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Cuba

“Todo artista joven que veo me fascina”, reconoce el pintor cubano Pedro Pablo Oliva

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Por Ania Liste

Este viernes 9 de noviembre, en la Galería Scarfone/Hartley de la Universidad de Tampa se inaugura la exposición CUBA: HiStories, del pintor cubano Pedro Pablo Oliva.

Ha pasado mucho tiempo ya desde que nos viéramos por última vez. Fue en el 2000, yo todavía vivía en La Habana, y quedé impresionada por la serenidad con la que Pedro Pablo Oliva hablaba de cualquier tema. Luego, dondequiera que he vivido, tanto en Barcelona como en Miami, siempre está conmigo una serigrafía de Oliva que me regaló una amiga antes de que yo me fuera de Cuba.

Dieciocho años después, y antes de la inauguración de CUBA: HiStories, en Tampa, volvemos a conversar en esta entrevista en exclusiva para Cuballama.


En el anuncio de esta exposición en la Universidad de Tampa se habla de 45 obras que abarcan cuatro décadas de su carrera, incluidas varias nunca antes vistas en los EEUU. ¿A qué obras nunca antes vistas se hace alusión?

Hay algunas obras de gran formato que nunca se han visto en público, y otras que nunca he podido exponer en mi país. La censura ha sido fuerte conmigo de unos años para acá. La mayoría de los funcionarios y dirigentes no soporta la crítica. Tienen pánico a reconocer que el sistema no funciona, en ello le van sus privilegios y sus años dedicados a teorizar. Es duro reconocer esto. Ningún sistema es perfecto. Pero algunos ignoran valores fundamentales como la libertad de expresión. O solo lo aceptan a medias.

El gran flautista (2008)
CORTESÍA: www.artnet.com

Una noche mientras pintaba “El gran flautista” (de la serie El Gran Abuelo) una turba manipulada daba un acto de repudio frente a mi casa. La historia completa de este país todavía se está escribiendo. Ojalá tenga tiempo para leerla.

¿Habrá esculturas en bronce en esta muestra de Tampa?

Habrá algunas esculturas en bronce. Es un medio de expresión que he utilizado en estos últimos tiempos. Es una necesidad propia de indagar en otros espacios y formatos visuales. Uno se aburre de hacer lo mismo.

La escultura me enseña a valorar no sólo las formas secundarias, el espacio, sino también la luz. Uno se siente más cerca de Dios, sólo falta el soplo divino.

La exposición del verano pasado en la Toth Gallery, de Nueva York, “Dos Patrias: Cuba y la noche”… ¿por qué se titulaba así?

El título de la muestra hacía referencia, casi literal, al primer verso del poema “Dos Patrias” de José Martí; creo que la exposición en su conjunto entraba en conjunción con el espíritu del poema.

Formaban estos trabajos una serie que llamé Las extrañas ilustraciones, todos sobre fondos negros. Fue una especie de retorno a unos dibujos de hace muchos años que traían aquellas escenas de lo cotidiano, pero desde la luz. Ha pasado el tiempo, ese implacable juez que siempre nos acecha, va cambiando todo.

Clementina, la Siesta y el Gato (2016). Serie Sillones de Mimbre

La Patria sigue sumergida en su caos político, espiritual y económico, todo va tomando un tono de penumbra que ciega y ensordece. Vivo en un país de gente maravillosa, llena de ternura, amante del beso, la mirada clara y la cultura, pero las utopías, las obsesiones, el liderazgo machista y la falta de una dirección lógica acabaron por enrarecerlo todo. Los errores corrompen. Son dibujos visualmente agradables. La esperanza sigue viva. Vivimos una extraña y larga noche.

Pedro Pablo Oliva y Pinar del Río

El 17 de febrero del año 2000 me concedió una larga entrevista donde hablamos de todo, y de Pinar del Río. ¿Ya se siente satisfecho con lo que ha dado de sí a Pinar del Río?

En ese año todavía mis relaciones con el gobierno eran menos hostiles. Me aceptaban, o me toleraban, pero bajo vigilancia. Después ocurrió la debacle.

Tenía un proyecto sociocultural en la casa, que tenía como objetivo esencial brindar la mayor información posible en el terreno de la creación artística: en el mundo del arte y la literatura, el cine, etc. No había censura en ese espacio; el visitante podía leer lo mismo a Guillermo Cabrera Infante, a Vargas Llosa, la poesía de Nicolás Guillén o el periódico español El País. También se intentaba estimular y reconocer a lo mejor de la intelectualidad en la provincia. Todo sin ánimos de lucro.

Bastó que hiciera públicos mis criterios políticos en dos medios de difusión en el exterior para que me pidieran cerrar el proyecto. Las declaraciones, en lo fundamental, aludían a que no estaba de acuerdo con la existencia de un solo partido, la necesidad de sustituir a los dirigentes cada cierto tiempo y no parecerme bien que se usara la violencia contra quienes pensaban diferente. Esto motivó mi expulsión del Poder Popular, donde era delegado.

Pinar del Río siempre ha sido un sitio conservador, poco dado a disentir. No sé si por miedo genético, por historia, o por falta de liderazgo. Tengo que nombrar como excepción el papel de la Revista Vitral de la Iglesia Católica, bajo la dirección de Dagoberto Valdés, con su constante mirada crítica.

Mi relación con Pinar del Río es espiritual. Allí nací, allí he amado, allí tengo mis hijos y mis amigos, que no son pocos. Salvo excepciones, la dirección política y cultural de la provincia ha sido un desastre. Han pasado tantos demagogos por ella que asusta, pero el conflicto grave es que siempre hemos sido ejecutores de lo que nos mandan a hacer, no creadores. Somos las manos, mas no la cabeza. Es un conflicto cultural. Eso pasa, por supuesto, cuando hay un solo partido. Copiamos, mas no creamos. Nos queremos parecer a los demás y a todos, menos a nosotros mismos. Buena parte de los talentos emigran para la capital, eso es un fenómeno universal, pero grave en las provincias.

No, no estoy complacido, más bien aterrado por la mediocridad de pensamiento. No puede marchar bien un sitio donde se cierra la única escuela de Artes Plásticas existente y un gobierno lo acepta como si no pasara nada.

Por otra parte, Pinar del Río es un sitio tranquilo, con un inagotable almacén de artistas talentosos en todas las manifestaciones del arte. Uno puede encontrar aquí hasta colmillos frescos de elefante.

“La política a veces es cruel y ciega”

El gran apagón (1994) · Serie Refugios

¿En qué cambió su vida cuando le diagnosticaron Parkinson?

El Parkinson le dio un giro radical a mi vida, pero me he sobrepuesto hasta hoy a esa limitación. Me ayudó mucho la atención médica del Centro de Restauración Neurológica (CIREN), el mejor hospital que tiene el país para esa enfermedad y sobre todo el Dr. Carlos Maragoto, optimista y amante del arte. También me ha ayudado mucho el tratamiento del Professional Art Center, en el Jackson Memorial Hospital de Miami.

Creo, incluso, que el Parkinson ha enriquecido formalmente mi manera de expresión. Mis amigos se ríen cuando les digo que entiendo más a los futuristas y a Jackson Pollock. Aprendí a valorar la vibración como armonía entre el espíritu y la materia. Entendí mucho más la teosofía.

Tal vez esto te resulte incoherente ahora, pero uno descubre en carne propia cuántas limitaciones tiene el país a la hora de adquirir las medicinas y la tecnología para aliviar enfermedades de todo tipo. La política a veces es cruel y ciega.

¿Me puede recomendar algún artista joven cubano que lo tenga impresionado por lo que está haciendo?

El Parkinson me ha alejado un poco de la vida cultural. Leo mucho, como nunca en mi vida, y el poco tiempo que me queda se lo dedico a la creación. Todo artista joven que veo me fascina. Vienen con sus cantos y filosofías, derribando patrones. Hablan a veces un idioma que desconozco y con un sentido de la libertad que aplaudo.

No le puedo dejar de preguntar su opinión sobre el decreto 349.

Pitágoras daría una respuesta sabia, pero no está con nosotros. Ningún decreto puede acallar la libertad de expresión. La creación no tiene edad ni escuela. Los artistas están comprometidos con la vida socio-política del país. Todo aquello que intente controlar la creación, está condenado al fracaso.

Al final lo que existe es un miedo horrible a la obra artística que cuestione el proyecto social. La prensa, la radio y la televisión están bajo el control del Estado; ¿qué faltaba? las artes: el teatro, las artes plásticas, la música, la literatura, etc. Faltaba el tapabocas, ya apareció.

“Muchos amigos se han marchado”

Martí, el frío y el mar
(2007)· Serie Alegrías y Tristezas del Malecón

¿Qué significó para usted ilustrar la poesía de José Martí para la editorial Letras Cubanas?

La alegría de estar siempre cerca de la esperanza.

¿Cómo está el coleccionismo de arte dentro de Cuba? ¿Hay gente que ha comenzado a invertir en eso?

Con la aparición de los cuentapropistas, el coleccionismo ha aumentado un poco, no lo suficiente. Falta todavía que no se consuma el arte solo como mercancía sino también como espiritualidad. La obra de arte es mucho más que economía, pero por el camino que van los negocios particulares y el control enfermizo del gobierno sobre las ganancias, el coleccionismo aumentará para el próximo siglo.

¿El último amigo que se ha ido de Cuba y que extraña mucho?

Tengo muchos amigos, no solo del mundo del arte, que se han marchado. Nombrar a algunos y a otros no, no es justo. Otros todavía permanecen aquí intentando cambiar la vida desde dentro.

¿Qué le quita hoy el sueño?

No poder pintar cuanto quiero.

Hace diez años que yo no vuelvo a Cuba. La última vez fue precisamente en noviembre del 2008. ¿Qué me estoy perdiendo?

Cuba es un fenómeno inusual en este mundo. Te estás perdiendo unas maravillosas puestas de sol, el sonido de las ciudades, cada una con una armonía diferente. Te pierdes la angustia diaria de la supervivencia. Te pierdes el recrudecimiento del control y la violencia policial. Estás dejando de disfrutar una juventud con miedo al futuro y otra, optimista y viajera. Te pierdes un país sin rumbo fijo, las ciudades que se desgastan, el llanto de quien parte y de quien regresa. Te pierdes el sudor de las 5 de la tarde, el contrabando, el discurso frío de un funcionario, la corrupción, la angustia de coger un taxi.

Sin Título (2018 ),
de la serie Los extraños fantasmas de la Utopía

Te pierdes el placer de que no te alcance el sueldo del mes, la mesa redonda, la tristeza de un anciano mendigando por la Habana Vieja y el Vedado. Te pierdes el conflicto del agua. Te pierdes los nuevos hoteles para millonarios, las casas que se derrumban, el P1, el pan de la cuota, el beso dulce de una pareja a orillas del Malecón, el paquete, la prostitución y el mar con sus odios y sus ternuras. Te pierdes en las escuelas primarias cada mañana, escuchar a los niños gritar ¡Seremos como el Che!, y oír a un abuelo murmurar y “yo que quería que mi nieto fuera como yo”.

Lamentarás mañana no haber visto cada día el NTV y dormir confiando en el futuro. Te pierdes la lluvia y el olor a ají cachucha. Te pierdes los festivales de ballet, música y cine, el optimismo en la sonrisa de un niño, el cuentapropista, la ropa verde olivo, la historia de las misiones, la medicina gratuita y la que no aparece, la absurda burocracia, la doble moneda, los nuevos comunistas millonarios, la envidia, el odio y el amor, el cartón de huevos, la libreta de abastecimiento. En fin, te convoco a que regreses, a que retornes. Te estás perdiendo lo mejor: el fin.

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