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Cuba

La “Ciudad Maravilla” huele a basura

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Por Flavia Viamontes

Todas las mañanas emprendo la rutina del día oliendo a basura, y mientras trato de caminar lo más lejos posible de tantos gases tóxicos, me hago la misma pregunta: ¿quién declaró esta Habana como Ciudad Maravilla?

Llevo desde 2016 haciéndome el mismo cuestionamiento, ¿qué parte de esta Habana vieron quienes votaron por la encuesta de la fundación suiza New7Wonders para llegar a esta conclusión? Porque estos más de 700 kilómetros cuadrados, malhabitados por más de dos millones de cubanos, carece de ese atractivo mítico y ambiente cálido y acogedor que quieren vender.

Lamentablemente esta capital de todos los cubanos es una ciudad con pocos signos distintivos y… la limpieza no es uno de ellos. La basura inunda la ciudad. Los habaneros nos ahogamos entre desechos, mal olor, tanques repletos sin tapas, volcados y rotos. Se desbordan los pocos contenedores que existen. Pero cuando no cabe una cáscara de papas más, las personas las tiran en derredor de los destruidos tanques.

“Hace más de 10 días que no vienen a recogerla. Las moscas pululan, los roedores tienen su espacio perfecto entre tanto desecho”, se le escucha decir a un anciano que me ve haciéndole fotos a la asquerosa esquina. La escena no es propia de un barrio de la periferia habanera. La escena se repite en el Cerro, el Vedado, el Cotorro, la turística Habana Vieja, o incluso en la exclusiva Miramar…

La Habana llega casi a sus 500 años y hiede a basura.

basureros

Foto: Flavia Viamontes / Cuballama

El tema ha sido poco tratado en la prensa nacional, pero bien recurrente en las redes sociales. Ese espacio en el que muy pausadamente los cubanos están encontrando eco para sus múltiples demandas de todo tipo.

“La basura, me cuenta mi papá, se acumula allá en la esquina. Con este calor, pues una peste horrible, un agua negra que sale allí y corre calle abajo por Zapotes. Una semana o dos se acumulan hasta que se acuerdan y vienen a recogerla. No hay tantas moscas en las casas mientras el basurero está ahí”, me sigue diciendo el viejo con tono resignado. “Allá se van todas, al basurero. Pero cuando recogen la basura todo el mosquero viene para las casas y aquí están por unos días, hasta que se vuelve a acumular la basura; allá se van, y se repite el ciclo…” expone en Facebook el bloguero cubano residente en Nueva York, Alex Heny.

 Alrededor de 1.6 millones de metros cúbicos de desechos sólidos se pueden recoger en las calles de la capital cubana en un mes, constató a Cuballama un chofer de camión recolector de basura, a quien logramos contactar en la intercepción de las calles Coco y Lombillo en el Cerro capitalino.

Sin querer decir su nombre o dejar que le hiciera una foto, el trabajador de la empresa de comunales asegura que cuando no hay petróleo para el camión, está roto o no hay quien labore. “Se supone que se trabaje 24 horas, pero eso es totalmente hipotético”, nos explica.

Otro anciano presencia nuestra conversación y se limita a aseverar: “La Habana entera está así, no se desgaste periodista”, me aconseja.

“Los camiones se llevan la basura y al otro día encuentras la misma montaña de escombros y desechos de todo tipo. Estamos hablando de un problema que se acumuló durante años”, aseguró, ya listo para irse, el chofer del camión.

Los micro-vertederos son focos permanentes e infecciosos, causantes de enfermedades y podemos encontrarlos en la puerta de una escuela, de un hospital o de una cafetería…

En 2016 el gobierno de La Habana habló de algunas empresas extranjeras interesadas en invertir en la gestión de residuos sólidos urbanos. Gran parte de las compañías interesadas procedían de países europeos y de Canadá.

basurero en CUba

Foto: Flavia Viamontes / Cuballama

Pero hasta el momento la situación va empeorando y no hay un atisbo de cambio en el panorama.

La Habana contrasta cien por cien con otras ciudades cubanas como Cienfuegos, Camagüey o la populosa Santiago de Cuba. Asombros y elogios se ganan de los capitalinos que pasean sus calles sin tropezarse, si quiera, con un papel en el suelo.

En Santiago, por ejemplo, a nadie se le ocurre sacar una bolsa de desechos para la calle. Una vez al día pasa una carreta que se anuncia cuadras antes y cada familia saca entonces su basura.

Disciplina social, gestión gubernamental y, sobre todo, sentido de pertenencia. Tres valores que se perdieron entre tanta suciedad habanera.

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