Cuba
Cubano sobreviviente de Ike vive bajo un árbol hace 13 años
El huracán Ike arrasó en el oriente cubano en el año 2008. Un campesino perdió su vivienda y desde entonces, sobrevive debajo de un árbol. ¡Hace 13 años!
Luego de que el huracán Ike arrasara con su vivienda en el año 2008, el campesino cubano Alfredo Batista Martorel sobrevive bajo un árbol. Lo cuenta con una tranquilidad pasmosa, no sin dolor -o con más dolor que otra cosa- a Palenque Visión, Cubanet. El campesino espera por la ayuda prometida del gobierno para reconstruir su vivienda, pero esta no llega.
No con ánimos de justificar al Estado, en lo absoluto, hay que decir que el huracán Ike dejó a cientos de personas sin casa en el oriente del país. Sin embargo, han pasado ya 13 años, otros huracanes han azotado la isla, y el Estado cubano le ha dado la espalda Batista Martorel.
Han reparado y dado viviendas en Santiago de Cuba, que fue azotada por el huracán Sandy en el 2012. Han reparado y otorgado viviendas a personas que perdieron sus viviendas tras el paso del huracán Irma, en Punta Alegre, provincia de Ciego de Ávila. Han dado ya hasta viviendas, a personas que en Sancti Spíritus perdieron sus casas en Guasimal, tras el azote de un poderoso tornado en mayo del año pasado; y han declarado “solucionados” todos los casos de personas que se quedaron sin vivienda tras el paso de otro tornado, por La Habana, en enero del 2018.
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Pero a Alfredo Batista Martorel no le han podido dar una casa y el hombre, desde el 2008, vive debajo de un árbol.
“Anteriormente dijeron que me iban a hacer una casa. Hubo una visita del gobierno y concluyeron que la vivienda que estaba en peor condición era la mía. Sin embargo, vino el ciclón, me tumbó la casa y hoy, 13 años después, hay 15 o 16 casos por encima del mío”, dijo Batista Martorel en declaraciones a Cubanet.
Martorel vive en el municipio holguinero de Antilla.
No muy lejos de allí, en la vecina Las Tunas, existen cientos de casos de personas que viven en albergues o en casa de familiares y que perdieron sus viviendas tras el paso del huracán Ike. Son casos muy similares a los de este cubano, pero el gobierno del territorio se escuda constantemente por el compromiso no cumplido con esas familias
El 8 de septiembre del 2020, la Agencia Cubana de Noticias (ACN) confirmaba que en Las Tunas, de las 80 mil 586 afectadas durante el paso del huracán IKE por esa provincia oriental, se habían recuperado más de 74 mil 600 casas. Es decir, quedaban 6 mil casos por resolver.
¿Cuál es el panorama en Holguín?
Holguín, tras el Ike.
Lo más reciente sobre el tema, abordado por la prensa oficialista holguinera está fechado en el año 2018. Se trata de un artículo titulado “A 10 años de la furia de Ike“, escrito por el periodista cubano Rodobaldo Martínez Pérez, en el que afirma que el Ike fue “el peor huracán de la temporada en el Atlántico de 2008, después de Gustav, considerado el más devastador en los últimos 50 años en Cuba.”
Martínez Pérez no entrevistó en el 2018 al cubano Alfredo Batista Martorel, el hombre que desde hacía ya diez años vivía debajo de un árbol.
Eso sí, el periodista cubano dijo que Ike dañó en Holguín 124 mil 838 casas.
Otro diario oficialista cubano, el Juventud Rebelde, no aporta datos sobre la situación de los damnificados holguineros como consecuencia del huracán Ike, pero hace aproximadamente un año, el 27 de enero del 2020, publicó un reclamo similar al del cubano Martorel.
De hecho, se trataba de una mujer residente en la avenida Lenin No. 75, Los Mangos, Moa, Holguín, quien confesaba ser damnificada por derrumbe total de su vivienda, tras el paso del huracán Ike en 2008, y que hasta la fecha todavía estaba “en las mismas”.
Su esposo había ido, en el 2011, a la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV), luego de ellos enterarse que el gobierno estaba “levantando casas” y a ellos ni siquiera los habían visitado. En la visita, hecha hace diez años, le dijeron que “no estaba en el listado”. En el Poder Popular aparecía su vivienda como “con afectaciones en el techo”.
En el año 2016 el huracán Matthew les destruyó todo lo que habían podido levantar ellos con sus manos. Vino el gobierno y les dio 50 tejas de cartón, una bolsa de cemento y clavos.
Después de eso los visitaron en el verano del 2019.
“… preguntaron dónde debían colocar los materiales. Aún los estoy esperando. Desde hace tiempo saben que soy un caso priorizado. Y todos los años las autoridades concuerdan en que mi situación es crítica, pero no veo solución a mi problema. (…) Siento vergüenza de escribir a su columna, pero los funcionarios involucrados en este proceso no me han dejado otra alternativa”, concluía la mujer su carta.
Ariel P.
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