Desde los nueve años Luisa María Jiménez supo que quería ser actriz y allá en su natal Trinidad comenzó todo. Aunque le apasiona el ballet, llegando a recibir formación de pequeña, fue el teatro de aficionados quien definió su entrada en la Escuela Nacional de Arte, después al Instituto Superior de Arte y a partir de ahí a las tablas cubanas. Y a pesar de que para algunos esa no es su faceta más conocida, el teatro cubano también gozó de su histrionismo por mucho tiempo y de qué manera. Pero vayamos por parte.
El debut teatral de Luisa María fue con “Rampa Arriba, Rampa Abajo”, una obra referida a la prostitución en los años 80, bajo la dirección de Lillian Llerena que, a decir de la propia actriz, fue quien la descubrió, sacó su esencia y la enseñó a mirar hacia dentro.
Luego subió a las tablas con “Mar Nuestro”, una obra del dramaturgo Alberto Pedro dirigida por Miriam Lezcano. El texto narra la historia de cuatro mujeres muy diferentes que se lanzan al mar en busca de un nuevo destino, donde Jiménez encarnó un personaje muy exigente que se transforma prácticamente en una asesina y le reveló emociones nuevas y muy intensas.
“La actuación te ayuda a descubrir un volumen de cosas, pequeñas gavetas que componen tu cuerpo y que debes encontrar en ti. Gracias a esas experiencias he logrado no temer a ningún personaje, aunque sé que todavía queda mucho por explorar en mi interior”, declaró durante una entrevista en la televisión cubana.
Entre muchas otras experiencias teatrales recuerda con especial cariño la pieza “Ritual de una noche de San Juan” que presentó junto a Luis Alberto García en España y el unipersonal “Estoy divinamente así”, bajo la dirección de Raúl Lima y que la hizo merecedora de un Premio Caricato.
Aunque asegura que nunca cierra las puertas a volver al teatro, siempre que la propuesta sea interesante, sí es cierto que la pequeña pantalla la atrapó inevitablemente. ¿Cómo no recordar a la Tojosa de “Sol de Batey”?
Ese fue un papel que nunca se escapará de la mente de los cubanos y que a Luisa María como actriz le aportó muchísimo para descubrir quién era y cuánto tenía dentro. Como ella ha dicho, es uno de esos personajes que te ayudan en la búsqueda interior.
Entre otras producciones reconocidas en que se pudo ver a la actriz están “La Botija”, que la hizo merecedora de un premio de actuación y las telenovelas “El año que viene”, “Tierra brava”, “Salir de noche” y “La cara oculta de la luna”, siendo premiada igualmente por esta última.
En el cine, su primer protagónico fue en la cinta “Rosa la China”, de la directora chilena Valeria Sarmiento, pero sus apariciones en el séptimo arte transcurrieron también en otras obras como “Se permuta”, de Juan Carlos Tabío, “Flechazos”, de Orlando Rojas, “Dónde está mi hijo”, de Lucio Gaudino, “Santa Camila de La Habana Vieja”, de Belkis Vega, “Venir al mundo”, de Miguel Torres, “Viva Cuba”, de Juan Carlos Cremata, “¿Por qué lloran mis amigas?”, de Magda González Grau, y “Barrio Cuba”, de Humberto Solás, entre otras.
Luisa María Jiménez también se declara una apasionada de la moda, lo que la llevó a tomar clases de modelaje y ejercer como modelo en “La Maison”. Además, trabajó para reconocidos diseñadores cubanos y para colecciones de Paco Rabanne y el Marqués de Pucci. Y por si fuera poco, fue fotografiada por el gran Alberto Korda, entre otros destacados artistas del lente.
En los últimos años, poco se le ha visto en la pantalla cubana debido a un dramático episodio que casi la lleva a la muerte y que la separó de la actuación por un tiempo. La actriz relató a la cadena UniVista TV detalles del suceso sucedido alrededor del año 2013 cuando enfrentaba un complicado momento personal que perjudicó su salud.
“Me subió la presión y sentí como un disparo en la cabeza, algo que se rompió dentro de mí y caí muerta. No supe más de mí hasta que pasó todo. Yo quedé como un vegetal. Me dio un derrame cerebral hemorrágico”, contó en la entrevista.
La lesión le provocó varias limitaciones de movilidad y le afectó la comunicación oral, pero con su fuerza personal y la ayuda de su familia inició un fuerte proceso de recuperación que le permitió restablecerse en tiempo récord.
En 2020, el público cubano agradeció el regreso de la popular actriz a la televisión cubana con la telenovela “El rostro de los días”, en la cual participó como invitada encarnando un personaje que se ganó la admiración de los televidentes una vez más. Después volvió a las pantallas en la telenovela “Tú”, dirigida por Lester Hamlet y que contó con un elenco actoral de lujo y un complicado proceso de rodaje durante la pandemia de la Covid-19.
Hablar de su trayectoria en las artes es todo un reto, no solo por la cantidad de materiales en los que la cubana ha participado, sino por su diversa trayectoria en varias manifestaciones. Con los nuevos tiempos, Luisa María ha logrado desde sus redes sociales que sus admiradores sigan su carrera y un poco de su vida personal.
Desde sus perfiles muestra su faceta de madre y abuela con hermosas imágenes de su nieta Aurora y su hija Amanda, quien ha heredado sus dotes para el modelaje. Pero también se le ve rodeada de amigos en La Habana o Miami, mimándose en algunos salones de belleza, compartiendo en espacios televisivos o engalanada en impresionantes sesiones de fotos.
Así continúa dejando su rastro la Tojosa, entre inolvidables personajes, atrevidas fotos y muchísimas muestras de cariño de sus admiradores. Si se siente su ausencia en las pantallas cubanas habrá que recurrir a las redes sociales donde siempre sorprende con su mirada penetrante, esa sonrisa inolvidable y una elegancia propia de las grandes de Cuba.