En medio de una sus peores zafras azucareras, el ingenio Mario Muñoz de la occidental provincia cubana de Matanzas no sólo está en un grave aprieto por la baja productividad y la falta de recursos, sino también por el robo de azúcar.
De acuerdo con un reporte del medio estatal TV Yumurí, durante la actual campaña 35 trabajadores del central han sido expulsados por su presunta participación en la sustracción de azúcar.
El problema es sumamente grave, indica la fuente, y precisa que 16 de los empleados despedidos ocupaban puestos como custodios, estibadores y operadores del área de evaporación, algunos con más de 15 y 20 años de experiencia en el molino.
Los presuntos ladrones se roban lo poco que se produce en el central: decenas o incluso cientos de bolsas de azúcar todos los días, explicaron los directivos de la empresa, quienes aseguran que han aumentado la vigilancia en el ingenio, sin resultados.
El director del viejo coloso industrial, Jorge Santana, declaró que el hurto se ha convertido en una carga para los recursos y el ánimo de los trabajadores, y que los robos causan tanto daño como los problemas técnicos que enfrenta el molino.
Reconoció que a menudo los ladrones trabajan en grupos y cuentan con la colaboración de empleados del central azucarero, lo que vuelve muy difícil enfrentarlos.
Citado por TV Yumurí, el custodio de la entidad, Domingo Charón, opina que los recursos y el personal dedicados a la vigilancia son insuficientes.
“Aquí lo que está pasando es falta de control, de mayor seguridad en el interior del central. Pienso por otro lado que es necesario más apoyo por parte de todos y mayor acción de la Policía, que debiera buscar otras variantes, como la presencia aquí de su personal de manera permanente”, dijo el trabajador.
“Es verdad que algunos trabajadores se llevan su poquito de azúcar para la casa, pero lo gordo es de la gente de la calle. Todos estamos de acuerdo en que es necesario cuidar el crudo, por nosotros mismos y por el bien de la familia”.
Hasta el momento se desconoce si las autoridades locales han abierto una investigación sobre las cadenas delictivas que se traducen en un auténtico saqueo de los recursos de la industria matancera, aunque se sabe que no han realizado la primera detención.
Entretanto, los ladrones actúan como una mafia, e incluso han llegado a amenazar a otros trabajadores del ingenio, sostienen algunos entrevistados.
El jefe de seguridad y protección del ingenio, Lázaro Olivera, aclara que no todo el mundo está dispuesto a hacer guardia. “Le temen al asedio y a las amenazas”, reconoce, y explica que por eso no logran completar la plantilla de custodios.
“Y hay otra cosa, es que los salarios son muy bajos, de menos de 3 mil pesos, cuando un saco de azúcar en la calle está en el orden de los 10 mil pesos y más. La competencia es grande, y eso también influye”, subraya Olivera.
El desastroso panorama en la producción y la seguridad del central Mario Muñoz podría impactar en el consumo de los hogares cubanos, debido a que la entidad tiene entre sus compromisos entregar 15.000 toneladas de azúcar refinada para la canasta familiar normada.
Entre las roturas de las máquinas fabriles, los inconvenientes que generan los altos volúmenes de caña quemada, problemas tecnológicos y la falta de piezas, el central matancero apenas podido producir poco más de 8.000 toneladas, lo que representa menos de un tercio de su plan de 25.800 t.
