Judoca Driulis González, de multimedallista en Cuba a entrenadora en EE.UU.

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La judoca cubana Driulis González, quien se ganó a pulso el ser considerada una de las figuras más grandes de este deporte, trabaja como entrenadora en el Club Ricardo Tuero de Judo en Miami. 

Temida como atleta, Driulis, que tras retirarse del deporte activo en 2010 se unió al cuerpo de entrenadores del equipo femenino de judo en Cuba, reside desde hace un tiempo en Florida, Estados Unidos.

Recientemente entrevistada por la periodista Julia Osendi, la guantanamera, exaltada en 2015 al Salón de la Fama de la Federación Internacional de Judo, dijo sentirse “excelente” entrenando niños en una academia donde también está la judoca cubana Yurisel Laborde.

“Pienso que es un club de mucha calidad y que estos nenes tienen mucho talento. Me gusta realmente transmitirle mi experiencia a esta nueva generación”, recalcó la conocida como La Reina del Judo. 

“Me siento muy feliz, muy contenta, de maravilla. Me siento muy bien valorada y acogida aquí. No solamente en este club, sino en todos los que he tenido la oportunidad de estar. Me he sentido como en mi casa”, subrayó sobre su paso por varios tatamis floridanos.

Sus ocho medallas en campeonatos mundiales, siete en Panamericanos de Judo, cuatro en Olimpiadas, cuatro en Panamericanos y tres en Centroamericanos, así como varios otros títulos internacionales, la convirtieron en la segunda atleta más laureada del planeta, una de las más completas de todos los tiempos y la mejor del siglo XX en América.

Al hablar con Osendi, la judoca de 50 años recordó el oro que logró en Atlanta 96, una medalla que “marcó mi carrera deportiva” y la cual calificó de “muy trascendental” porque la consiguió estando lesionada y cuando parecía imposible. No en vano no olvida la confianza que le tuvo entonces su profesor, Ronaldo Veitía.

Sobre su plata en Sidney 2000, cuyo final disputó con la española Isabel Fernández, admitió que no justifica la derrota: “Le tocó ganar a ella”. Si bien para la cubana una medalla de plata es “como si fuera una de oro”, “las dos estábamos en una muy buena forma deportiva y cualquiera de las dos podía ganar la medalla de oro”.

Para Driulis, que se llevó el bronce en Barcelona 92 y en Atenas 2004, y a los 35 años, en Beijing, en 2008, terminó en quinto puesto, significa “algo muy grande” estar entre las mejores judocas del mundo.

En resumen, la Leyenda del Judo, como también se le conoce, imparte clases magistrales a la espera de poder reunirse con su único hijo, Peter Sadiel. 

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