Conversar con Kelvis Ochoa es hacer un viaje musical y emocional a través de la diáspora
El reconocido cantante cubano Kelvis Ochoa ha compartido con Diario de Cuba reflexiones profundas sobre su carrera musical, su conexión con diversas culturas y su constante búsqueda de reencuentros tanto personales como profesionales. Esas que le aseguran no querer desconectarse con su isla, país al que dijo aspira y desea volver a ir a tocar.
Ochoa, cuya música es capaz de evocar sueños y pasiones profundas, ha vivido entre Cuba, España y, más recientemente, Miami, tejiendo una rica tapestria de experiencias y sonidos que reflejan su herencia y sus vivencias.
Tras vivir muchos años en Madrid, Kelvis recuerda con cariño su tiempo en la ciudad española, describiéndolo como un período de felicidad y enriquecimiento cultural, compartiendo momentos con españoles, cubanos, africanos y gente de todo el mundo. Este retorno a Madrid se siente para él como volver a casa, a escenarios que considera suyos por naturaleza, donde el placer de cantar y compartir nuevas producciones con el público se convierte en un ejercicio de amor y entrega.
Kelvis también habla de su conexión con Miami, una ciudad con la que mantiene una relación laboral de dos décadas y donde reside actualmente.
A pesar de su traslado, afirma sentirse en casa, rodeado de familia, amigos y un público que lo sigue y admira. En Miami ha encontrado el espacio ideal para componer y continuar desarrollando su obra, lejos de las presiones políticas, centrado en el amor, la familia y las relaciones humanas, temas recurrentes en su música.
La obra de Kelvis Ochoa se distingue por su enfoque en el amor, la diáspora, la naturaleza y los sentimientos universales, más allá de cualquier inclinación política.
A través de sus canciones, como «Arenas de Soledad», explora las complejidades de las relaciones humanas, el amor a distancia y la separación familiar, ofreciendo una perspectiva íntima y sensible que resuena con audiencias de todo el mundo.
En su regreso a los escenarios, Kelvis busca no solo presentar su música sino también reafirmar su compromiso con un arte que trasciende fronteras, generaciones y políticas, celebrando la universalidad del sentimiento humano y la capacidad de la música para unir y sanar.
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