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Cine y TV

La Habana en diciembre: una ciudad para el cine

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Dicen que las colas ya no son como las de antes, pero el Festival de Cine de La Habana sigue contando con sus incondicionales que persiguen las mejores películas

El Festival de Cine de La Habana ha vuelto a dar abrigo a una buena parte de la filmografía latinoamericana y de otras regiones.

El evento cinematográfico, que llega este año a su 41 edición, ha contado desde hace décadas con un público ávido por conocer las distintas vertientes del séptimo arte en el continente.

Sin embargo, en los últimos años ha disminuido la cantidad de personas que hacen colas en los cines, quizá por la incidencia del llamado paquete semanal, que permite a los cubanos estar al tanto de la producción audiovisual internacional y que incluye películas latinoamericanas, o sencillamente porque han cambiado los hábitos de consumo cultural en la isla.

Con todo, se pueden contar por cientos los cinéfilos que siguen visitando los cines de la capital cubana en busca de películas, documentales o cortometrajes caracterizados por su calidad y su manera de contar historias diferentes a las grandes producciones de Hollywood.

El Festival ha alcanzado popularidad además por la afluencia a la isla de actores o cineastas famosos de Estados Unidos, pero en esta ocasión, quizá por el incremento de las medidas de la administración Trump, se ha visto disminuida la presencia de figuras del cine estadounidense en La Habana.

No obstante, el actor boricua Benicio del Toro, con una exitosa carrera en Hollywood, es uno de los que volvió a la isla para vivir estos días del cine y disfrutar de la compañía de sus colegas cubanos y del público que le ha pedido tomarse fotos cuando lo ha reconocido en el Hotel Nacional o en las calles habaneras.

Películas que no hay que perderse

Los cinéfilos siempre diseñan su propia lista de películas que no deben perderse, una selección en la que muchas veces se encuentran las más populares del certamen cinematográfico.


Este año no ha sido la excepción. Son varios los nombres de las cintas que circulan de boca en boca y que provocan largas filas cuando se exhiben. Filmes como Bacurau, de los brasileños Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles; Mientras dure la guerra, del español Alejandro Amenábar; La vida invisible de Eurídice Gusmão, del brasileño Karim Aïnouz; La odisea de los Giles, del argentino Sebastián Borenszteino; Mariguella, del brasileño Wagner Moura; y El cuento de las comadrejas, del también argentino Juan José Campanella, son algunas de las que han atrapado la atención y han reunido a un gran número de público en los cines.


“Este año hay algunas películas que no me quiero perder. Ya he visto varias como Asfixia, de México, o Mientras dure la guerra y me han gustado bastante. No hay tantos filmes como en anteriores festivales pero los que hay tienen calidad”, cuenta a Cubacomenta Liliana González, una estudiante universitaria de 22 años que se reconoce como una “cinéfila empedernida”.

El Festival convoca a público de todas las edades. Lo mismo puede verse a jóvenes que a personas ya entradas en años en las colas. “A mí ver películas me ayuda a olvidarme un poco de la rutina, de los problemas de la cotidianidad. Por eso vengo al festival desde hace años. Compro mi pasaporte (un documento que permite entrar varias ocasiones al cine sin necesidad de comprar entradas), para ver todas las posibles. Aparte de que me gusta el cine, es también para mí una vía de escape”, dice Carmita Sardiña, una maestra jubilada en las afueras del Yara.

Los admiradores del séptimo arte pueden ver de 3 a 5 películas diarias según el programa. Las proyecciones inician desde la mañana y la última tanda concluye después de las 12: 00 a.m. Los jóvenes y estudiantes aprovechan el evento para socializar y encontrarse con amigos que hace años no ven. También cuando llega al festival algunos comienzan a extrañar a quienes emigraron y con los que siempre compartían los filmes y los debates que surgían después de verlos.

“Creo que el festival ha perdido un poco la frescura y la magia de años atrás. Ante se respiraba otro ambiente y las calles estaban llenas de personas durante los días del evento. Aunque quizá sea solo una idea mía, porque cuando llega diciembre echo mucho de menos a los amigos que se fueron definitivamente de mi vida”, lamenta una joven periodista que prefirió no decir su nombre.

Los estrenos de las cintas cubanas son muy perseguidas por el público habanero. Ese fue el caso de la primera puesta de Habana Selfies, en el cine Yara. La cinta, de Arturo Santana, se proyectó a sala llena y fue aplaudida hasta el cansancio por los espectadores que disfrutaron esta historia compuesta por seis relatos que se desarrollan en la capital.

El festival también es una excelente plataforma para darle visibilidad a hechos o a figuras prácticamente silenciadas en los medios oficiales de difusión. En la noche del pasado miércoles, por ejemplo, se estrenó un documental sobre el laureado escritor Leonardo Padura dirigido por Náyara Menoyo, una periodista recién egresada de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. El escritor, cuya carrera y éxitos internacionales apenas han sido reflejados en los medios estatales cubanos, agradeció el documental y aseguró que en sus libros no “hay ni una sola mentira sobre la realidad cubana”.

“Me encantan las novelas de Padura y creo que este documental es un acto de justicia. Parece que a algunos en el gobierno no le han agradado las declaraciones críticas que ha expresado durante su carrera, pero por eso nunca debieron haberlo obviado. Esta película es para mí un acto de justicia hacia este escritor que tanto quieren los cubanos”, explicó Rebeca, una economista de unos 37 años.

En esta oportunidad se exhiben 300 filmes de 37 países, y Argentina y Brasil son las naciones con mayor representación. Una parte del público también sigue con interés las propuestas de Alemania, Francia y España.

Durante las noches cineastas, periodistas y espectadores acreditados pueden asistir a conciertos en La Chorrera, en el Malecón habanero, donde la música se escucha hasta altas horas de la madrugada, incluso algunos con dos o tres horas de sueño solamente se levantan a la mañana siguiente para seguir viviendo el fervor del cine.

Texto y foto: Manuel Camejo

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