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Cuba

La salud pública en Cuba es “gratuita” pero…

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Texto y fotos: María Carla Prieto

Un recorrido por dos hospitales habaneros, el Calixto García y el Manuel Fajardo, evidencia deficiencias y graves problemas con la higiene. La salud pública en Cuba ciertamente es “gratuita” pero…

“Tuve la suerte de que mi hermano estuviera en una buena sala. Luego de que le dieran los primeros auxilios, lo instalaron en cuidados maxilofaciales hasta el momento de la operación. Las camas eran más cómodas y había aire acondicionado. Como siempre, las sábanas no aparecían y, en su lugar, la cubrieron malamente con un trapo sucio”.

-Señorita, ¿dónde están las mantas para cubrir esta cama? “No hay. Hace mucho que no entran”. Ese era solo el principio, más tarde nos enteraríamos de que también escaseaban las torundas, los troquers y el personal en general.

Así de triste es la realidad en dos de los hospitales neurálgicos de La Habana: el Hospital Clínico Quirúrgico Docente General Calixto García y el Manuel Fajardo. El primero, que se encuentra en reparación hace aproximadamente cinco años, presta una deficiente atención.

“Las salas están cambiadas de lugar, y muchas veces se sigue atendiendo en medio de los escombros. Yo traje a mi madre que tiene problemas respiratorios y el lugar de la consulta estaba lleno de cemento. ¿Cómo se entiende eso?”

¿Con quién te quejas?

Magali lleva dos semanas con su hijo en el hospital. El joven, de apenas 20 años de edad, permanece ingresado por causa de una neumonía severa. La madre, un poco más calmada, nos cuenta: “Yo lo cogí con deportividad a partir de la primera semana. Aquí los médicos pasan una sola vez en el día, si quieren; las enfermeras te atienden en dependencia de lo que puedas darles y así.  Revolución en estado puro”.

La seguridad es otro aspecto en el que se están mostrando numerosas quejas: “La gente entra aquí como Pedro por su casa, incluso a altas horas de la madrugada. El descanso se hace imposible, porque uno siempre está pendiente de sus cosas”.

Todo es similar en el Hospital Manuel Fajardo, en el cual las personas se amontonan en las salas de urgencia. “Mi madre se murió allí. Luego de 20 días, aún permanecía en un cuarto adaptado de urgencias, pues en Terapia Intensiva, donde le correspondía estar, no había camas”, nos señala Alina, exenfermera de la Clínica Cira García.

Además, las condiciones higiénicas no son óptimas, siendo los mosquitos y las cucarachas visitantes asiduos del Fajardo. “La señora de la cama de al lado se hace sus necesidades encima porque no puede caminar. Los hijos la mantienen con pañales, pero cuando la cambian, los dejan aquí dentro apestando, porque la basura la recogen una sola vez al día. Por eso las moscas y los mosquitos circulan, y las cucarachas ni te cuento, cuando se apagan las luces te dan deseos de vomitar”.

Luisa llegó como acompañante de Mario. El señor ingresó por una intoxicación cuyo origen no se ha identificado. “Me le pusieron un suero en una de las venas de la mano –tuve que buscar yo los instrumentos, porque en el hospital no tenían la aguja para ponerle la vía- y la herida se le infectó. Lo malo no fue eso, sino que la enfermera le quitó el troquel y le tapó el humor con el esparadrapo, imagínate la atención que le prestaba a su trabajo. Y ¿con quién te quejas?”

 


 

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