Mirando a los que se van de Cuba

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Irse de Cuba es el sueño de miles de cubanos, pero no todos pueden hacerlo

La cantante de los 62 mil milenios, Annie Garcés, no se ha marchado de Cuba, a contrapelo de lo que «indica» un bulo que circula irresponsablemente por las redes, pero ello no significa que no pueda o quiera hacerlo; o que de aquí a un tiempo, ella, al igual que otros en la isla, dejen de mirar a los que se van y decida emprender «una nueva vida».

Y es que la migración requiere «su tiempo y espacio», dice desde Cienfuegos, Cuba, un hombre de 73 años que siempre estuvo interesado en irse y jamás lo hizo. Y no por falta de oportunidades, pues estuvo en Gander, en el año 1982.

«Fui un dichoso y me rajé,» cuenta desde Cienfuegos, Osvaldo, que asegura no se fue con el Mariel porque su madre, enferma, le pidió que no dijera que se iba a fin de evitar que le apedrearan o «ahuevaran» la casa.

Aeropuerto de Gander, en Canadá.

«Estaba viendo las cifras… ¡pal carajo!,» dice Osvaldo vía telefónica y se refiere a los 35 mil cubanos reportados como inmigrantes por fronteras de EE.UU. en el mes de abril.

Probablemente se refiriera a los 32 mil 500 de marzo también. O a los 16 mil de febrero.

114 mil en 7 meses

En el año 2020 fueron detenidos en los Estados Unidos 18 mil migrantes que cruzaron de manera ilegal, y en el 2021 la cifra se incrementó hasta cerca de un 750%. Tan solo en el sector del área de Del Río Texas a Eagle Pass Texas, fueron detenidos en la frontera alrededor de 100 mil personas que ingresaron de manera ilegal a los Estados Unidos.

En ese momento, pocos – si pudiera decirse así – eran cubanos.

Pero a finales del 2021 la situación cambió. El gobierno del nicaragüense Daniel Ortega otorgó libre visado a los cubanos para que viajaran hacia esa nación centroamericana con el claro objetivo de propiciarles un «adelanto» en el camino, y evitarle a miles de cubanos el trasiego a pie a través de Colombia y Panamá. Sobre todo, el paso por el llamado Tapón del Darién.

La medida no fue unilateral. Está claro que no fue tomada porque Ortega sea, precisamente dadivoso con los cubanos – aunque lo fue, claro – sino porque que actuó en contubernio con las autoridades cubanas, que muy probablemente le hayan pedido prestado su suelo para poner una olla caliente y a punto de reventar por no tener válvula de escape. Ya desde Nicaragua, a los miles de cubanos jóvenes que se les ha hecho más fácil emprender el largo camino terrestre hasta el norte de México.

Osvaldo, sin embargo, tiene 73 años.

Desde el 1ro de octubre de 2021, fecha en la que todavía Nicaragua no había decretado el libre visado para los cubanos – esto ocurrió exactamente un mes después, en noviembre 22 – fecha de comienzo del año fiscal 2022 en EEUU, hasta abril de este año, la cifra de cubanos que ha entrado por los diversos puntos fronterizos de los EE.UU. es de 114 mil; la mayoría, por la frontera sur.

Este número casi igual a la cantidad – nunca exacta – de cubanos que salió de la Isla en la crisis migratoria del Mariel que se sitúa en 125 mil. A no dudarlo, más pronto que tarde, en mayo, se superará el número de los «marielitos», que en masa y marca autorizada entre Cuba y EE.UU. llegó a este último territorio entre abril y octubre de 1980.

Ese número, según datos recopilados por la Dirección de Inmigración y Extranjería de Cuba, correspondió en el año 1981 al 1,3% de la población. Del éxodo actual, no reconocido aún por las autoridades cubanas, se habla de un 1% (extraoficialmente), y hasta en eso se escudan los defensores del régimen.

«Bah, es solo el 1% de la población cubana».

Ese «solo» 1% de la población cubana, como bien indica Periódico Cubano, es «el equivalente a la población entera de municipios como Nueva Paz, Quivicán, Viñales, Unión de Reyes, Perico, Cruces, Corralillo, Majagua, Sibanicú y otra treintena de localidades que no rebasan los 35 mil habitantes.»

Las causas son las mismas. El viaje es más arriesgado

Crisis, miseria, desesperanza, falta de libertades… «comunismo», como diría desde Tampa, Florida, un fiel amigo, el esperanceño Armando Vázquez, quien desde hace años parece haber encontrado un término «cómodo» para referirse al desastre que gobierna en la isla.

«Términos» aparte, conviene situarse en un momento de la historia no muy lejana. Año 2016. Deshielo.

Miles de cubanos tuvieron una «esperanza» cuando el entonces mandatario norteamericano Barack Obama decidió restablecer gradualmente las relaciones entre los EE.UU. y Cuba. Las esperanzas pronto se desvanecerían, y no precisamente con la llegada de Donald Trump al poder. Apenas minutos después de que Obama terminara su trascendental discurso en el Gran Teatro de La Habana, el gobierno cubano afiló su maquinaria demoledora de desinformación para satanizar el discurso y dejar demostrado, por las claras, cómo iban a ser las cosas en la isla.

Horas antes de abandonar la Casa Blanca, Obama abolió la llamada política de “pies secos, pies mojados”. Un año fiscal antes, el número de cubanos que había entrado a los EE.UU. fue de 50.082

Así y todo, persistía en la mente de no pocos ilusos dentro de Cuba, que las conversaciones Obama – Raúl trazarían o marcarían el derrotero de las relaciones entre EE.UU. y Cuba per secula seculorum; pero una cosa piensan los demócratas y otra los republicanos.

Faltaban por llegar las «40 medidas de Trump» y la pandemia de Covid-19, que sumieron a Cuba en la peor crisis de su historia; superior aún al llamado Período Especial.

Sin producción y exportación de bienes; reducidas al mínimo las exportaciones de servicio; reducido a 0 el ingreso de turistas y casi a 0 las remesas, Cuba entró en el sisma de su peor crisis económica-social de los últimos 30 años.

Pero sin en el 80´, hubo barcos para custodiar el éxodo de cubanos desde el Mariel a Cayo Hueso, ahora los cubanos están a riesgo. Solos, aunque con el «apoyo» de Nicaragua. Solo Honduras y México parecen estar interesados en frenar la avalancha. Cuba incluso, acusa a EE.UU. de querer frenarles el viaje a los cubanos por terceros países.

Al menos 150 mil cubanos deben haber viajado desde finales del 2021 hasta la fecha a países como México y Nicaragua, fundamentalmente; o han usado a Panamá como territorio de tránsito.

Conocedores de la realidad a través de la internet, viéndose en el rostro ajado de sus padres y abuelos que lo dieron todo por una causa que no fructificó nunca, más de 100 mil cubanos se han marchado de la isla en los últimos siete meses.

Ahora se dice que Isla Margarita, Venezuela, puede ser otro punto de escape. Y para ser sinceros, da igual por donde sea. Los cubanos escaparán.

Final de una historia

«En los 80´los cubanos luchaban el aeropuerto de Gander con uñas y dientes y las visas de tránsito eran escasas. Muy escasas. Yo tuve suerte. Cuando llegamos al aeropuerto, los mismos guardias canadienses que sabían que éramos cubanos nos hacían señas: «quédense, quédense». En el avión que yo viajé, un grupo de santiagueros creo, montó una conga «revolucionaria» y le empezó a cantar cosas a los guardias que ellos no entendían ni un carajo. Uno de ellos, se hizo el «más revolucionario» que todos, comenzó a bailar y a acercarse y a hacerle muecas a los guardias del aeropuerto, y los demás se reían, y el tipo de pronto salió corrriendo, cruzó la puerta, la gente le cayó detrás, los guardias en el medio.

«Cuando se calmó todo aquel jolgorio. Yo pedí permiso para ir al baño. En el baño dije: aquí me quedo. Estuve una hora, hasta que comenzaron a llamarme. A buscarme, y me rajé,» cuenta desde la distancia Osvaldito.

Ahora ya Osvaldo tiene 73 años. Todavía – dice – tiene ganas de irse; pero ya no tiene fuerzas para caminar ni 20 kilómetros.

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