Cuba
Cuba: Del Rey del Queso al Rey del Puré de Tomate
El gobierno de Cuba no acaba de entender que es una ESTAFA comprarle a un campesino sus producciones “a kilo el mazo” para luego vender el mazo a peso en los agromercados. Ha sucedido esto desde que el mundo es mundo y, desde que el mundo es mundo también, los campesinos reportan muchos menos productos para lograr equiparar otras compras, por ejemplo, de insumos, para poder seguir cosechando productos.
El pasado mes de junio, oficiales del Ministerio del Interior (MININT) decomisaron unas 48 toneladas de ajo a un campesino de Alquízar, provincia Artemisa, en el occidente de Cuba.
Inmediatamente acusaron al campesino, perteneciente a la CCS Frank País, de “enriquecimiento ilícito”. El hombre había evadido la entrega de 75 toneladas de ajo, cosechadas por él. Esta evasión suponía una “violación de lo establecido”, ya que se suponía que esas toneladas de ajo fueron a parar a Acopio, un organismo que el Estado cubano ha reconocido como un verdadero estorbo en su cadena de distribución de alimentos pero del que no logra zafarse, porque no encuentra la fórmula para sacar eficazmente los productos del campo.
Aquel campesino estaba obligado por medio de un contrato a venderle a acopio las 75 toneladas de ajo. Acopio le compraba la libra a $5,45. El Estado la vende a $46.
Sin embargo, el campesino que las cultivó las vendió solo a 12 pesos, pero el Ministerio del Interior lo acusó -repetimos- de enriquecimiento ilícito. El Estado le sacó unos 40 pesos por libra de ganancias al ajo que no cultivó. El campesino artemiseño que se rompió el lomo cosechando el ajo apenas “le sacó” de ventaja unos 7 pesos por libra.
“La fórmula” se repitió con el llamado Rey del Queso.
El arresto de este hombre, ocurrido también en Artemisa, generó una ola de simpatías sin igual dentro de los cubanos, que entendieron como pocos que al hombre lejos de sancionarle deberían estimularle. Artesanalmente y sin apoyo del Estado, había logrado establecer un mecanismo de fabricación óptima de un producto con gran cantidad y variedad que surtía a no pocas paladares del municipio de Playa. Este hombre, por sí solo, había logrado hacer lo que Comercio Interior de la capital ni siquiera rozaba con su ineficiencia. ¿Su delito? Desviar parte de la leche que tenía contratada para fabricar el queso. El reportaje no dijo que papá Estado le compraba la leche en una baratija; o que en ocasiones ni se la recogían -quizás, porque sí, esto sucede también- y que el hombre había encontrado el mejor método para hacer rentable su esfuerzo.
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Ahora, hace apenas unas horas, ha saltado un caso similar al del Rey del Queso. Un campesino cubano se “apropió” de su cosecha “para elaboraciones personales” y las autoridades del municipio de Los Palacios, Pinar del Río, le fueron encima con todo.
El sujeto se encuentra en prisión provisional con cargos por “actividad económica ilícita”. Es decir: por utilizar los tomates de su cosecha para producir y comercializar puré de tomate. Alegan contra él que “no tenía autorización legal para fabricar puré de tomate”.
Esta claro que si el tomate se lo pagaran a un precio justo, este campesino no hubiese tenido la necesidad de meterse en el embarrotillo de fabricar el puré y envasarlo; pero como la libra de tomate se la compran a una baratija, le achacaron el incumplimiento con la entrega de 20 toneladas de tomates a la industria de Pinar del Río en la pasada campaña de frío.
Carlos González Ocasio, delegado de Agricultura del municipio, lejos de gestionar mejores precios para el campesinado por los productos o incentivar el establecimiento de una minindustria de puré de tomate en casa del campesino, criticó que el hombre usara el tomate en puré y que no lo entregara para ser vendido en los mercados agropecuarios. Al agricultor se le acusó de haber comercializado de forma ilícita 2.500 botellas de puré de tomate.
Tomate… un producto que año tras año, por toneladas, se echa a perder en los campos de Guantánamo porque Acopio, es decir, el Estado y gobierno de Cuba en ese territorio, no tiene creada la infraestructura para recoger miles de toneladas de los campos. A veces ya cosechadas, a veces aún en el surco. Tomate que se pudre, que ni siquiera sirve para puré.
Del otro lado de la isla de Cuba, un campesino purgará pena en la cárcel por desviar 20 toneladas.
Ariel P.
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