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Cuba

Cubanos “aprovechan las manzanas de La Puntilla” y se revelan contra absurdos y abusos de precios en tiendas cubanas

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Cuando el bloguero cubano Iroel Sánchez dio a conocer a través de su blog La Pupila Insomne el caso de las 15 mil manzanas en La Puntilla, lejos de apuntarse una victoria contra el acaparamiento indebido y la lucha ideológica en Cuba, provocó una especie de reacción en cadena que, hasta el día de hoy, ha destapado no pocas chapuzas empresariales en la isla, reportes de abusivos y abultados precios en varios centros comerciales del país, y hasta una contundente respuesta económica por parte de uno de los economistas más destacados en la isla, Juan Triana Cordoví, a la cual, Iroel aún no ha respondido.

El hecho, ya lo sabemos, desembocó en una sanción expedita a ocho involucrados, desde la cajera dependienta hasta el chofer de la camioneta Cimex que trasladó la mercancía, pasando por los almaceneros, estibadores y jefes de tienda.

Sin embargo, tal y como nos tiene acostumbrados la prensa oficialista, de otros fenómenos similares nada se dice.

Con posterioridad al asunto de las manzanas de La Puntilla, salió a la luz el triste caso de unos spaguettis sin gluten (500gr) vendidos en 5ta y 42 al significativo precio de $13.95 cuc. Spaguettis que, horas después de “su denuncia” a través de las redes sociales “desaparecieron” milagrosamente del estante dónde estaban siendo exhibidos. En lo que parece ser un típico caso de “multa” al consumidor, o tal vez una compra ajustada a alto precio para recibir comisiones, ningún medio cubano oficial se hizo eco del asunto. Tampoco los directivos de la tienda enjuiciada.

Unos pulpos que nadie compra y que se exhiben congelados desde hace ya un buen tiempo en una tienda de Miramar tampoco levantó ronchas entre los defensores del caso de las manzanas, a pesar de su abultado precio (además)

Tampoco salió a explicar nada los administrativos de la tienda donde unos jabones Lux no querían ser vendidos y que levantó un comentario por parte de la dependienta hacia el cliente digno de ser incluido en el récord de Libros Guinness: “Ay, Señor, no se bañe hoy“.

Aún se esperan reacciones en relación con los cientos de paquetes de picadillo exhibidos en una nevera sin corriente eléctrica en un establecimiento comercial de La Habana, y tampoco se ha sido solidario con la denuncia efectuada por el comediante-crítico social Luis Silva en relación con el maltrato, los absurdos y horrores, abandonos, y cerco contra los “emprendedores privados” los únicos que – y esto es una verdad de Perogrullo – están sacando la cara por la esfera de los servicios en la isla.

Alguien comentaba a través de la red social de Facebook que al parecer, para que estas y otras historias salgan reflejadas en la prensa oficial cubana, alguien visiblemente vinculado a los medios estatales en la isla deberá ser afectado directamente o estaremos condenados a seguir viendo pasar los errores. Errores que se acumulan día a día, de establecimiento en establecimiento, y que constituyen ya casi parte de nuestra cultura. La isla ha estado golpeada económicamente por tantos años que, es normal, -o se ve así – tanto control o respuestas de NO ante lo que dictan las leyes de la lógica.

Quizás preocupa también, y a muchos, que este modus vivendi se esté exportando hacia otras geografías, visto lo sucedido con la bastante célebre ya Luisa Taco Bell, en un establecimiento de comidas rápidas en Hialeah, ciudad de Miami. O como le dijera una mesera cubana hace poco a un conocido de este redactor en un restaurante de Miami, al momento de traerle la cuenta. Luego de ser descubierta cuando quiso inflar la misma con unos veinte dólares salidos de la nada, y ser “regañada” por el administrador – cubano también – la muchacha argumentó que “si él era cubano, no tenía que haber formado ese lío por veinte pesos“.

Mientras, dejemos en espera parte de la soberbia intervención de Triana en relación con el suceso de las manzanas y que, hasta el momento, no ha tenido respuesta, y al parecer no la tendrá nunca.

Mientras nos debatimos en este pastel de manzana, temas muy sensibles y decisivos para el bienestar, para la percepción de prosperidad, para la justicia social y para la equidad, así como para el desarrollo, permanecen sin solución, a pesar del esfuerzo realizado y de las horas que muchas personas le han dedicado.  Asuntos que han sido públicamente tratados por nuestros diputados más de una vez o que han aparecido también más de una vez en las asambleas de rendición de cuentas de los barrios.  

Algunos ejemplos: la débil dinámica de la inversión extranjera, la baja participación de la inversión en ciencia y tecnología en el volumen total de inversiones, el éxodo de profesionales, salarios tan deprimidos que ya están casi  psiquiátricos, el uso para beneficio personal de servicios públicos, el deficiente sistema de atención a las personas de la tercera edad, la falta de insumos básicos en hospitales –como sábanas, toallas, jeringuillas y agujas (que por cierto, estas últimas se venden en las farmacias en CUC)–,  las medicinas por la izquierda, la falta de médicos, las deficiencias casi seculares de transporte público, la basura en las esquinas y la falta de higiene de la ciudad, el déficit de vivienda. 

texto de opinión: Roberto Lamelo

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