Una cubana se encontró en una parada una mochila y una laptop y a pesar de la inmensa crisis económica que se vive en la isla, y que una laptop puede venderse facilmente en varios cientos de dólares, ella decidió dar a conocer el hallazgo y futura devolución del equipo.
«Mi gente me he encontrado hoy esta mochila y esta laptop en la parada de la pasada al lado del Ditú a eso de las 2pm aproximadamente, por favor la dueña o el dueño comunicarse conmigo para devolvérsela,» dijo en Facebook Maité Stivens Rodríguez.
Luego añadió:
«No hay documentos en la mochila así q no tengo forma de saber pero espero aparezca lo antes posible el propietario, si alguien reconoce de quién es o tiene información por favor q lo diga Muchas gracias y bendiciones.»
No pocos internautas le ponderaron su altruista gesto que, para ser sinceros, en los tiempos que corren, escasea en la isla más que el agua en el desierto.
Sin embargo, en honor a la verdad, tampoco es Maite un «rara avis». Al menos en los últimos dos años, desde las páginas de Cuballama hemos resaltado otros gestos similares, altruistas, de cubanos y cubanos que se han encontrado objetos valiosos, dinero en efectivo y lo han entregado a sus legítimos dueños. También, el de otros ciudadanos, de otros países.
Y es que la generosidad, y el valor de reconocer la importancia de respetar lo ajeno es una virtud que se gesta desde la cuna.
Así es que podemos contar historias como las de María de los Ángeles Arboláez, una mujer cubana residente en la provincia de Villa Clara, Profesora de Historia, quien en abril del 2021 se encontró un monedero con tarjetas MLC y PIN anotado y todo, y tuvo en sus manos la posibilidad de usar esa tarjeta y “vaciarla”, pero no lo hizo, y lo entregó a su legítima dueña.
En aquel momento escribí:
«Lo reconozco. Encontrarse una tarjeta “cargada en dólares”, con el pin anotado y todo y devolverla, parece un gesto de otra galaxia distante a Cuba en estos tiempos que corren, donde la escasez de todo es tan molesta y contraproducente; y tener la posibilidad hubiese sido en alguna mente toda una tentación pero no para esta profesora de Historia en Villa Clara.»
Y concluí diciendo:
«Yo sé lo que se siente, y no hablo de tentaciones. Hablo de deber cumplido. Creo que en alguna ocasión ya lo he dicho en este blog. Devolví en mi larga década de trabajo en el MINTUR cubano, celulares de $800 dólares; cámaras de $500 y otros objetos de valor. Y una cartera con $1600 CUC.»