Redes sociales “inundadas” con noticias falsas sobre elecciones en EEUU

Circulan por la web videos con informaciones falsas sobre fraudes en las elecciones recién celebradas en EE.UU. No contribuya a la desinformación. Sea objetivo, sobre todo si usted es “influencer”.

Una alerta sobre el peligro que constituye divulgar informaciones falsas -dudosas, mal contrastadas y sin pruebas también- fue lanzada por la agencia Reuters recientemente, en medio de fuertes debates sobre la transparencia de las elecciones celebradas en EE.UU.

Varios usuarios de las redes sociales, y cuando decimos “varios” entiéndase cientos o quizás miles, han compartido un video que muestra supuestamente una urna en el estado de Michigan mientras es llenada de papeletas falsas. En cada post, como es “normal” en estos casos, se suceden los comentarios de apoyo, de “denuncia”. En su mayoría gente que no se ha tomado el trabajo de verificar que el video corresponde a las elecciones presidenciales rusas de 2018, y que fue grabado en Moscú y no en Michigan, como afirman cada uno de los que compartió el video.

Lo peor es que no se trata solo de post privados, sino también de post en grupos de Facebook (este, este, que ya fue borrado, este otro) gente que inconscientemente o conscientemente también, se han empeñado en divulgar información falsa, a la vez que utilizan titulares sensacionalistas como “Se eliminó el relleno de boletas falsas en Michigan de Twitter” o “Fraude electoral en las elecciones de EE. UU. 2020” o “Relleno de boletas falsas en Flint, Michigan”.

La mayoría de ellos son partidarios del presidente Donald Trump, seguidores incondicionales de las afirmaciones sin fundamento sobre un fraude electoral generalizado, que evidentemente contribuyen a darle más combustible al fuego del malestar general sin pensar en por ejemplo que eso socava la democracia estadounidense, puede provocar estados de ánimos peligrosos y desembocar evidentemente en enfrentamientos. Incluso armados.

En las últimas horas, por esta misma causa -el enfrentamiento político- dos personas residentes en Hialeah que conversaban sobre “política” terminaron enfrentándose en un argumento que, tras no pocas cervezas, se calentó y escaló a tal punto que uno de ellos sacó una pistola y le dio un tiro en la cabeza a otro. El asesino es de origen cubano. La víctima también.

Es absolutamente irracional que personas “influyentes” en las redes lejos de combatir la desinformación contribuyan a ella. No se trata de darle un espaldarazo al candidato republicano, sino de encontrar el modo correcto para hacerlo. Divulgar un video que hasta un niño con un coeficiente de inteligencia promedio pudiera notar la desincronización en los labios de Joe Biden, repetir lo que dicen otros sin confirmar; fomentar la idea de que la Corte Suprema de Justicia le va a dar el triunfo a Donald Trump y otras torpezas similares de estos “influencers”, tienen un alto costo.

De hecho, tienen el costo de que sus seguidores se le escurran entre las manos por la falta de credibilidad en lo que dicen, como si ya el juicio personal y el apasionamiento político no los estuviese horadando por los tobillos.

El fin de semana un amigo me envió por privado un video donde el actor Carlos Garín afirmaba que las pruebas del robo de las elecciones a los republicanos “ya estaban ahí”. El video de marras era Garín hablando todo el tiempo, sin mostrar una prueba fehaciente de lo que decía. El amigo insistía en que “las pruebas estaban ahí”, mientras yo le preguntaba “dónde”. Al final tuvo que reconocer que pruebas no había ninguna; solo lo que decía este actor que, revisando su perfil de Facebook uno encuentra que le tienen varios videos “señalados” por la misma causa. Por estar basados en noticias sin fundamento, sin pruebas. Ante tanto apasionamiento sin base sólida, hasta uno agradecería que le cerrasen la cuenta a Garín, o que se la desactivasen al menos, hasta que todo este entuerto con las elecciones sea aclarado.

El 11 de junio del 2015, el intelectual italiano Umberto Eco afirmaba en el diario La Stampa:

“Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles“.

Cinco años después el consejo que puedo darles es el siguiente: “No sea uno de ellos”.

Roberto A.

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