Cubanos deben pagar ahora por entrar a la playita de 70

Los cubanos pueden acceder al recién restaurado Paseo Marítimo de la habanera playita de 70 luego de haber pagado

La felicidad del pobre dura poco. ¿Nuestro ejemplo más reciente? La playita de 70. Alexander fue uno de los más contentos cuando se iniciaron las obras de restauración del espacio. “Pensé en lo bueno que sería poder contar con ese lugar otra vez”. Fue él quien, el pasado viernes, no pudo salir de su asombro.

Según cuenta, “había una mesa con una caja registradora de las antiguas situada en la calle 70, impidiendo el acceso al paseo marítimo”. Alarmado, aguardó en fila junto a su acompañante para descubrir, cola mediante, la obligatoriedad de abonar 10 CUP si quería llegar a alguno de los quioscos.

Sesenta años más tarde, parece haber quedado en el olvido aquella medida revolucionaria para declarar las playas como espacio público y propiedad del pueblo. “Si tu propósito es pasarte un fin de semana en la costa, tienes que pagar. Los peatones aguardamos en la calle y quienes llegan en automóvil, deben abonar el costo antes de entrar al parqueo”, denuncia el joven.

Algo incrédulo, el equipo de Cubacomenta llegó hasta el lugar y  no solo constató la veracidad del testimonio, sino también la proximidad de un concierto del Chacal en el área, por un valor de 60 CUP.

¿Qué necesidad tiene la administración provincial de esto? A partir de 1959 nos repitieron que las ganas desmedidas de dinero atentaban contra el bienestar de la mayoría. Esas ideas fueron transmitidas como mantra de una generación a otra.

Recordemos que la gran mayoría de los negocios emplazados en la playita de 70 son privados. De acuerdo con el testimonio de Linet, propietaria de uno de ellos: “Los cuentapropistas pagamos el 10 por ciento de nuestras ventas del mes, además del impuesto fijo establecido por la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), y la renta del espacio a 20 años”.

El importe recaudado por la ONAT tiene el supuesto fin de sostener las inversiones de carácter público, lo que nos muestra que esta, decididamente, no lo fue. Dato añadido: el gobierno municipal obtiene el 1 por ciento de los impuestos abonados. ¿Intentarán acaso convencernos de los escasos beneficios reportados mediante esta vía? ¿Por qué se lanzan, como carroñeros, sobre nuestros miserables salarios?

Cristina, mesera de uno de los negocios, tampoco lo entiende: “Durante la semana tenemos un volumen de trabajo que decrece considerablemente de viernes a domingo. Aunque a algunas personas no les interesa, muchas se dan la media vuelta pues consideran irrespetuoso el cobro del espacio”, defiende la joven.

La respuesta –oficial y justificativa como es habitual- puede tenerla alguno de nuestros funcionarios, aunque nada podrá convencerme de la pertinencia de la medida. Según recuerdo, las costas son de formación geológica, aunque ellos traten de convencerme de que son una de las bondades de la Revolución.

María Carla Prieto