Mariela Castro y el CENESEX,¿para qué sirven?

Mariela Castro parece condenar únicamente cierta homofobia. Si el atropello viene de quienes gobiernan la isla, pues ella mira hacia otro lado

Durante el fin de semana, cubanos -de adentro y fuera de la isla- reaccionaron con indignación en redes sociales por la publicación de fotos íntimas del activista y opositor Luis Manuel Otero Alcántara. Pese al marcado carácter homofóbico de las últimas acciones contra el artista, ni de la boca de Mariela Castro ni del CENESEX ha salido condena alguna. Aunque era de esperar.

El Centro Nacional de Educación Sexual y la hija de Raúl Castro, que se vanaglorian de defender los intereses de gays, lesbianas y transexuales en la nación, nada han posteado en redes sociales tras la clara denuncia del Movimiento San Isidro.

En un comunicado se refiere: “El Movimiento San isidro, colectivo de artistas y creadores, volcados a la libertad de #Cuba, está siendo acosado por la seguridad del estado cubana. El día de ayer, sábado 8 de agosto, denunciábamos en las redes sociales y medios de prensa, que nuestra pagina oficial en Facebook estaba #hackeada y fuera de nuestro control y manejo. El método usado fue la suplantación de identidad de una de las administradoras, Claudia Genlui, para desde su perfil como administrador invalidar al resto del equipo de trabajo (administradores, editores, etc). El control sobre la página estuvo durante casi 24 horas bajo el perfil de Alejandro Acebo Martínez, falso perfil en Facebook (una ciberclaria) encargado de ejecutar una contra-campaña de opinión y descrédito moral hacia los miembros de este colectivo. Se publicaron fotos íntimas del artista Luis Manuel Otero Alcántara y un texto ininteligible sobre supuestos problemas internos de la organización. También, y de alta gravedad, el día de hoy está siendo enviada mensajería (SMS) masiva a números celulares cubanos en obvio contubernio con la empresa #ETECSA, para continuar el pretendido descrédito a #Alcántara, usando apelativos como “pornógrafo“ “maricón“ y otros de bien grosero estilo, dando claras muestras de intolerancia y #homofobia”.

Debería quizás Mariela Castro -Doctora en Ciencias Sociológicas, Directora del Centro Nacional de Educación Sexual y Diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular- levantar su voz ante tal acto de violencia y en contra de los derechos humanos de un ciudadano cubano. ¿O es que Luis Manuel Otero Alcántara no lo merece? Siendo objetivos, poco se puede esperar de alguien que recientemente dijo que las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) eran una especie de escuela al campo.

El propio Luis Manuel Otero Alcántara hizo una directa para dar su versión de lo sucedido. Y señaló como máximos culpables a Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel. Añadió asimismo que no piensa renunciar a su libertad sexual.

La represión, y este nuevo capítulo detestable dentro de las innumerables tropelías de quienes gobiernan Cuba, han provocado la solidaridad de muchos cubanos. La galardonada periodista Mónica Baró escribía una reflexión al respecto en su perfil de Facebook:

“Cada vez es más frecuente que quienes asumen una postura crítica u opositora frente al gobierno cubano deban enfrentar en las redes violaciones de su intimidad. Pueden publicar información sobre su vida privada o imágenes o videos con contenido erótico o sexual. Imágenes y videos que, en la mayoría de los casos, no han sido publicados antes. Esto pone en evidencia la vulnerabilidad en la que se encuentran artistas y periodistas independientes, activistas, artivistas, opositores, y todas las personas que en algún momento se han posicionado críticamente frente al gobierno. Hacer política en Cuba, expresarse políticamente, en condiciones de seguridad, sigue siendo el privilegio de quienes reproducen los discursos oficiales o no los cuestionan“.

Otros han optado por publicar fotos desnudos, para que el gobierno de Cuba entienda que vuelven a fallar en los métodos. Pobres de ellos -la Seguridad del Estado, la policía, Raúl Castro, Díaz-Canel y quienes los secundan- que creen la libertad se puede aplastar en pleno siglo XXI, aunque lo intenten.

Ania Liste