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Cuba

Ventas de garaje, otro emprendimiento que acometen los cubanos

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Texto y fotos: Vladia Rosa García

A la hora indicada arrancó el garage sale o como se conoce en Cuba, la venta de garaje. Esta práctica no se sabe con exactitud cuándo llegó a la isla, pero hoy es otro emprendimiento entre cubanos

Quedaron en abrir a las diez y cerrar en la tarde porque más temprano puede ocasionar que vayan pocas personas. Todo quedó listo desde el día anterior, o al menos los estantes improvisados y las mesas de exhibición. En el cuarto se contaban alrededor de diez bultos: maletines, bolsos grandes, jabas que guardaban las pertenencias. La especialidad del día sería la ropa de mujer y los accesorios. Zapatos, solo cuatro pares se venderían, lo demás, toallitas para el sudor, llaveros y perfumería. Las prendas que quedaron chiquitas con el paso del tiempo, algunas que ya no están en el último grito de la moda, son las más propensas a encontrar.

A la hora indicada arrancó el garage sale o como se conoce en Cuba, la venta de garaje. La invitación llegó vía Facebook, grupos de Whatsapp, Telegram y algún que otro comentario en la calle. “Entré en un grupo de ventas online y por ahí me enteré. Estoy buscando blusas cortas y vestidos”, dice una de las participantes del evento.

Esta práctica no se sabe con exactitud cuándo llegó a Cuba. Quizás por alguna película. Es similar a las que realizan algunos habitantes de los Estados Unidos, lo que en la isla a una escala mucho menor. Lo cierto es que en Cuba cobra cada vez más auge entre los jóvenes, fundamentalmente después que en la Gaceta Oficial No.27 Extraordinaria de 26 de septiembre de 2013 se prohibiera la comercialización de ropa de fabricación industrial o importada.

En las estanterías se muestran ropas de uso que no aparentan mal estado, prendas con etiquetas y algunos artículos de marca. “Las cosas más nuevas están en oferta porque salieron de temporada y a muchas personas les puede interesar. Lo demás es imposible venderlo de uso como los perfumes o los cosméticos, sino pierdo clientela”, explica Sandra, una de las organizadora de la iniciativa.

Regados por el piso hay varios papelitos de colores con precios de productos. Nada sobrepasa los 10 CUC ni es inferior a los 25 pesos cubanos, ni siquiera el calzado. En las primeras horas las ventas son pocas pero a medida que avanza el día, el local empieza a tener clientela. “Nunca había participado en algo como esto, busqué en Internet y salía que era la venta de artículos personales a bajo precio, por eso decidí a venir”, señala Laritza mientras escoge qué probarse.

“Me encanta venir a estos lugares, siempre hay algo que te guste o que necesites, además de las personas que conoces”,  indica Claudia, “de aquí se crean chats de ventas con gente interesada en hacer cosas como esta”,- mira-, exclama al mismo tiempo que me muestra en su Whatsapp tres grupos especializados en actividades de compra y venta.

Improvisar otra tienda de garaje

Entretanto, las tiendas estatales donde se oferta ropa reciclada cada vez son menos. En el boulevard de San Rafael, Centro Habana, hasta hace pocos meses funcionaba Indochina, una de las más surtidas de la ciudad. Ahora pasó a ser una tienda de Artex, y se eliminó el servicio a un público numeroso.

Ya son las cuatro de la tarde. En el portal de la casa quedaban pocas cosas, que al final se regalaron. Los anfitriones agradecieron a los presentes y prometieron una “venduta” más grande para la próxima ocasión. El tiempo exacto que demorará, aún es incierto. Primero queda buscar más productos, organizar otro día, propagar el rumor para volver a improvisar una tiendecita.

 


 

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