Migrantes cubanos: entre el suicidio y las protestas

Migrantes en espera de entrar a EE.UU. son víctimas de secuestros y robos; pero quienes entran, son víctimas de malos tratos en los Centros de Detención. Este “juego de azar”, esta violencia, irrespeto, miedo e inseguridad llevó al suicidio a un migrante cubano.

El suicidio de un joven cubano que se encontraba retenido en un centro de internamiento para migrantes en el estado de Luisiana, disparó las alarmas sobre el modo en que estarían actuando los diversos organismos encargados en la frontera y dentro del país de la atención de estas personas.

No se ha tratado en este caso de niños separados de sus padres. Se trata de personas que ya se presentaron frente a las autoridades migratorias y que se encuentran retenidos en espera de comparecer ante un juez; o incluso de otros, los menos, que ya ganaron su caso migratorio ante la justicia pero que, como sucede con el joven periodista cubano Yariel Valdés, el ICE se niega a liberarlo.

Pues bien, el miedo a ser deportados, el maltrato y la prisión por más de seis meses han mellado al parecer la paciencia de cientos de cubanos, cuyo único delito es intentar buscar una nueva vida en Estados Unidos. Uno de ellos, identificado como Roylán Hernández Díaz, se suicidó esta semana en el Richwood Correctional Center, en Louisiana.

Roylán, de 43 años, y originario de la provincia de Pinar del Río, se encontraba detenido desde hace cuatro meses. Al momento de cometer suicidio, el migrante se encontraba en una celda de castigo conocida como “el pozo”, como consecuencia de su decisión de iniciar una huelga de hambre por los malos tratos recibidos en el Correccional. Roylán tenía asignada la presentación de su caso en una corte de asilo para el próximo mes de enero.

Según reportó el canal de noticias Telemundo 51, el migrante cruzó la frontera el pasado mes de mayo junto a su esposa. En El Paso, Texas, la pareja fue detenida; ella fue liberada, y a él lo enviaron a Louisiana.

“Una triste noticia acaba de invadir nuestro chat. En Richwood Correctional Center en el bunker un chico se acaba de quitar la vida mientras lo tenían en el pozo. Libertad, ¿dónde están los Derechos Humanos?”, se puede leer en un post publicado en el perfil de Facebook conocido como Libertad para los Cubanos presos en Louisiana.

“En el estado de Luisiana, hoy un guerrero se ha quitado la vida en una celda de castigo. Los abusos psicológicos , las violaciones de los derechos humanos que hace ICE a nuestros familiares. Ni siquiera vigilancia había en esa celda, los tiran como perros”, se puede leer en uno de los comentarios dejados en la publicación.

La información fue corroborada por el periodista Daniel Benitez, quien tuvo acceso a las declaraciones de uno de los internos.

“¡Confirman suicidio de inmigrante cubano en centro de detención de Richwood, Louisiana!!! Video de detenidos en Pine Praire…” expresó Benítez.

Luego de conocerse el hecho, varios de los migrantes cubanos que se encuentran detenidos en el Correccional, realizaron una transmisión en directo para mostrar sus condolencias sobre lo sucedido.

Los migrantes pidieron la intervención y solidaridad de organismos internacionales de derechos humanos y alegan que en estos centros correccionales se cometen a menudo violaciones de derechos básicos elementales de respeto hacia el ser humano.

Mientras pedían ser liberados, y el cierre del centro, los migrantes se cuestionaron el modo en que las autoridades del Richwood los tratan como si fueran delincuentes comunes. De igual modo se cuestionan porqué están retenidos cuando la ley expresa claramente que deberían ser liberados y luego ser llamados a corte. Este encierro lo catalogan de secuestro.

Un “secuestro” que en algunos casos ha superado ya los ocho meses. Incluso el año, si nos guíamos por el caso de un migrante cubano que se encontraba detenido hacía más de doce meses en Louisville, y quien a sugerencia de su abogado inició el proceso de Ley de Ajuste Cubano.

En México, el cuartico está igualito

Un despacho de la agencia Reuters da cuenta de que en Matamoros, México, localidad fronteriza con los EE.UU. la realidad está igual desesperante.

Allí, en “una plaza parcialmente cercada que colinda con edificios administrativos a sólo unos metros del río Bravo“, un pequeño refugio “alberga a aproximadamente a 1,000 migrantes, muchos de ellos enviados de regreso a México mientras aguardan audiencias migratorias en Estados Unidos bajo el programa Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés),” explica la agencia.

Muchos de esos que esperan son víctimas de robos, secuestros, extorsiones, una situación que ya ha sido denunciada ante Human Rights First. Este grupo “documentó en agosto 110 casos denunciados públicamente de violación, secuestro, explotación sexual y otros actos de violencia contra los repatriados del MPP.”

El temor a caer bajo las garras de secuestradores y extorsionadores, los ha obligado a muchos de estos migrantes a turnarse, para vigilar.

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