Lily Bergues, actriz: “Tengo la vida partida en dos”

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MIAMI.- A Lily Bergues no se le ocurre una palabra que pueda realmente describir lo que se siente al emigrar. Con apenas tres meses vividos en Miami, lo mejor que puede decir es que es como “tener el corazón roto y tratar de ir armándose de a poquito”. Porque “no te sientes de aquí, ni de allá”. Porque, en su caso, sus pies están en Estados Unidos, pero su mente está en Cuba. 

Lily, que es madre de dos hijos que han aparecido en el cine más veces que ella misma, es una mujer valiente y como tal se siente preparada para comenzar de cero. “Ojalá el universo me lo permita”, dice inundada por la sensación de que “he vuelto a nacer”. Pero, aunque es difícil entender cómo funciona un nuevo sistema, “empezaría todas las veces que hicieran falta para sacar a mi familia adelante”.

Aunque para muchos es solo la actriz cubana que se puso en la piel de Marina, en la telenovela cubana ‘Asuntos Pendientes’, Lily es muy parecida a Marina. “Es el personaje de toda mi carrera que más puntos de contacto tuvo conmigo”, porque está “lleno de valores” que ella suele defender siempre. 

Como Marina, esta santiaguera de 40 años se siente mal cuando se equivoca, y es agradecida y bastante sensible. Además, pone la amistad por encima de mucho. Reconoce a Cuballama Noticias que le gusta muchísimo ayudar a los demás, por lo que “la empatía es el rasgo que me define siempre”.

-¿Qué crees que distingue a los santiagueros?

-Los santiagueros son personas muy nobles y muy valientes también. Pero si tengo que destacar una cualidad que realmente los distingue, es lo solidarios que son. Los santiagueros te brindan absolutamente todo lo que tengan, te abren las puertas de sus hogares y de sus vidas. Además, les cuesta rendirse. Esa sangre caliente con ese temperamento alegre es lo más lindo que tienen.

-¿Qué te enseñó trabajar en un restaurante en La Habana?

-El trabajo siempre ennoblece. Trabajar como mesera me hizo abrir los ojos a otro mundo. Yo no sabía hacer nada más, solo actuar. Además de aprender algo nuevo (cosa que siempre amo) me ayudó a entender que no pasa nada si haces otra cosa, que no hay motivos para derrumbarte o frustrarte, porque estás llevando el dinero a casa, que siempre es la finalidad de un trabajo. Escuchaba a mis compañeras que tenían muchos proyectos paralelos en la actuación y yo ninguno, solo tenía ese lugar. Pero lejos de deprimirme, le ponía muchas más ganas. No importa lo que haga como trabajo, siempre le pondré amor y constancia. Por mucho que siento que nací para actuar, el restaurante me enseñó a ser más práctica.

-¿Cuántos asuntos pendientes tiene Lily por resolver? ¿Cuál de ellos es el más importante?

-Uff, muchos. Soy una persona de cortas y largas metas. Nunca terminan y si las voy solucionando siempre quiero más. Siempre quiero avanzar. Quiero tener a toda mi familia conmigo. Quiero traer a mi perro a este país. Quiero ya tener la licencia de conducción y la ciudadanía (ríe). Es que mi defecto es quererlo todo rápido (vuelve a reír). Urgente: quiero tener un trabajo donde pueda crecer y encontrar un camino para seguir creciendo. 

-Cada vez son más los actores que, por uno u otro motivo, emigran de Cuba. ¿Crees que habrá siempre quien continúe en la isla el camino que ustedes empezaron?

-Siempre habrá actores. Los cubanos somos talentosos en lo que hacemos, es algo natural. Hay muchos jóvenes que siguen soñando y estudiando la carrera. Nuestra naturaleza es de rebeldía y por eso el arte siempre guiará la lucha por los cambios. Siempre habrá quien se quede. Y siempre habrá quien lo agradezca y lo disfrute.

-¿Cómo es que a una actriz no le gusta ser el centro de atención?

-Pues es así, no soporto ser el centro de nada. Me pone nerviosa y no sé lidiar con eso. Me da pena. Tengo algunos matices complicados: me cuesta hablar de mí misma. Cuando oigo a las personas hablando de mí, me pongo nerviosísima y rara vez siento que me merezco esas palabras. Tampoco me gusta ver mis cosas en televisión y, si lo hago, me gusta estar sola. Sin embargo, adoro estar para los demás, es más fácil y me da mucho más placer. 

-¿Te pones más nerviosa cuando actúas tú o cuando lo hacen tus niños?

-Siempre me pongo nerviosa cuando voy a actuar, pero los nervios son tremendamente importantes también si sabes controlarlos, porque indican lo mucho que te importa lo que haces y cuánto ansías que salga bien. Definitivamente cuando trabajan mis hijos me pongo mucho más nerviosa, aunque ellos lo dominan mejor que yo. Paso malos ratos y no me gusta estar viendo sus escenas.

-¿Qué, además de la actuación, te hace feliz aunque no te deje dormir?

-Me hacen feliz mis hijos, sus avances, por mínimos que sean. Me hace feliz mi esposo. Me hace muy feliz saber que mi familia tiene buena salud. Me hace feliz viajar. ¡Me hace feliz ser libre!

-¿Cómo se lidia con la idea de que si no sales en televisión no eres actriz?

-Te acostumbras a que no te consideren actriz si no sales en televisión. Al principio, molesta algo, pero entiendes que al teatro no van muchas personas (incluyendo directores de televisión). Yo le tengo mucho amor y respeto al teatro. Para mí es el medio más difícil. He alcanzado cosas hermosas en las tablas. Y cuando has hecho una carrera en el teatro con tantos reconocimientos, pues ganas mucho en seguridad, y este tipo de comentarios llega también a darte risa.

-¿Crees que pudiste hacer más trabajo en Cuba? ¿Te hubiera gustado que la gente te viera más?

-Sí, pude tener más trabajo en Cuba. Tenía muchas propuestas, incluido un programa en el que siempre quise estar y me llamaron para decirme que me lo darían, pero tuve que decir que no, porque ese día volaba hacia acá. Me sinceré con la productora y recuerdo que ella empezó a llorar. No nos conocemos, no sé quién es, pero yo también empecé a llorar. Es muy difícil dejar atrás todo tu mundo. Apenas había estrenado un monólogo hermoso que seguramente hubiera seguido poniendo. Tenía también alguna otra propuesta en televisión. Pero es así. Me hubiera encantado que me vieran más, solo por el hecho de que el público cubano es hermoso y se merece pasar buenos momentos frente al televisor o en el teatro.

-Has dicho que viniste a Estados Unidos “por amor”, pero que tanto tú como tus niños estaban “al límite”. ¿Qué sientes que habían perdido en Cuba? 

-Sí, vine a Estados Unidos por amor. Llevaba cuatro años de casada, separada de mi esposo. Pero ese amor también incluye el futuro que quiero para mis hijos, para mí, para mi familia. Había perdido la fe y la esperanza de un cambio. Había perdido las ganas de seguir resistiendo. Había perdido fuerzas.

-¿Por qué para ti tu vida está donde está tu familia?

– Tengo la vida partida en dos: en Cuba y aquí en Estados Unidos. Siempre voy a elegir quedarme lo más cerca de mi familia. De nada vale tener mejor calidad de vida si te toca separarte de tu familia. Creo que es la razón principal de esa tristeza tan enorme que sentimos los que emigramos. Estaremos siempre con el corazón partido.

-¿Por qué consideras que la amistad es el sentimiento más sublime?

-Esa frase la hice mía porque creo en ella, pero no la dije yo de primera. Antes la dijeron la dramaturga Paloma Pedrero y Mary Wollstonecraft, pionera del feminismo, y tuve el placer de darle vida en un monólogo. Para mí, las relaciones humanas y de pareja deben estar basadas en este sentimiento, en la admiración, el respeto, la elección. Sin mis amigos, esos que te escuchan, te apoyan, te tienden sus brazos y te sacan risas y lágrimas, no soy nadie. Mis amigos son mi mayor tesoro. A ellos siempre mi eterno amor.

-¿Cuánto crees que puedes avanzar como artista fuera de la isla?

-No sé cuánto puedo avanzar como actriz aquí. He hecho las paces con eso. Antes de venir pensé que todo ya lo dejaba cerrado, sin embargo, lo primero que he hecho aquí ha sido actuar. De todas maneras, desde los seis años actúo; no pasa nada si no lo hago más. Al final, actuar es un trabajo como cualquier otro. Lo importante es ser feliz con lo que hagas. Estoy muy agradecida con lo que la vida me pone delante. Así que esperemos.

-¿Qué consejo le darías a los miles de cubanos que, como tú, han emigrado recientemente?

-Ojalá tuviera la experiencia para poder aconsejar. Pero yo creo que lo mejor que le puedo dejar a las personas que emigran es que sean valientes. Y si no lo son, que lo aprendan, y que hagan lo que hagan que sea desde el amor. Que no olviden a los suyos. Siempre será lo más importante. 

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