Saltador con muletas se roba el show en evento cubano de puenting

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Si tirarse de un puente -con todo y arnés protector- parece cosa de locos, que encima lo haga alguien con muletas, sobrepeso y una buena dosis de veranos en las costillas ya es delirante. Sin embargo, el pasado fin de semana hizo “puenting” en Canímar, Matanzas, un cubano con todas esas “limitantes”, y dejó con la boca abierta a más de uno…

Se trata de Orlando Félix Velázquez Sánchez, quien protagonizó uno de los saltos más espectaculares y técnicamente impecables de los realizados en el evento del pasado domingo 2 de abril, organizado por el proyecto Entre Montañas. Llegó con sus muletas, se trepó a la baranda del puente, y se lanzó como un clavadista que no le teme a la plataforma ni al abismo.

Una y otra vez repetimos que las apariencias engañan, y aún así, la gente suele irse “con la de trapo” y juzgar sin conocer: a primera vista, Orlando Félix parece un “puro” cualquiera, con su abultado vientre y melena canosa, pero se trata de un miembro fundador de la Sociedad Espeleológica de Cuba, con abundante experiencia como saltador, pero también como socorrista.

De hecho, el pasado año se integró a los equipos de rescate que laboraron en las tragedias del Hotel Saratoga y el mega-incendio en la base de supertanqueros de Matanzas. Vive en La Habana, pero se movilizó entonces para ayudar a salvar vidas en medio del infierno de agosto pasado, lo cual acabó pasándole factura…

«Producto de la inhalación de gases tóxicos provenientes de la combustión de los hidrocarburos, sufrió hospitalización complicado con neumonía tóxica. Anteriormente, estuvo de rescatista en la explosión del Saratoga», relató en el grupo Fotos de Matanzas La Bella el forista Luiso Álvarez, quien precisó que «cuando se habla de aventura o deportes de riesgo con cuerdas en Cuba, hay que bajar la cabeza con él (Orlando), mucha experiencia…»

El “puenting”, también conocido como puentismo o salto con liana, consiste en saltar desde una altura considerable con una cuerda elástica atada al torso o al tobillo, requiere de buenos equipos, pero también de mucho coraje, y el rigor para revisar una y otra vez la seguridad.

En Cuba el puenting ha ido desarrollándose como un deporte de riesgo que, aunque su clímax dura unos pocos segundos, genera muchos adeptos. Quienes lo practican dicen que aman el subidón de adrenalina y el sentimiento de libertad que se vive durante la caída. Se ha hecho en el imponente puente de Bacunayagua pero si tiene una meca en la isla, es en el cruce sobre el río Canímar.

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