unidos y México. Eso es seis veces los 4.400 detenidos durante todo el año fiscal 2020 que finalizó en septiembre pasado».

«Nunca antes habíamos experimentado algo como esto», dijo al WSJ Austin Skero, quien se retiró este verano como agente de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos en el Sector Del Rio, al sur de Texas.

«Todas estas personas que están surgiendo en Del Río propiamente dicho, grupos de 150, 100, es una mezcla de haitianos y cubanos, o venezolanos y cubanos», aclaraba Skero.

PD: Más de 9 de cada 10 de los migrantes provienen de solo seis naciones latinoamericanas: Ecuador, Brasil, Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela.

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