Multas: La nueva industria en Cuba, en medio de la pandemia

En medio de la pandemia del coronavirus, el Estado cubano ha sacado como el mago, del sombrero, una nueva industria: las multas.

Más de 13 mil de estas multas se han impuesto por violaciones de normas sanitarias durante la actual etapa de enfrentamiento a la COVID-19 tan solo en La Habana, incluida la que le impusieron de 2000 pesos en moneda nacional al cantante Jorge Jr., un hecho que a la postre contribuyó a un nuevo rifirrafe entre cubanos, con la divulgación del número de teléfono del cantante Alexander Abreu y con las llamadas y SMS ofensivos y amenazantes por este recibidos; pero ya de eso hemos hablado bastante.

En el resto de las provincias el panorama debe estar igualito.

Ni La Habana ni “el país” han divulgado por las claras cuánto dinero en multas se ha impuesto y cuánto ya se ha recaudado, pero son varios miles. No pocos cubanos se quejan de que varias de estas multas son abusivas, especialmente en una isla deprimida económicamente, donde su gente tiene que hacer verdaderos malabares para “estirar” el salario hasta fin de mes; así que imponerle a una persona 2000 y 3000 pesos de multa por no tener puesto el nasobuco en la calle, para muchos es como una puñalada en medio del pecho.

A la multa no escapan ni “los famosos”. Un actor de la televisión cubana que no me autorizó a revelar su nombre, hizo lo que nunca ha hecho en su vida: decirle a un oficial de la PNR “Compadre, ¿tú no sabes quién soy yo?”, cuando el pasado 18 de septiembre, el guardia lo cogió sin nasobuco, cuando él bajó a botar la basura tempranito en la mañana en el cesto de la esquina de su casa que, aclara el actor, estuvo toda una semana desbordado.

“Supuestamente la multa tiene que ver con Higiene y Epidemiología; ese cesto siempre está desbordado. El nasobuco se supone funciona como barrera protectora en donde hay personas. No había nadie en la calle y me engancharon $300 cocos. Lo qué más risa me dio es que me dijo: “Sí, te conozco y me encanta lo que haces, pero estás sin nasobuco”. No formé lío, porque me llevó bien. Yo creo que por estar sin nasobuco te ponen 2000 pesos”, dijo off the record a Cubacomenta el actor.

Lo cierto es que -y así lo explica la nota de la Agencia Cubana de Noticias– “a 23 días de la entrada en vigor del Decreto No. 14, en esta capital se han impuesto 13 mil 674 multas contra violaciones a la higiene comunal y sanitaria”, según las declaraciones dadas ayer por Orestes Llanes Mestres, jefe del subgrupo de Fiscalización, Control e Higiene del Consejo de Defensa Provincial (CDP). El funcionario informó en la reunión que “hasta la pasada jornada los municipios con mayor cantidad de penas son Centro Habana, con más de dos mil, La Habana Vieja con mil 983, y La Lisa con mil 222”.

Estas multas, sin dudas, han “insuflado” en la economía capitalina no poco dinero. El Estado debe estar, micrófonos apagados, celebrando la idea de “apretar la tuerca” con las multas y, conscientes de la importancia que han adquirido, hasta le han brindado facilidades a las personas para pagarlas. Multas hasta en 10 plazos, algo nunca visto.

ACN dice que aquellas personas que no estén de acuerdo con la sanción, tienen derecho a apelar en los tribunales la imposición de las multas. Esperamos que la agencia nos traiga de aquí a unos días este otro dato: ¿cuántas de esas multas apeladas se revirtieron?

No muchas, seguramente. Porque aunque la prensa oficialista no lo diga, la experiencia con las multas en Cuba nos dice que, en el careo de la reclamación, más del 90% de las veces, por no decir, el 100% de las veces, lo que tiene lugar es una “confrontación” verbal con el policía o inspector que la puso. La típica “palabra tuya contra la de él”, donde las víctimas casi siempre tienen todas las de perder.

Sobre todo, si enfrente, tienes un policía.

por Roberto A.

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