Aparte de la puerta flotante de Titanic se vendieron otros objetos en la subasta, como el hacha usada por Jack Nicholson en El Resplandor.
En una reciente subasta que capturó la atención de cinéfilos y coleccionistas por igual, la icónica puerta flotante utilizada en la película «Titanic» de 1997, que permitió a Rose sobrevivir en las gélidas aguas del Atlántico, ha sido vendida por la impresionante suma de $718,750. Nada mal para un objeto que no perteneció al Titanic original, pero sí a la cultura cinematográfica.
La venta de la puerta flotante de «Titanic» no solo subraya el valor duradero de los objetos de utilería relacionados con el cine, sino que también ha reavivado uno de los debates más acalorados en la historia del cine.
Varios medios como BBC.com, destacaron en memorables crónicas la venta de la famosa «puerta» como un momento significativo en la memorabilia cinematográfica. Este objeto no solo representa una pieza crucial en una de las escenas más recordadas y debatidas de «Titanic» – diríamos que la más recordada y debatida – sino que también evoca la tragedia y el romance inmortalizados por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, quienes interpretaron a Jack y Rose, respectivamente.
TIME subraya cómo la venta ha reiniciado el debate que ha perdurado desde el estreno de la película: ¿Había suficiente espacio en la puerta para salvar a ambos, Jack y Rose? Este dilema ha generado innumerables discusiones, análisis y experimentos por parte de fans y expertos, intentando resolver una de las mayores «¿qué pasaría si?» en la historia del cine.
Los análisis científicos han concluido que sí, que el grosor de la puerta y sus dimensiones hubiese permitido que, si uno se hubiese acostado de una forma y el otro de otro, ambos hubiesen sobrevivido, pero recordemos que esto es un guión de cine, y que película al fin, algún héroe tiene que morir. O al menos así lo quiso James Cameron.
The Guardian calificó la venta de la puerta como controversial, señalando la fascinación continua del público con la historia del Titanic, tanto la real como la representada por Cameron. La elevada cifra alcanzada en la subasta refleja no solo el valor monetario de este objeto, sino también su valor sentimental para muchos que ven en «Titanic» una de las mayores historias de amor jamás contadas en la pantalla grande.
En la página de la subasta donde aparece la pieza, puede verse que ahora, si alguien quiere comprar la puerta, debe ofrecer al menos $898, 438 mil dólares al dueño.
Por cierto, este no fue el único objeto vendido o que aún está a la venta perteneciente a Hollywood. En la subasta tenemos también el vestido usado por Kate Winslet en la escena final de Titanic, que se vendió por $125,000 (£98,743), el látigo de Indiana Jones de The Temple of Doom ($525,000/£414,717) y el hacha de Jack Nicholson usada en The Shining ($125,000/£98,743).
El traje simbionte negro de Tobey Maguireen Spider-Man 3 se vendió por 125.000 dólares (98.743 libras esterlinas), mientras que una lata de crema de afeitar utilizada por Wayne Knight para sacar de contrabando embriones de dinosaurios en Jurassic Park recaudó 250.000 dólares (197.451 libras esterlinas) y un desintegrador que llevaba Carrie Fisher en El retorno del Jedi recaudó 150.000 dólares (118.463 libras esterlinas).
Varios artículos que no se vendieron en la subasta del lunes todavía están disponibles, incluido la tanga roja usada por Mark Addy en The Full Monty que se puede comprar por $ 625 dólares o £ 494).
La venta de la puerta flotante de «Titanic» no es solo un testimonio del poder duradero de la película en la cultura popular, sino también un recordatorio de cómo objetos inanimados pueden convertirse en símbolos de momentos cinematográficos que perdurarán para la historia.
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