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Cuba

Alumna del profesor Lazo escribe conmovedora carta hacia Cuba y su gente

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Sr. Lazo: Gracias por todo lo que nos ha enseñado en tu clase, eres el maestro más increíble, divertido y comprensivo que he tenido. Gracias por decirnos siempre que sigamos nuestros sueños y tengamos éxito en la vida. Un millón de gracias por darme la increíble oportunidad de ir a Cuba, siempre estaré agradecida. Aprendí mucho, hice nuevos amigos, conocí a niños nuevos que tenía una conexión muy fuerte, veía cosas nuevas y mucho más. Gracias. Yo ya no voy a asistir a la escuela North Creek, estaré en Lynnwood. Si hubiera un cambio en algún momento para que fuéramos a Cuba me encantaría ir otra vez para poder ir a ver a los niños pequeños que estaban en el refugio, así puedo llevarles ropa y otras cosas, o si hay una manera de enviarles algo, por favor, házmelo saber. Gracias por todo. Te voy a extrañar. Dios te bendiga a ti y a tu familia.

Jenny

pd. Este es mi email por si hay una manera de que pueda mandar algo a Cuba.

Así con estas palabras, se despidió del profesor cubano Carlos Lazo, el hombre que se hizo muy conocido a través de las redes sociales a raiz de un video donde mostraba a sus alumnos interpretando el popular tema del grupo cubano Orishas “Isla Bella”, una de sus alumnas.

Identificada como Jenny, la joven se muda con sus padres a otra localidad y decidió, antes de marcharse, despedirse de  Lazo, quien para ella – ya lo leímos – es “el maestro más increíble, divertido y comprensivo que he tenido“.

La carta, que ha desatado emociones en quienes la han leído, expresa más que nada el reconocimiento de un alumno por su profesor; por la influencia que este ejerció en él (ella), y debe ser asumida así. Todos tenemos en nuestras vidas y recuerdos un profesor o maestro que marcó nuestra vida; alguien que pudo inculcarnos una visión diferente del mundo en que vivimos o vivíamos, y al parecer Jenny es una de las que le costó desprenderse del vínculo con el profesor cubano Carlos Lazo que – también hay que decirlo – ha desatado sentimientos de rechazo en algunas personas por lo que consideran una labor de proselitismo hacia el gobierno y estado cubanos.

Lejos de analizar sus métodos y modos para darle a conocer la realidad de Cuba a sus alumnos, conviene mirar el lado positivo de la carta de Jenny. Es una niña que “se marcha” marcada profundamente por la realidad de Cuba y su gente. Aunque no de manera explícita reconoce que hay pobreza en la isla cuando dice “me encantaría ir otra vez para poder ir a ver a los niños pequeños que estaban en el refugio, así puedo llevarles ropa y otras cosas, o si hay una manera de enviarles algo, por favor, házmelo saber“.

Para gente como el transportista cubano que en ocasiones da viajes de Puerto Padre a Vázquez sin cobrar un centavo; para niños como el que donó sus juguetes a los niños que perdieron todos sus juguetes cuando el tornado del 27 de enero de 2019, es que está escrita esta carta. Para gente como los cantantes cubanos Haydée Milanés y Athanai; para gente como Violeta Rodríguez, Mary Lou, Ani Laura Santiesteban, Michel Hernández, y muchos otros que salieron día a día tras el tornado, llevando cosas que pagaron de sus bolsillos en el 90% de los casos a gente que lo perdió todo, es que va dirigida esta misiva. A la gente que porta en sus genes lo mejor del ser humano. A los cubanos buenos.

Más importante aún resulta el hecho de que entonces – se desprende de la lectura de la carta – Cuba y su gente, la gente que vive desde hace muchísimos años en una crisis económica que parece no tener fin; la gente que lidia día a día con problemas de alimentación, transporte, desprotección como consumidores… la gente que tiene bien poco y comparte lo poco que tiene, marcó la actitud de una joven millenial estadounidense que – puede pensarse – su problema más “agobiante” puede ser que se le  rompa su smartphone, o que se quede sin cobertura en el momento que vaya a subir una foto a Instagram o un video a Snapchat.

Acabo de recibir una carta de Jenny, una de mis estudiantes. En abril pasado, esta chica visitó Cuba conmigo y le llevó amor y solidaridad a muchos cubanos (incluyendo a los niños que perdieron sus casas cuando el tornado y que viven en el albergue de Los chicuelos). Este es el último año en que Jenny estará en nuestra escuela pues ella y su familia se mudan a otra ciudad. Sus palabras me llevan a la reflexión. Su carta me ha hecho pensar que el mayor triunfo humano no radica en acumular riquezas materiales pues, como dicen las escrituras, la polilla y el orín corrompen (o las riquezas pudieran ser robadas por ladrones). El mejor y más duradero tesoro humano son las buenas acciones hacia nuestros semejantes y al mundo (y la esperanza de que el prójimo se contamine de nuestro entusiasmo y ejemplo y continúe la obra). La huella que dejamos en los otros es la única forma de perpetuarnos, aún cuando ya no estemos. Y si los otros siguen la obra, entonces, tú y tu obra tendrán vida eterna. Gracias Jenny.

Así comenzó su post Lazo. Así lo explicó.

Roberto A.

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