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Cuba

Paseo del Prado, un hotel de lujo que a muchos inquieta

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El proyecto inicial del Hotel Paseo del Prado cumplía con ciertas condiciones arquitectónicas. Pero fue retirado y sustituido por otro que para muchos rompe la armonía de esta conocida esquina habanera

Texto y fotos: Lucía Jerez

Cuando en noviembre próximo se inaugure el Hotel Paseo del Prado, ubicado en la esquina de San Lázaro y Prado, se sumará otro a la lista de instalaciones cinco estrellas que ya ostenta La Habana. Relativamente cercano a sus similares Grand Packard y Manzana Kempinski, este se encuentra enfocado a un turismo de alta categoría.

Su edificación a cargo de la cadena francesa Accor y el grupo cubano Gaviota ha sido rápida si se tiene en cuenta la demora que caracteriza a cualquier proceso constructivo en la isla. Las obras comenzaron en febrero de 2017 y evidencian cuánta importancia le concede el gobierno a los planes vinculados a este sector.

Es necesario recordar que cuando en el pasado enero un tornado se ensañó con la capital, desproveyendo de techo a miles de familias, el ministro de Turismo, Manuel Marrero Cruz, expresó a través de Twitter lo que le preocupó en aquel contexto: “Hemos realizado un recorrido posterior al evento meteorológico ocurrido en la noche de ayer y todas las instalaciones turísticas se encuentran operando, pues no han sufrido afectaciones”.

Sus palabras, lanzadas en un momento en el que miles de manos se volcaban solidarias con los damnificados, estuvieron acompañadas de etiquetas como #CubaDestinoSeguro y #TurismoConCalidad.

Las inquietudes por el Hotel Paseo del Prado

Además de lo contradictorio que pueda parecer, sobre todo si se mira los alrededores de la ciudad, donde se erigen monumentos a la destrucción, el Hotel Paseo del Prado ha despertado inquietudes asociadas a su estética.

El arquitecto José Choy subrayó en la presentación del proyecto que diseñó para esta esquina: “La intersección en la que se erige el edificio es una de las más importantes en el país según la opinión de arquitectos y urbanistas”. Por ello fue incluido en la plataforma Backstage Arquitecture 2012, “por sus valores estéticos y funcionales”.

Choy obtuvo una licitación para esta parcela con la premisa de que no sobrepasara, en la parte del litoral, la altura del edificio de los sarcófagos, uno de los pocos altos en la zona. No obstante, el proyecto de José Choy fue retirado y sustituido por otro, extranjero, de autor desconocido hasta el momento, quien no acató la condición.

“Rompe con el estilo de la zona. En esa esquina debería ir algo que no corte la continuidad visual del Malecón habanero, lo que a varios le atrae desde que vienen descendiendo por el paseo”, argumenta Samuel Díaz, arquitecto de planificación física del municipio Centro Habana.

Una de las gastronómicas de la terraza del Grand Packard refirió que incluso desde el último piso de este hotel se aprecia como “el mar parece que se detiene al chocar con tan incómodo objeto. En realidad, luce muy corto el Malecón, aun desde las alturas”.

José Fernández, ingeniero civil de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, sostiene que “pudo haber sido distinto, si se hubiese pensado en un diseño más curvo en la esquina y menos angular que otorgara, precisamente, una perspectiva continua respecto al mar. Se murmuró que algunas autoridades eran partidarias de este concepto, pero ya lo dice el refrán quien paga, manda. Habría que ver en este caso dónde estaba la voz cantante”.

Uno de los detalles que ha sorprendido es el espacio del garaje semisoterrado que tendrá. “Cuando lo escuché me preocupé, pues vivo por aquí hace un montón de años y conozco lo que sucede cuando la marea penetra. Entonces pregunté a uno de los constructores y me explicaron que para evitar daños se pondría un inmenso portón para impedir la entrada de agua. Ahí, me dije, lo tienen todo pensado”, comentó un vecino, residente en la Calle San Lázaro.

Muchos de los méritos atribuidos a La Habana desde el punto de vista arquitectónico atienden a la armonía entre lo antiguo y lo moderno. “Pero se puede perder si no existe alguien que vele por eso y que sea escuchado. El mismo león que colocaron en la parte superior de la fachada no tiene sentido alguno. Para decir que está en el Prado no era preciso poner una figura, menos en ese lugar”, señaló Anabel Gómez, diseñadora.

Hay algunos a quienes no le afectan en absoluto las inquietudes arquitectónicas. Zoila, de 57 años, reside en los alrededores del nuevo Hotel Paseo del Prado. “No sé nada de lo que se dice, ni me importa. Esta zona no tenía una gota de agua. Venía la pipa una vez a la semana. Desde que empezó la obra, el agua llega a la pila, se me bota el tanque y he podido hasta tener unas planticas en el balcón. Para mí ha sido una gran ayuda”.

Según fuentes oficiales, desde lo alto del hotel, los turistas podrán disfrutar de un paisaje maravilloso, en el cual destacarán las fortalezas del Morro, San Carlos de la Cabaña y San Salvador de La Punta, así como el casco histórico de La Habana. Mientras, al pueblo que camina, se detiene y observa, le han robado parte de sus más nobles ventanas.

 


 

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