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Cuba

Siete días sin agua en Habana del Este

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Texto y fotos: Silvia Alemán Fundora

La historia de los vecinos de un edificio en el reparto Bahía, Habana del Este. Tiene 30 apartamentos y alrededor de 200 personas. Muchos son gente retirada y niños. Llevan siete días sin agua

Hoy es el séptimo día sin agua. La gente en el edificio está como loca. Esta mañana empezó la gritería de un apartamento a otro. “Oye, Ivette, ¿tú tienes agua?”, le chilló el del primer piso a la vecina del último. “¡No!”, respondió la otra, “todavía”.

Isabel, de 72 años, vive en el cuarto piso. Es madre de dos, abuela de tres y vive entre nueve personas más. Apretados, desde que a su marido le dieron el apartamento luego de que se retiró de la marina. Cuando Isabel despierta siempre hace las mismas cosas. Prepara café, se asea y se pone a ver televisión. Hoy solo hizo la última.

¡Ahorren, que la cisterna sigue vacía!

Arriba vive Ernesto, de 43 años, suerte de mecánico que en su tiempo libre se encarga de echar a andar el motor. Ayer bajó seis veces a comprobar. Las seis, subió exclamando: “¡Ahorren, que la cisterna sigue vacía! ¡Más tarde probamos de nuevo!”.

Isabel lo escuchaba y se lo contaba a su hermana por teléfono: “Desde que hicieron las obras en La Habana Vieja, con los hoteles y eso, estamos así, el agua viene un día y falta tres”. “¿Hasta cuándo?”, decía. “Hoy iba a lavar las ropitas de las niñas y me he tenido que quedar en esa. Por suerte mi hijo, la mujer y las niñas se fueron para casa de los suegros”.

Ernesto me comenta que al principio los vecinos pensaban que el motor se había roto. “Lo fui a comprobar y todo estaba bien. Luego comprobé las tuberías y no había problemas. Así que fui a meterme en la cisterna. Una cisterna que aguanta 105 metros cúbicos de agua, no llegaba ni a la quinta parte. Por eso no encendí el motor. Les expliqué a los vecinos: En la noche vuelvo a probar”.

El edificio está en el reparto Bahía, Habana del Este. Tiene 30 apartamentos y alrededor de 200 personas. Muchos son gente retirada y niños.

“Imagínate no tener agua ni para tomar”, me dice Isabel. “Esto nos cogió de sorpresa. El que tiene tanques más o menos aguanta. Pero en la casa no hay. Nosotros vivimos exclusivamente de lo que sale de la pila. Esperamos que llegue Ernestico del trabajo y ponga el motor para poder bañarnos. Y lo que recogemos son par de cubos”.

Ya la gente empezó a bajar con pomos. Pero a los más ancianos les cuesta mucho. El marido de Isabel tiene una hernia discal e hiperplasia prostática. Pero ahí está. Bajando con los cubos a recoger alguito. Cuando sube, descansa 15 minutos y vuelve a bajar. Tiene 75 años.

Son las seis de la tarde y la gente sigue gritándole a Ivette, que se ha convertido en líder no formal desde el balcón de su quinto piso. “Oye, ¿tú tienes agua?”. Y ella responde: “¡Nada todavía!”

 


 

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