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Si no hay cerveza vamo’ a tomar: ¡Guayabita del Pinar!

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Ubicada en la capital de Pinar del Río, constituye un destino obligatorio de visitantes nacionales y extranjeros. Más que su inconfundible nombre, sobresale la curiosidad por conocer cómo se obtiene el ron Guayabita del Pinar. A oídos de la mayoría llegan las condiciones de su elaboración y resulta sorpresivo para quienes consideran el siglo XXI totalmente industrializado.

Casi de manera artesanal, con apenas 34 trabajadores, la fábrica alcanza producciones anuales de 60 mil cajas con doce botellas cada una. Además de ser única de su tipo en el país, la calidad del licor es reconocida a nivel mundial y constituye junto al tabaco los apellidos de la provincia más occidental de la isla.

Tras 120 años de su fundación, la fábrica de ron mantiene la producción artesanal de la bebida autóctona de la provincia

A diferencia de lo que pudieran imaginar quienes degustan de la bebida, la fábrica de Guayabita es pequeña por su extensión y depende del reposo de la fruta para que el sabor del ron sea inconfundible. Entre la tradición y la exclusividad, la frutilla permite la comercialización de dos variantes: seca, con gusto similar al ron, y dulce, semejante a un licor.

Luego de la etapa de cosecha en varios municipios del territorio (Minas de Matahambre, Guane, Pinar del Río, La Palma, Viñales, San Juan y Los Palacios) la producción del ron inicia un nuevo ciclo. La guayabita del pinar, frutilla que pone nombre y sabor a la bebida, una vez en la fábrica, tiene como mínimo un mes de reposo en los barriles con alcohol para poder extraer el líquido y mezclarlo con otras sustancias naturales. Más tarde, en los toneles de roble blanco la mezcla consigue su añejo para dar término al proceso.

Endémica de la zona occidental, la diminuta fruta crece silvestre bajo los pinares solo en Vueltabajo y en la Isla de la Juventud. La especie Psidium salutare o guayabita por su dimensión, es un arbusto cuyo tamaño oscila entre 50 a 230 centímetros de altura. La floración ocurre de febrero a junio y el fruto no sobrepasa 2 centímetros de diámetro.

Fue escogida por los tabacaleros para dar aroma y mejor sabor al aguardiente, necesario en las mañanas para enfrentar el trabajo y las bajas temperaturas de principios del siglo XIX. Lo que costituyó un remedio ante el frío del amanecer, sería identidad y reconocimiento de los vegueros de la época.

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Con apenas 34 trabajadores, la fábrica alcanza producciones anuales de 720.000 botellas.

LA CASA GARAY

Desde Vizcaya, España, llegó Lucio Garay Zabala tras huir de la situación de contradicciones de su continente. Nacido entre la elaboración de vinos y licores, vio en la emigración la solución para salir adelante.

Con 15 años de edad arribó a la Habana con el objetivo de trabajar y tener independencia económica. Encontró varios emigrantes que hacían grandes inversiones en el comercio de bebidas, una rápida salida con resultados favorables. Junto a su hermano mayor viaja a Pinar del Río en busca de nuevos mercados. Según los historiadores, iniciaron los negocios con los señores Hermes y Baco, al asegurar la propiedad de la marca de coñac “El Globo” bajo la razón social “Costals Garay y Compañía”, propiedad exclusiva para utilizar la marca autorizada por Don José Sánchez Gómez, gobernador general de la Isla de Cuba.

Durante esos 12 meses registraron un anís identificado como “El Portador” y otro coñac bajo la marca “La Africana”. Los hermanos, tras varias disputas separaron sus ganancias y Lucio decidió montar su propio negocio.

El octavo hijo del matrimonio español de Juan Garay Rentaría y Josefa Zabala Barturen aprovechó sus ingresos para duplicar la receta de la conocida mezcla occidental: la Guayabita del Pinar. La posterior comercialización le traería fama a la región y logros profesionales.

Apoyado en sus conocimientos sobre la elaboración de vinos, para 1892 la fundación de la fábrica de bebidas Casa Garay, como también se le conoce, sería un hecho y cada visitante ilustre que pasaba por las tierras tabacaleras recibía de manos del propio dueño muestra del ron que identifica a Vueltabajo.

La acogida del licor fuera de las fronteras nacionales propició en 1906 el Premio de Comercialización, el Premio de la Feria de La Habana (1911), la Medalla en la Feria de Roma de 1924 y el Oro en la Feria Internacional Primavera de Plovdiv, Bulgaria en 1988.

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La diminuta fruta crece silvestre bajo los pinares sólo en Vueltabajo y en la Isla de la Juventud.

LA OCCIDENTAL
El clima es un factor determinante en la cosecha, al constituir la lluvia el principal causante de la caída de flores de la planta. Tanto es así que los cosecheros aseguraron para el 2012, la recolección de 37 quintales de guayabita para llevar a la fábrica. Al término del año, quedaron envasados 4500 hectolitros del auténtico ron, según Ángel Suárez González director de la entidad.

Su exportación depende de la calidad y excelencia de los resultados. La bebida conocida a nivel internacional, tiene marca registrada en países como Alemania, Rusia, Francia, Polonia, Portugal, China, Eslovaquia y Vietnam. En el país, la empresa Cubaron distribuye el producto y lo comercializa, ya sea para las tiendas recaudadoras de pesos convertibles o para los mercados por moneda nacional.

La Guayabita del Pinar es una tarjeta de invitación a los que conocen de su existencia. Ejemplo de una Cuba cosmopolita, es una tradición cultural que inspira a creadores y artistas a lo largo de la nación. Catalogada como Patrimonio Industrial Intangible, constituye un sello de distinción por ser una bebida única de su tipo en el mundo.

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