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“Sigo en Cuba”: periodista detenido en San Isidro cuenta los hechos

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Carlos Manuel Álvarez, el periodista detenido en San Isidro junto a los demás huelguistas de hambre, afirmó que sigue dispuesto a todo pese a los hechos arbitrarios ocurridos este jueves.

Una supuesta violación por parte del reconocido periodista detenido en San Isidro es la razón que el gobierno cubano tomó como pretexto para irrumpir en Damas 955, en donde estaban atrincherados los activistas que exigen la liberación del rapero Denis Solís, algunos de los cuales todavía seguían detenidos este viernes.

Los medios ofocialistas han amplificado una información publicada por un sitio llamado Razones de Cuba, en la cual se muestra como pretexto para la intervención el supuesto delito de propagación de epidemia que se habría cometido por Álvarez, quien llegó desde el exterior para apoyar a los huelguistas en Damas 955.

Pese al uso de la fuerza, el sitio Razones de Cuba afirma que “esta acción transcurrió con total apego a la legalidad y sin que se transgredieran los derechos ciudadanos de ninguno de los involucrados, y responde al necesario interés de proteger a la población cubana de la trasmisión de la pandemia, así como salvaguardar la vida de aquellos que resultaron ser contactos directos de Álvarez Rodríguez, de quien se conoce que de México hizo escala en los Estados Unidos, y luego viajó al territorio nacional”.

Sin embargo, como se cuestionó Iliana Hernández sobre los argumentos usados para desalojar la sede del Movimiento San Isidro, “se desmonta la versión del régimen sobre la COVID-19 en el momento que nos dejan a todos en nuestras casas”.



¿Cómo ocurrieron los hechos?

La intervención en San Isidro usando el caso de Carlos Manuel como pretexto había sido planeada con antelación, pues la periodista Mónica Baró había recibido una llamada en la cual le decían que el PCR de su colega había dado alterado y que debía realizarse uno nuevo en la sede de salud del municipio Playa.

Álvarez pidió que le realizaran la prueba en San Isidro, pues consideraba todo una maniobra del gobierno, y también que estuvieran presentes sus familiares, quienes son médicos. Poco antes del asalto, tres doctores llegan a Damas 955 y Álvarez afirma que no se irá con ellos y repite que le hagan el PCR en el local.

Como Carlos Manuel no accede a marchar con ellos, le anuncian que harán una denuncia. Alrededor de las 9 pm, las autoridades proceden a entrar por la fuerza donde están atrincherados los huelguistas.

De acuerdo con el post del periodista detenido en San Isidro, “el terror que tuvo que implementar ayer el régimen había sido visto desde antes por nosotros como una victoria, porque sabíamos que si me negaba a hacerme el PCR fuera de allí (cada uno de los plantados y los huelguistas pidieron que me quedara con ellos y no saliera) ellos tendrían que acudir a un punto de violencia que los volvía a desnudar. Fue lo que sucedió. Antes de romper la puerta y de que entraran como una tromba, uno de ellos dijo: ‘No lo queremos hacer así’. Y le dijimos: ‘Así es como ustedes lo hacen'”.

“Ayer en la noche me llevaron esposado al policlínico de 5ta y 16 en Miramar acompañado por tres agentes de la Seguridad del Estado (les buscaba los ojos y me esquivaban) y me practicaron un PCR (dije que no lo consentía) con un palillo en la boca. Después me trajeron para casa de Mónica Baró”, añadió.

“Hoy están los resultados, dicen. Dijeron que tendríamos vigilancia las 24 horas hasta el domingo y, en efecto, acabo de asomarme y hay agentes en las esquinas”, detalló Álvarez, respetado y joven escritor antillano con artículos en prestigiosos diarios del mundo como El País, The New York Times y The Washington Post.

El escritor también se mostró molesto con la conducta de algunas personas de desvirtuar el verdadero objetivo suyo de viajar desde el extranjero para apoyar a los activistas, pues dijo que “nunca nada me ha asqueado y perturbado tanto como ciertas sospechas viles que patriotas de sofá ya están lanzando sobre las posibles intenciones mías a la hora de entrar a San Isidro”.

“Sé que más de un amigo sabe lo que me costó llegar a Cuba desde NY y el esfuerzo colectivo que pusimos en ello. Sé que, además, en algún momento de mi estancia aquí tendré todavía que rendir cuentas por El Estornudo. Asumo esos hechos porque sabía de antemano adonde venía. Cuento con el apoyo, la camaradería y la confianza del MSI, de los huelguistas y los otros plantados en Damas 955, y cada cosa que dije o expresé para encontrar una solución al conflicto fue previamente consensuada con los huelguistas y los líderes de la protesta. Por favor, no me envíen ningún otro comentario mezquino que busca destruir mi prestigio y moral, las dos únicas cosas que van conmigo intactas en este cuerpo medio desbaratado que tengo. Me provoca muchísimo dolor, y hoy debo escribir la larga crónica de estos acontecimientos, porque mi mirada y mis apuntes las fuerzas represivas no la pueden confiscar. Mi cabeza no puede trabajar de manera más o menos decente y manejar también tamaña vileza gratuita. Mi pensamiento, y todo lo que ahora mismo puedo llamar yo, siguen en Damas 955 y en esas personas. Algunos, amigos muy cercanos; otros, personas que no conocía pero que ya no podría nunca dejar de conocer. Sigo en Cuba, digo, y sigo puesto”, concluyó.

Tras los sucesos, este jueves 26 de noviembre, todavía algunos de los activistas que estaban en huelga de hambre siguen retenidos y se desconoce su paradero.

El local de Damas 955 fue completamente desalojado, y aunque poco a poco fueron liberados en su mayoría los huelguistas y demás detenidos, este viernes en horas de la mañana permanecían detenidos Luis Manuel Otero Alcántara y Anamely Ramos, a quienes soltaron en primera instancia, y también Jorge Luis Arias era reportado como desaparecido.

Julio Linares

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