Aguas albañales en el Vedado habanero

Texto y fotos: Vladia Rosa García

Las reparaciones del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en el Vedado habanero han servido de poco. Las aguas albañales “adornan” algunas zonas residenciales

Desde la calle 7ma hasta 3ra, en el Vedado capitalino, se extienden las aguas albañales hace una semana. Los vecinos sufren este problema varias veces en el año.

Varios residentes del lugar explican que no es la primera vez que sucede esto. “Cada vez que hacen un arreglo en las tuberías es para peor. Vinieron a resolver lo del abastecimiento de agua en la zona y terminaron picando donde no era, y eso que ellos son los profesionales”, comenta Ernesto, profesor de la Enseñanza Media al referirse a los trabajadores de Aguas de La Habana.

Estela lleva más de 15 años viviendo en el área. Cuenta que es mayor el tiempo que el barrio está con el flujo de agua podrida que seco. “Ya estamos cansados de que no nos hagan caso. Lo dices en la reunión del CDR, el delegado supuestamente habla con el municipio y al mes es lo mismo. A nadie le importa nada”.

Según los testimonios de los vecinos, después de las reparaciones del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, comenzadas en el segundo semestre del pasado año, se iniciaron los mayores contratiempos. Una nota del sitio web Cubadebate informaba en diciembre del pasado año que las transformaciones se concentrarían en la rehabilitación de la infraestructura hidráulica debido a que tenían más de 60 años de explotación y necesitaban ser renovadas. Pero al parecer lo nuevo no significó calidad ni garantía.

“Ahora sí la población va a disfrutar del servicio de agua”, manifestaba el delegado a la asamblea provincial en un encuentro hace algún tiempo. “¿Disfrutar de qué? De la peste, los charcos y los mosquitos”, reclama René, jubilado residente en 3ra y E.

Entre las principales molestias están el constante mal olor, los vectores y la podredumbre que rodea las esquinas. Aunque el charco seque, el moho continúa. “Hay que tener mucho cuidado para caminar, el otro día resbalé y casi me caigo. Todas las aceras están iguales”, protesta una muchacha.

La única área infantil, ubicada en al parque de Calzada y F, se encuentra en reparación. Por tanto, los niños solo tienen las aceras para recrearse. “El mío que juegue en la casa, afuera hay mucha contaminación y después son las enfermedades”, indica una madre sentada en un portal.

Otras de las cuestiones que crean desconcierto es la despreocupación de las entidades del Estado en la zona. ¿Acaso los distinguidos centros laborales del área no ven lo que sucede? ¿Cómo en un entorno donde confluyen los ministerios del Turismo y de Relaciones Exteriores, o la galardonada institución de Casa de las Américas, va a reinar la suciedad y el abandono?

“Con la cantidad de personas importantes que visitan esos lugares y a nadie le llama la atención. Esta mañana el alcantarillado de tercera se estaba botando, pero miran, hablan y más nada. Debería darles pena”, añade María, propietaria de un apartamento en la calle 5ta.

Esta vez, todo empezó por un hueco. Aún se observa la señalización y el interior repleto de agua. Ese es el adorno más reciente del barrio. “¿Hasta cuándo?”, se cuestionan los ciudadanos.