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Cuba

La Universidad Central de Las Villas continúa apagada

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Por Vladia Rosa García

La Universidad Central Marta Abreu de La Villas anunció el día 13 que cerraría sus puertas hasta que la situación en Cuba mejorara

Hace dos semanas, el gobernante Miguel Díaz-Canel Bermúdez comparecía ante la teleaudiencia de Cuba y anunciaba una crisis energética. En palabras del mandatario, la solución venía en camino, o mejor dicho, estaba en aguas internacionales y tocaría suelo cubano el pasado día 14 de septiembre.

El problema afectaba a todos. El transporte se reduciría de tal modo que de ocho ómnibus en las rutas nacionales habituales, solo dos rodarían en las carreteras; los carros estatales estarían obligados a ceder espacios en sus vehículos y los centros de educación superior modificarían los horarios docentes.

La Universidad Central Marta Abreu de La Villas anunció el día 13 que cerraría sus puertas hasta que la situación lograra mejorarse. Ante el anuncio de la suspensión de clases, los alumnos fueron obligados a abandonar la residencia y dirigirse mediante “botellas” o “por sus propios medios” hasta sus hogares. “El aviso fue con poco tiempo, -no hay petróleo- dijo un profesor y entonces ya había que irse”, explicó Amanda, estudiante de Comunicación Social.

Primero la rectora se reunió con los decanos de las trece facultades. Luego estos con los profesores y por último, con los estudiantes. “Situación coyuntural que atraviesa el país”, manifiesta Luis Alberto, profesor. “Esa fue la explicación dada a todos los trabajadores”. También afirma que tuvieron que abandonar la residencia de inmediato: los laboratorios, comedores y cada edificio de la universidad cerraron hasta nuevo aviso.

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La fecha para el nuevo inicio de curso sería el lunes 30 de septiembre, cuando el escenario lo permitiera. El 29 comenzarían las actividades en las becas estudiantiles y las docentes volverían a tomar su rumbo habitual al día siguiente. Mientras tanto, los escolares de los cursos diurnos de la sede central “estarán vinculados a tareas de impacto que demanden cada uno de sus territorios, principalmente las relacionadas con el ahorro de energía y las acciones de higienización y lucha vectorial”, informaba un correo que circuló entre profesores y alumnos.

Amanda, de Sagua la Grande, cuenta que cuando llegó a su pueblo no pensó dirigirse a  Vectores porque “no va a revisar casas ni va a hablar de las medidas energéticas. Lo que hay que hacer en ambos casos, todos lo saben: higiene, apagar las luces innecesarias…etc. No voy a perder mi tiempo en eso. Voy a adelantar materia, porque para colmo a los profesores no les dio tiempo de orientar estudio y luego nos machacan”.

“Cuando llegué me dijo la presidenta del CDR que debía acompañar a los pioneros de la primaria y secundaria en un recorrido por las casas para que los guiara. Le respondí que no tenía tiempo, que tenía tareas de la escuela”, relata Ariel, quien cursa el tercer año de Periodismo y también vive en Sagua. “No creo que sean tiempos de los universitarios andar haciendo las tareas de otros”, aclara.

El combustible todavía es una cuenta pendiente en la isla caribeña. Las acciones se encaminan hacia el abastecimiento de la capital, mientras las demás provincias se alejan en la recuperación. Aunque el Estado haya asegurado la continuidad de estudios pese al problema energético, esto solo se inscribe a La Habana. Los villaclareños podrían tardar otra semana en incorporarse a las aulas. La Universidad Central de Las Villas está apagada y por estos días no tiene manera de ver la luz.

 


 

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