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Los cubanos tienen que luchar solos contra peligroso caracol gigante africano

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Texto y fotos: Flavia Viamontes

El caracol gigante africano provoca una peligrosa enfermedad: la meningoencefalitis eosinofílica. Un plan de acción desde el Ministerio de Salud Pública, Sanidad Vegetal,  el Ministerio de la Agricultura, la Defensa Civil o cualquier otra institución del gobierno, es imprescindible para  controlar la expansión. Pero los cubanos están solos ante el peligro

Como si fuera poco ante tantos avatares diarios, ahora los cubanos enfrentan un nuevo enemigo: los caracoles gigantes africanos, mortales bichos que provocan una peligrosa enfermedad, la meningoencefalitis eosinofílica, una inflamación de la membrana que cubre el cerebro y que puede,  incluso,  provocar la muerte.

El avance vertiginoso de la plaga por toda la isla ha sido ampliamente cubierto por la prensa oficial. Especialistas de las instituciones que tienen que ver con salud y sanidad vegetal explican sobre los peligros. Pero sin que garanticen un protocolo de acción al máximo nivel, han dejado en manos de la población la solución a este dramático caso.

La prensa nacional divulgó hace unos días declaraciones de una funcionaria de vigilancia y lucha antivectorial del Ministerio de Salud Pública. Carilda Peña García aseguraba que no existe un cuerpo, ni de su organismo ni de la agricultura, para el control de la plaga. Recalcaba que la reproducción de estos malignos animales es extremadamente alta, por lo cual se necesitarían “miles de personas para hacer la campaña”; entonces, con medidas de protección muy ¿sencillas? se evitan males mayores, decía.

Las únicas medidas que se pueden tomar, hasta el momento, son las de hacer un hueco entre la tierra y echar abundante cal, luego agarrar a los caracoles con guantes o bolsas plásticas, agregar más cal y tapar con tierra.  Con ese procedimiento, el animal se inactiva y muere, formando una barrera para evitar contaminaciones alrededor o que se diseminen los huevos.

Otra de las acciones consiste en destruir la concha, echarla en una bolsa que se cierre herméticamente y enterrarla. También se puede quemar el molusco de forma segura, o sumergirlo en una solución de sal al tres por ciento (tres cucharadas por cada litro de agua) durante 24 horas, y después sepultarlo. Nunca debe tirarse vivo al río, ni a solares yermos, calles o en la basura doméstica, alertan.

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En casa se pueden tomar medidas, pero los cubanos se sienten totalmente desprotegidos pues se trata de un nocivo animal que hospeda larvas del nematodo Angiostrongylus cantonensis, un parásito pulmonar de las ratas que puede fácilmente infectar al hombre y provocarle meningoencefalitis eosinofílica. Todos están en peligro, sobre todo los niños.

Algunos afirman que entró a Cuba en contenedores, otros que los trajeron para utilizarlos en ritos de santería, pero lo cierto es que desde 2014 se ha proliferado la especie.

Los cubanos solos ante el caracol gigante africano

En casa de Yaima, en Nuevo Vedado, la plaga de los peligrosos animales crece. En el patio, en el jardín, en el garaje, dondequiera se los encuentra. Es madre de dos adolescentes y vive además con su anciana progenitora. Como es médico de profesión sabe perfectamente el riesgo que corren todos en casa, por lo que sola tiene que enfrentarse a ellos.

En estos días de lluvias salen a pulular por todos lados. “El primer día llené un cubo entero y los cubrí con agua con sal. Los metí en una bolsa y los enterré cuando estaban muertos. Antes, con las manos protegidas con guantes los fui cogiendo uno a uno y poniéndolos en el recipiente. Se sienten muy asquerosos”, acota.

“Me dio miedo pero no tengo otro remedio. Nadie nos ha ayudado y como todos saben, las autoridades sanitarias no cuentan con un protocolo para esto ni con ninguna sustancia que los elimine. Una vez más estamos solos”.

Pero nada los detuvo y siguen saliendo. “Hoy en la mañana cuando abrimos la puerta había dos caminando por el jardín y las paredes.  Estos los cubrí con marmolina, una especie de cal que se usa para pintar, pero que también hay que comprarla. Y no es solo adquirirla, sino localizarla en algún lugar que la vendan y traerla.

“Se habla de un plan de vigilancia que se activó, pero nadie dice dónde ni para qué. Solo se les explica por la televisión  a las personas que deben erradicarlos ellos mismos, pero dónde están los recursos para ello. Mal estamos si el sistema de vigilancia lo vigila todo así…”, remarcó.

Valora que un plan de acción elaborado y puesto en práctica desde el Ministerio de Salud Pública, Sanidad Vegetal,  el Ministerio de la Agricultura, la Defensa Civil o cualquier otra institución responsable, sería lo indispensable para  controlar la expansión, algo similar a las campañas contra los mosquitos que transmiten el  dengue.

Y reafirma que “la responsabilidad es de todos, claro, pero hay que institucionalizar el control y la erradicación de los caracoles y no dejarnos solos en esta total negligencia”.

Denuncias desde las redes sociales

Las redes sociales también se han hecho eco de las denuncias de la población.  Desde que Cuba se abrió a Internet ese ha sido el espacio de desahogo que han encontrado los cubanos para verter sus frustraciones y reclamos sobre lo que ocurre en realidad y ningún medio oficialista se hace eco.

En Facebook la usuaria Lisandra Rodríguez se queja de la presencia en su casa de estos caracoles y exige ayuda institucional.

“Son demasiados caracoles para eliminarlos la población, por eso se le pide ayuda al gobierno no son 20 ni 30 sino millones y son DAÑINOS. Piensen en los niños que, niños al fin, pueden tocarlos. Esos caracoles se eliminan con sal o cal y no hay ninguna de las dos cosas .Tiene que haber alguna otra alternativa para erradicarlos por completo porque la población no da abasto. Ya tenemos organizada una brigada y todos los días se recogen cubos llenos, pero cada día que pasa salen más. Yo sé que es un problema de todos pero el Gobierno tiene que hacer su parte también”, escribió la afectada.

Otros usuarios en Alamar y Cojimar daban cuenta de que esas comunidades están totalmente colmadas de los caracoles y Cuballama contactó al respecto con María Isabel, doctora de un policlínico del municipio Playa. Ella confirmó que solo se les orientó que, en caso de recibir alguna queja al respecto en su comunidad, deben alertar sobre las medidas que ya conocemos y centrar la vigilancia por si aparece alguna persona con síntomas.

“Eso es todo, no hay nada más al respecto. Y sabemos que con eso no es suficiente. Yo, personalmente, les aconsejo a los padres no llevar a los niños a los parques en los que haya abundante vegetación. Los pequeños son curiosos, lo tocan todo y se llevan las manos a la boca. No tenemos otro remedio que cuidarnos solos”, reitera.

 


 

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Comentarios
2 Comments

2 Comments

  1. JUAN VICENTE BUENO

    August 29, 2019 at 1:42 pm

    EN AFRICA SE LOS COMEN Y LA CARNE DE ESOS ES BIEN COTIZADA.

    • Redacción Cuballama

      August 29, 2019 at 2:49 pm

      Cierto que en algunos países como Nigeria se comen, pero hay que tener mucho cuidado… Son peligrosos.
      La mayor preocupación es el hecho de que los caracoles puedan alojar a un nemátodo parásito llamado Angiostrongylus cantonensis (alias “gusano de pulmón de rata”) que puede transmitir meningitis eosinofílica a quien lo coma, o a quien entre en contacto con sus rastros de babaza, que también puede alojar nemátodos vivos.
      Saludos

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