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Cuba

Caracol gigante africano tiene invadidas zonas del Vedado

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Por María Carla Prieto

Vecinos de diferentes zonas del Vedado denuncian que las proximidades de sus viviendas están invadidas por el caracol gigante africano

El caracol gigante africano sigue dando de qué hablar. La peligrosa especie continúa expandiéndose por el país sin que se acometan las pertinentes labores de erradicación.

La alarma llega por parte de una vecina de la calle 13 y 4, en el Vedado. Diana Arazoza reportó  el problema mediante su cuenta en la red social Facebook: “Hoy con la lluvia salieron y era horrible. Ver como en un pedacito no mayor de dos metros cuadrados había más de 20 caracoles”.

Un hecho que agrava la situación es que, en la esquina siguiente, se encuentra la escuela primaria Unión Internacional de Estudiantes. Una de las profesoras se refirió a la labor de prevención que realizan en el centro. “Supimos por la alarma de los vecinos que en la esquina habían caracoles, y lo informamos a los dos ministerios –de Salud y de Educación- pero aún no hemos recibido respuesta. Eso sí, como tenemos canteros, cada tarde, después de la salida, dos profesores se quedan para revisar los alrededores en busca de los endemoniados moluscos. Todavía no hemos encontrado ninguno, gracias a Dios”.

Los más próximos de la zona conocen el protocolo de actuación: “Aquí estamos atentos. Hay que recogerlos con guantes, echarle sal y enterrarlos, o ahogarlos en cal, aunque las instrucciones que dieron fue las de notificar al Ministerio de Salud Pública”.

Desgraciadamente, este no es un caso aislado. En la calle D, entre 17 y 19, en el Vedado, los vecinos también tuvieron la visita de tan desagradable molusco. “Hace como seis meses empezaron a hablar de que merodeaban. Yo pensé que eran rumores, pero por sí o por no, no dejaba que el niño saliera de la casa”, relató una vecina.

Sergio fue uno de los primeros en notarlos. “Al principio los recogía y los llevaba vivos puerta por puerta, para que todos los vieran y supieran a qué atenerse”.

Como en otros casos, el barrio no obtuvo la ayuda que esperaba. “Vinieron personas de Salud Pública, y en vez de erradicarlos, nos dijeron que el organismo no tenía personal para acometer la tarea, y nos enseñaron a cazarlos nosotros mismos”, asegura.

Para acabar con el caracol gigante africano, hay que recogerlos, usando guantes, y ponerlos en una bolsa plástica para proceder a rociarles sal de cocina. La sal cuesta diez pesos por paquete y para colmo es normada. En la tienda es cara y casi nunca hay.

Otra manera es sumergirlos en cal o marmolina. El Estado cubano no tiene marmolina para vender, solo los particulares. “Mi mamá lleva bastante tiempo esperando para pintar el techo de la sala, lo quiere con cal y no hay. Entonces, ¿tú crees que pueda cogerse para matar caracoles?”

La solución no está dada. Los vecinos ya saben que existe el problema,  cada cual cuida, de manera independiente, a sus hijos y mascotas. “No podemos hacer más, lo demás, que lo hagan quienes tienen que hacerlo”.

 


 

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