Niño cubano cultiva sus propios alimentos

Este niño cubano, además de todas las viandas que tiene sembradas, posee más de 10 tipos de árboles frutales y cítricos y en total más de 30 especies diferentes.

Un niño cubano, de apenas 13 años de edad, se ha dado a la tarea de cultivar sus alimentos. En un terreno que tiene preparado a tales efectos, este adolescente que debería estar disfrutando de esa hermosa etapa de su vida como cualquier otro, se empeña en cultivar productos para alimentarse y ayudar a su familia.

Su nombre es Leo, y dice el diario oficialista Adelante, especialista en enmascarar bajo historias cotidianas la necesidad imperiosa en la que se ha visto Leo, que “con 13 años habla con pasión y orgullo del arte de cultivar”.

No es la historia de Leo única en el país. Recientemente el diario Juventud Rebelde nos relataba una historia similar: la del niño espirituano Diago Alejandro Tejas Bernal, quien con tan sólo 12 años de edad, tiene sembradas, en un pequeño  solar del Consejo Popular Parque,  habichuelas, frutabombas, ajíes, boniatos, calabazas y tomates.

No hay mucha diferencia de edad entre Diago Alejandro y Leo. El periódico Adelante señala que a Leo “le gustan la pelota, los animales y las películas”, y no es muy difícil explicar que seguramente a Diago también. Ambos niños, muy probablemente por necesidad -puede haber “embullo” y hasta “herencia”- han decidido cultivar pedazos de tierra, en lugar de jugar a la pelota. O el fútbol.

“Cuando veía las teleclases de Historia, me dieron curiosidad los métodos de cultivos de las civilizaciones antiguas y empecé a preguntar y a buscar en Internet. Me di cuenta que no es sembrar por sembrar, sino que cada planta lleva su atención y su momento del día”, le cuenta a la periodista que lo entrevistó este niño que, en una parcela de tierra que tiene en el reparto El Porvenir, tiene sembrados ají y yuca, además de plátano, malanga, frijol, pepino, remolacha, cebolla, calabaza, ñame y tomate.

Dice la periodista que, aparte de todo eso, este niño cubano tiene más de 10 tipos de árboles frutales y cítricos y en total más de 30 especies diferentes.

“Me levanto tempranito y atiendo algunas plantas, les doy comida a mis dos perros, mi conejita y mi jicotea, me baño y luego hago las tareas. Si después tengo que ayudar a mi abuela también lo hago, pero ellos me dicen siempre que las tareas de la escuela, primero. Por la tarde veo las teleclases y riego las otras siembras”, añade el niño que, según la historia que se narra, cuando amanece “él ya está en el patio”.

“El método que más aplico es el de la rotación de cultivos, leí que es muy bueno para que el suelo se fortalezca”, aclara este retoño de agricultor.

Ya en casa de Leo, como en la de Diago, se come lo que él siembre sin necesidad de salir a comprar tantas cosas a la calle.

Ariel P.

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