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Cuba

Llegan refuerzos a San Isidro desde fuera de Cuba

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Inesperadamente, para los que observamos desde fuera de Cuba, alguien se ha colado en San Isidro. El joven periodista Carlos Manuel Álvarez burló, no sabemos cómo, el dispositivo que desde hace días vigila a los que allí se han atrincherado.

Mediante la publicación de un video en su cuenta Twitter, Norges Rodríguez, cofundador del sitio Yucabyte, refleja el momento exacto de la entrada de Carlos Manuel Álvarez a Damas 955, en la Habana Vieja.

Mientras va abrazando a todos, uno por uno, el periodista cubano -que reside en México- les explica que ha seguido todo lo que ha ido pasando allí. Luego se acerca a Luis Manuel Otero Alcántara, bastante debilitado tras seis días de huelga, lo besa y le dice: “Vamos a salir de esta como hemos salido de todas. Nosotros tenemos las ideas, tenemos la inteligencia, tenemos la verdad, tenemos todo de nuestra parte”.

En su perfil de Facebook, Carlos Manuel Álvarez posteaba unas esperanzadoras palabras: “Después de cuarenta y ocho ansiosas horas de viaje, en las que intervinieron muchos amigos de muy distinto signo y condición, he podido llegar a San Isidro. Acá permaneceré. Estos hermanos, y el resto de los huelguistas, van a salvarse, estamos aquí para eso. Denís Solis va a ser liberado de un proceso legal, injusto e indebido. El gobierno sabe dónde está la razón. He traído lo suficiente conmigo, el valor de mil paquetes de aduana. El Quijote, los diarios de Lezama y los sonetos de amor de Quevedo. Cuba es la forma en que soy y somos en el mundo, y si no estamos aquí, ahora, nos desfiguramos para siempre. Hermanos y hermanas: solidaridad, solidaridad, solidaridad”.

El gesto de Carlos Manuel, de viajar a la isla y atreverse a burlar el cerco de la Seguridad del Estado para enfrentar el encierro con sus amigos, ha provocado una ola de admiración en redes sociales e incontables muestras de apoyo a los activistas que enfrentan la huelga de hambre.

“Escribe y envía, escribe y envía, escribe y envía. No pares”, le animó una persona; “orgulloso de ti, de tu valentía y cubanía y por las muestras de que Cuba te duele. Has volado como ángel para calmar el dolor de los que sufren y eso no tiene palabras como describirlo. Bendiciones para todos”, afirmó otra.

El joven narrador, reconocido periodista con artículos en prestigiosos diarios como El País, The New York Times o The Washington Post, escribió en este último un trabajo describiendo el verdadero alcance de lo que sucede con el Movimiento de San Isidro y su significado para Cuba.

“Los que observamos desde afuera podemos comprobar cómo el gesto individual adquiere, gracias al peso de la verdad histórica, la fortaleza simbólica de la multitud. De repente, todas las energías de la masa inerte nacional se concentran en un punto y el MSI se convierte en una mancha al rojo vivo en el mapa anémico de la temperatura cívica cubana. La energía se articula alrededor de ellos en forma de calor. Mucha gente curiosa del barrio, como si asistieran estupefactos al espectáculo de una fogata chisporroteante, los miran desde lejos, porque queman, pero tampoco pueden dejar de mirarlos, porque seducen”, valoraba.

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Pero Álvarez ya no solo observa desde afuera a sus amigos y activistas, pues tomó un vuelo y entró a su país, bajo el peligro de enfrentar las represalias por romper el cerco a Damas 955, en la Habana Vieja y apoyar a quienes ponen en juego su vida con una huelga de hambre que ya superó los seis días este martes.

“El círculo de San Isidro, en la expansión de su encierro, parece dispuesto a fundar su propio país, siguiendo aquellas líneas de Botas Locas, la canción de Sui Generis escrita alguna vez contra otro régimen militar: Si ellos son la patria / yo soy extranjero”, reiteraba en el diario estadounidense.

Da igual lo que digan los que gobiernan la mayor de las Antillas y esa prensa obediente que sigue aplaudiendo tras seis décadas de desastre. En el local del Movimiento San Isidro, en Damas 955, parece que se “cocina” otro futuro para la isla.

Omar Linares



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