Amelia Calzadilla, conocida como la madre crítica de Cuba por sus directas en redes sociales en contra de la clase dirigente en la isla, se mudó con su esposo y sus tres hijos a España.
Según dijo en su primera entrevista fuera de Cuba, ofrecida al programa ‘Derecho a Réplica’ del realizador cubano Ian Padrón, la graduada de Lengua y Literatura Inglesas, que también domina el francés, tuvo que emigrar para darle estabilidad emocional y psicológica a sus niños y a su familia.
En palabras de Calzadilla, para quien Cuba “es reparible, no reparable”, “soy una madre cubana como hay muchas que no pueden continuar viviendo en un país donde sus hijos pasan trabajo, donde sus hijos corren peligros y están lidiando con una realidad con la que no deben ni tienen por qué lidiar. Hay muchas como yo, que quieren expresarlo como lo hice yo”.
La joven, cuya salida de la isla ha alegrado a muchos cubanos porque ahora podrá tener una mejor vida, recordó además que, debido a sus directas, había tenido “mucha presión social y judicial”, porque “me habían amenazado y en esas circunstancias entiendes que no puedes protegerte y que nadie te va a proteger”.
Sobre la misma cuerda, explicó que lo que evitó que fuera procesada judicialmente por las autoridades cubanas fue el respaldo popular y de la prensa independiente a sus descarnadas directas.
“Yo no buscaba ser una opositora, ni una activista, ni quería reconocimientos”, pero, “aunque no les digas dictadores, destapas problemas que venimos arrastrando”, expresó desde Madrid en torno al poder cubano, cuyo discurso ha perdido total credibilidad ante la población.
También habló sobre cómo su crítica frontal a la realidad de los cubanos centraron en ella no solo la opinión pública, sino también la represión del gobierno, e hizo que su familia se viera afectada, porque en su casa eran un verdadero equipo.
En igual sentido, señaló que su vida cambió tanto y recibió tanta “presión” después de expresarse libremente, que se volvió “un tormento encima del otro y una carga encima de la otra”.
Calzadilla precisó que, como traductora freelancer, hizo muchas colaboraciones que le permitían vivir, pero tras sus directas “ya no pude hacer más ese trabajo porque hay personas que tenían miedo de contratarme porque querían regresar a Cuba”.
Del mismo modo, se refirió al peso que cargan las mujeres cubanas porque “las presiones sociales, económicas y hasta de la enseñanza y el adoctrinamiento en las escuelas, descansa sobre sus hombros”.