Cuba
Tiendas en Cuba, o esconder el dulce y los juguetes
Llámese juguetes o confituras. Los precios en divisa en las tiendas molestan a los adultos pero los niños “no son tan comprensivos”. ¿La solución cuál sería?
Cuba sorprende cada día y los cubanos sorprenden cada día más, sobre todo con lo que se ve con las tiendas en MLC.
En una imagen que circula por Facebook correspondiente a la sección Instantáneas de la edición del 18 de septiembre del diario guantanamero Venceremos, página 3, se aprecia una curiosa sugerencia. Una sugerencia que tiene a muchos “enardecidos”. Y no sin razón.
Según revela la foto tomada al diario “guantanameros sugieren a la gerencia de la tienda de productos en Moneda Libremente Convertible – entiéndase dólares – situada en las calles Los Maceo esquina a Prado, se valore la posibilidad de cambiar de lugar las confituras visibles a través de la cristalería que da para esta última arteria y colocar otro producto, porque llaman mucho la atención de los niños, y es complejo explicarle la imposibilidad de los padres para comprarlos por no tener acceso a esa moneda, cuestión que ante la incomprensión de los pequeños, por lo general, les provoca el llanto… “
Así lo planteaba y publicaba el Venceremos. La solución a este problema “económico” que se sugiere es ¿esconder el dulce? ¿sacar las confituras de las vidrieras de las tiendas?
Por muy difícil que parezca y doloroso que resulta, sucesos similares en el pasado reciente, o en el pasado no tan lejano, nos remiten a no pocas soluciones salomónicas que se han encontrado para problemas muy parecidos en otras tiendas “en divisa” del país.
En la boutique La Perla, de la provincia de Cienfuegos, apenas fue despenalizado el dólar se tuvo la idea, un día, de “tapar” con las perchas de ropas, lo que había en el interior de la tienda. Según se contaba, la estrategia se tomó para evitar que las personas se agolparan sobre los cristales, desde fuera, y permanecieran por varios minutos pegados al cristal mirando el interior de la tienda. “Se veía feo”, narraba hace años una trabajadora del lugar que asegura era doloroso ver la gente mirando y mirando sin poder entrar porque no tenían dólares para comprar. En otras tiendas de la ciudad, el panorama era recurrente.
“Cronológicamente” recuerdo un trabajo publicado en el diario villaclareño Vanguardia por la periodista Liena María Nieves donde la joven madre contaba la amarga experiencia vivida por ella en una tienda de la ciudad de Santa Clara que recientemente había abierto sus puertas como juguetería. Con los precios de los juguetes en CUC, como la gran mayoría de las tiendas de jugueterías del país.
«La Época» o cómo crecer sin jugar era el título de un trabajo que desencadenó “de todo” en un diario provincial no muy acostumbrado a ser popular. Decenas de entusiastas “defensores de la Revolución” atacaron iracundos a Liena por el trabajo, mientras que otra decena de foristas la defendieron en el portal digital, porque exponía de manera descarnada una triste realidad: los precios prohibitivos de los juguetes para los niños en las tiendas habilitadas al efecto.
Refería Liena que hubo quien le sugirió que no escribiera el trabajo. Un trabajo que, entre otras cosas, expresaba lo siguiente:
“Adultos y chicos reían con ganas. Los de fuera, con las barbillas pegadas a las vidrieras, levantaban la cabeza como náufragos. Los de dentro movían la mirada de un lado al otro, descubriendo los tesoros que solo existen en una juguetería. «¡Una Barbie gigante!»; «Mira, abue, qué clase de carro de carrera»; «Dile a Papá Noel que yo lo que quiero es ese pianito rosado».
Y una no espera nada barato, porque en Cuba ya no se obran esos milagros, pero aún así te agarras de lo que te queda de fe. Error. La muñeca rubia de piernas estiradas cuesta 46.95 CUC; la cuña, 82.95, y el piano, de no más de 40 cm de largo, 55.95. En otro anaquel, un tiranosaurio rex de goma y un tigre amarillo de mirada mansa. Al «ejemplar» prehistórico le faltan cinco centavos para alcanzar los 43 CUC y el felino, más estático que una roca, se vende por 17.
Si lo de su hijo son los deportes, ni siquiera lo intente. El juego de ajedrez le saldría en 11.55 CUC; el de bolos, en 22.35, y la canasta de básquet, en 44.95. No obstante, el más triste descubrimiento del día fue el juego de cocina —especie de una mesetica de plástico, rosada y blanca, con puertas y otros aditamentos—, pues, hasta el día de hoy, constituye mi única frustración de la infancia. Con los 137 CUC o 3425 CUP que vale, se solventan las necesidades temporales de cualquier familia, amén de que tales precios parecen ideados para otro lugar del planeta que no sea esta isla.”
Por supuesto, el trabajo puso al Partido y al gobierno de la provincia a mover “sus tentáculos” y la periodista recibió su regaño característico. Luego de eso, la tienda “La Época” movió de las vitrinas los juguetes más controversiales -debido a su precio- y el asunto pasó a tener un perfil bajo, aunque su importancia estaba más que clara.
Ahora, hace apenas unos días, la tienda Trasval de la ciudad de Fomento decidió “polarizar” sus vidrieras para “evitar” que la gente de afuera viera lo que se vendía dentro, con la mala fortuna que el escritor cubano residente en ese municipio, Pedro de Jesús López Acosta lo “denunciara” en Facebook y el asunto se volvió “tendencia” en esa red social, entre cubanos.
¿Cuál sería la solución? ¿Esconder los artículos o la inequidad?
Este parece ser un grandísimo dilema que enfrentan las tiendas en divisa y para el cual, por el momento, no parece existir una solución en ninguna otra provincia del país excepto en Guantánamo, donde al parecer todo se ha solucionado de la siguiente manera: reacomodando las confituras.
por Ariel P.
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