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Cuba

El Vedado habanero no se libra de la basura en sus calles

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Texto y fotos: Lucía Jerez

Dejan contenedores en zonas del Vedado que luego no se pueden retirar por falta de combustible y la basura se acumula

Hace semanas que los vecinos de la calle Humboldt entre O y P, en el Vedado capitalino, expresaron su incomodidad por un contenedor enorme de basura que tenían a una orilla de la acera.

Una de las residentes de la zona dijo que lo habían dispuesto durante tres días como una alternativa para aglomerar escombros. Sin embargo, el plazo se extendió y el asunto devino en un vertedero donde pululaban toda clase de insectos y roedores.

“Llamamos a Comunales y la respuesta fue que no había combustible para transportarlo y, por tanto, debería permanecer ahí. Aun así, seguimos insistiendo y elevamos la queja a las autoridades del Partido del municipio”, comenta Alba Pérez.

Luego de un largo período las solicitudes fueron atendidas. Se llevaron el  tanque, pero en su lugar colocaron uno más pequeño. No obstante, las personas continúan vertiendo sus desechos ahí. Si antes todo cabía en el gigante cuadrado, ahora se desborda, incluso, al pavimento.

“Tienen culpa los recogedores porque la dejan acumularse. Imagínate, las casas generan desperdicios y eso hay que botarlo. Además, las autoridades se buscaron que los mismos habitantes de aquí se acostumbraran a que este fuera el espacio para eso. Por mucho rato lo fue”, cuenta Pancho León.

“Al principio, los inspectores se molestaban cuando alguien no permitía que fumigaran su vivienda. De multa y todo era la cosa. Y ahora te pregunto, ¿No provoca infecciones y epidemias toda esa contaminación a la que estuvimos y estamos expuestos?, se pregunta Hilda Perera.

Más allá de la indiferencia de las autoridades y la comprensible indignación de los afectados, asombra constatar que el foco infeccioso en cuestión no se encuentra en ningún suburbio habanero, ni en terrenos intransitados o escondidos. La fuente de mugre y hedor permanece a solo unos pasos del Hotel Vedado, a unas cuadras del Habana Libre, a pocos metros del Hotel Saint Jhons y muy cerca de la emisora Radio Progreso y el Ministerio de Justicia. El culto a la desidia, al abandono y la conformidad irremediable del pueblo hace de la capital una ciudad más desdichada que vieja.

 


 

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