Calendario entre la autenticidad y los límites de la censura

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Calendario fue sin duda un interesante acercamiento a la realidad cubana de hoy. La serie que finalizó este domingo mostró aspectos de la sociedad cubana que se ocultan o no se ven reflejados habitualmente en los medios estatales de comunicación. O cuando lo hacen lo esgrimen de una manera superficial o edulcorada como son los casos de la sangría migratoria, la prostitución, la homosexualidad en las escuelas, las dificultades de las personas en libertad condicional o con antecedentes penales para encontrar trabajo, y los intereses de los adolescentes y jóvenes cubanos de hoy, entre otros temas.

Es cierto que los realizadores de la serie abordaron varios conflictos de la Cuba de este siglo hasta el límite que les permitió la consabida censura. O sea hubiera sido muy honesto y edificante reflejar otros asuntos medulares como las famiias que tienen a sus hijos presos por exigir sus derechos o manifestarse en las protestas populares que han sacudido la isla, o los hijos que crecen sin sus padres por el mismo motivo, o las consecuencias más graves de la migración para el futuro y el presente del país.

Más allá de esas razones Calendario fue una obra importante sobre todo para una parte de los jóvenes y adolescentes cubanos que podrían haberse reconocido en las pantallas. El dramatizado fue además víctima de la propia situación del país. Desde su inicio hasta el final la mayoría de su elenco se fue de Cuba para tener un mejor futuro fuera de la isla y poder desarrollarse profesionalmente a mayor escala.

Hablamos de actores jóvenes con un talento brillante pero que no vieron su futuro en la isla. Así Calendario fue incorporando nuevos actores a su elenco y quizá esas entradas y salidas repercutió en la diferencia entre las interpretaciones de varias de sus figuras principales. Con sus puesta en escena una buena parte de los actores convenció al televidente pero otra no tuvo las herramientas actorales suficientes para estar a la altura de las necesidades del guión.

En cuanto a los actores más consagrados que participaron en la serie su desempeño aportó de forma considerable a su resultado y se acopló perfectamente a la hornada de nuevas figuras de la actuación en Cuba que estuvieron en el dramatizado.

La serie tuvo la virtud de realizarse en medio de la más grave crisis económica del país durante las ultimas décadas, con todo lo que eso implica en el acceso a recursos y en los requerimientos de la producción.

En la isla algunos dramatizados de este tipo tienden a edulcorar la realidad o a tratar de dar lecciones políticas al uso, algo de lo que escapó bastante bien Calendario aunque a veces, quizá por obligaciones del guion, debió sumarse mediante parlamentos o imágenes políticas al adoctrinamiento típico en las escuelas cubanas.

Calendario tiene muchas formas de analizarse en cuanto a su resultado y a su capacidad de abordar una realidad tan difícil como es el presente cubano; pero si bien no se adentró por razones lógicas en todos los conflictos de los jóvenes en la sociedad cubana, si fue válido este acercamiento que ojalá dé paso a otras series que vuelvan a atrapar la atención del espectador.

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