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Cuba

Sitiada la casa del periodista independiente Héctor Luis Valdés Cocho

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Hay algo en esta actitud de gente como el periodista independiente Héctor Luis Valdés Cocho, Tania Bruguera y Carlos Manuel Álvarez -y del resto de los opositores y activistas- que a la Seguridad les incomoda y no entiende. Que los disloca, y es: ¿por qué se quieren quedar en Cuba? ¿por qué insisten en permanecer y no largarse?

No solo la casa del periodista independiente Héctor Luis Valdés Cocho está siendo vigilada. Los 14 de San Isidro y otros periodistas independientes, sufren igual “custodia permanente”.

El periodista independiente cubano Héctor Luis Valdés Cocho se encuentra desde la mañana de ayer (martes) con vigilancia permanente por parte de la Policía y la Seguridad del Estado en su casa. Los agentes no lo hacen para cuidarlo, sino para reprimirlo, aunque muchos cubanos soñadores con los peces de colores insistan en que es para “salvaguardar las conquistas de la Revolución”.

El discurso es claro y simple y así se lo hicieron saber. No puede salir de su casa porque si sale, lo detienen.



Eso se lo comunicaron ayer, cuando aproximadamente a las siete y 19 de la mañana bajó a la calle para despedir a su pareja.

Allí, en la calle, se encontró con los militares cubanos que le dijeron además que todos los que salieron en el noticiero -se refieren evidentemente a los 14 de San Isidro- también están siendo vigilados. Es decir: están violentándoles sus derechos como seres humanos.

El periodista publicó imágenes de “la guardia” que tenían montada frente a su casa, en su perfil en Facebook.

“Si tanto quieren vigilar, pues opten por una plaza de custodio de una escuela o alguna institución del grupúsculo que ustedes tanto defienden”, apuntó.

Represión en otros lugares de La Habana y el país.

Ayer, la joven protectora de animales Leidy Laura Hernández, residente en la ciudad de Santa Clara, publicó imágenes de una situación similar que además, culminó con el arresto de su esposo, el rapero Omar Mena, a quien también sacaron de su casa para que “los acompañara”.

En una serie de fotografías y videos, Hernández grabó no solo la detención de Mena, sino también de otra persona. Por si fuera poco, testimonió cómo se encontraban los alrededores de su vivienda; con oficiales por toda la barriada, algunos en motos, otros a pie.

Cuba vive por estos días una ola represiva similar a la que se vivió en los días previos de la llamada Primavera Negra. Contra los arrestos, detenciones y violaciones de derechos humanos, los jóvenes solo han expuesto el valor de sus palabras y como espada, han usado argumentos y teléfonos celulares, a los que la policía política les tiene verdadero pavor.

Los oficiales no encuentran respuestas a muchas de sus dudas por más que gente diáfana y con léxico coherente, como Carlos Manuel Álvarez, se los explique. Ayer precisamente Carlos Manuel divulgaba en una crónica un resumen del interrogatorio en el que se vio envuelto con la Seguridad del Estado, a pesar de que los oficiales intentaron hacerle ver al joven escritor y periodista que aquello era “un diálogo”.

En “el diálogo” -como dicen “ellos”- tropezaron varias veces contra la ignorancia de su creencias, pues no entienden que no exista un “financista” de estas actitudes rebeldes. Igual le ha sucedido en las últimas horas a la artista Tania Bruguera, a quien le insisten e insisten en que ella trabaja para el enemigo, pero sin poder mostrarle una prueba.

Hay algo en esta actitud de Tania Bruguera y Carlos Manuel Álvarez -y del resto de los opositores y activistas- que a la Seguridad les incomoda y no entiende. Que los disloca, y es: ¿por qué se quieren quedar en Cuba? ¿Por qué insisten en permanecer y no largarse? o en no quedarse si salen, e insisten en regresar.

Lo mismo les sucede con Yoani Sánchez, Reinaldo y Luz Escobar, por citar otros tres ejemplos. En sus mentes no existe la posibilidad de que existan personas que “les guste” -así piensan “ellos”- ser reprimidos o vivir vigilados, pues la historia que han vivido, los acostumbró a ver gente que emigró del país apenas se vieron mínimamente “molestados”.

Ninguno de ellos parece entender que existen cientos y miles de cubanos que prefieren quedarse en su tierra a construir y crecer, porque la solución no es el exilio. Gente que lejos de huir, prefieren quedarse para mejorar su vida, para labrar un futuro distinto.

Ariel P.



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