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Por Fernando Vargas

En un momento de incertidumbres dentro del panorama cultural cubano, que ha vivido en los últimos años no pocos reveses en la producción audiovisual, los cines vuelven a llenar sus butacas con espectadores ávidos de encontrar propuestas diferentes a las comunes en los espacios oficiales.

Algunos estudiantes de la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte (FAMCA), o la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños exponen por primera vez sus tesis de graduación o ejercicios de clase a sala llena.

En esta edición de la Muestra Joven ICAIC, el eslogan escogido fue «Del corte a la acción» con la idea de impulsar el movimiento de cine joven para evitar que caiga en el letargo. Cuballama conversa con Juan Carlos Calahorra, uno de sus organizadores: “El programa de la Muestra es totalmente ecléctico, concurren películas rechazadas en otros festivales por temas como la “calidad”. No nos creemos dueños de la verdad absoluta, por eso tratamos de buscar una heterogeneidad en la selección. Tampoco discriminamos por si estás formado en Cuba, o vives fuera. Nos interesa, más que quiénes, el cómo se representa la realidad nacional o internacional”.

Precisamente uno de los aspectos que hace prácticamente único el evento es la exhibición de obras, tanto dentro como fuera de concurso, que habían estado condenadas al ostracismo.

Pablo Milanés y la UMAP

Este es el caso del documental sobre el trovador Pablo Milanés del realizador Juan Pin Villar, que aborda a profundidad pasajes de la biografía del músico cubano, como su estancia en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), las cuales, según las palabras del protagonista,  se convirtieron en campos de concentración para homosexuales, religiosos o cubanos que pensaban diferente.

En el lobby del cine 23 y 12, rodeado de una muchedumbre que lo felicitaba por sacar a la luz, “sin paños tibios”, la historia de uno de los mayores músicos que ha dado Cuba, ante la pregunta de ¿Por qué darle ese peso a lo de la UMAP? Juan Pin Villar responde: “La idea era cerrar un ciclo de cincuenta años en la vida artística de Pablo. La UMAP tiene un peso real y no se ha pedido disculpas a las víctimas. Esta sería la primera vez que el gobierno cubano reconoce, dejando poner el documental, toda la estupidez y la tontería de las autoridades con relación a este tema.”

Pero este no es el único tópico “molesto” del documental. Desde voces como Martha Valdés, Sergio Vitier o Ela O’Farill se analiza la intromisión en las letras de las canciones por parte de las autoridades, para cuasi imponer contenidos relacionados con el “trabajo colectivo” o el triunfalismo ante sentimientos individuales como el amor, el desengaño o la felicidad.

Estas razones le valieron al material un recorrido accidentado en el territorio nacional. Rechazado en el Festival de Cine de La Habana, se premió en el Festival Internacional de Cine de Gibara en 2017. Juan Pin Villar agradeció a Jorge Perugorría “que se fajó por él a capa y espada”.

El secadero y La huida

Pero esta no ha sido la única propuesta “castigada” que ha “purgado sus culpas” en la actual edición de la Muestra Joven. José Luis Aparicio concursa en la categoría de Ficción con el que pudo haber sido su ejercicio de graduación en FAMCA. El secadero, un cortometraje ambientado en La Habana del año 93, mezcla elementos del llamado cine negro con el policíaco y la comedia. Aparicio le explica a Cuballama que la obra fue censurada por su forma de representar a figuras sacralizadas por los medios oficiales como policías y militares: “La visión que se da en la televisión es de personas incorruptibles, perfectas, que no dudan. El secadero desmitifica esto y juega con los arquetipos, los subvierte, pues son seres humanos con sus defectos y virtudes, o incluso con actitudes que van en contra de su rol social”.


La obra fue exhibida en el evento y puesta a debate público. Aparicio se alegra de poder visibilizar temáticas que van más allá de lo promovido por funcionarios. Además representa una tranquilidad para los autores saber que el público no se quedará sin verlas: “Cuando ocurre la censura en FAMCA me preocupó mucho el recorrido posterior del corto en el ámbito nacional, pero siempre confié en la Muestra porque ha sido un espacio muy plural que lucha por defender a los realizadores y posturas que pueden ser incómodas a los ojos de las instituciones”.

El certamen no solo ha servido para proyectar obras marcadas por su contenido. En cuanto a estéticas, también se ha centrado en dignificar otras propuestas menospreciadas. Ivette Ávila, graduada de Biología en la Universidad de La Habana, se dedica a la animación hace ya algunos años; encontró en su corto La huida un motivo para experimentar con las infinitas posibilidades de la técnica del Stop Motion.

El audiovisual de 18 minutos cuenta la historia de un individuo que migra de un mundo a otro. Pudo terminarlo gracias al encuentro “Haciendo cine”, de la propia Muestra Joven, cuya función principal es poner en contacto a los artistas con productoras y entidades patrocinadoras. Aunque no ha sido censurada, la creadora siente que en otros concursos como el Festival de Cine de La Habana se asume la animación como producto de menor envergadura. Su película la pusieron en una exhibición colateral no competitiva.

El año en que no hubo año

La sección “Bonus” ha permitido ver producciones con menor factura pero que representan problemáticas de interés para el público. Es el caso del documental El año en que no hubo año. Con varias escenas filmadas con un celular, aborda las experiencias de un grupo de “cadetes” en su Servicio Militar Activo. Su autor Fernando Almeida, de tan solo veinte años, le expone a Cuballama: “Más que contar los trabajos que pasamos, pues nuestros padres y abuelos han pasado mucho más que nosotros, mi inquietud estaba en la pérdida de tiempo en un año en el que hubiéramos podido hacer cosas mucho más útiles como estudiar lo que nos gusta”.

Con todo un movimiento cultural generado a su alrededor, la Muestra es ideal para el intercambio. Realizadores de renombre como el mexicano Alonzo Ruizpalacios director del filme El museo protagonizado por Gael García Bernal, intercambia con los cubanos “de tú a tú”; y se propician debates acerca del papel de las mujeres en la producción audiovisual o las continuidades y rupturas entre generaciones de cineastas en Cuba.

La Muestra Joven sigue proponiéndose romper moldes e impulsar la producción audiovisual cubana desde múltiples lentes. Sobre su papel en la cultura de la isla, Calahorra, miembro del comité organizador resume: “Es un evento polémico y riesgoso, pero, en última instancia, aspira abrazar todas las miradas para potenciar el diálogo en una sociedad que por décadas ha restringido estos espacios. La muestra abrió un nicho y considero ahí su mayor valor cultural y cívico.”

 


 

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