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Cuba

“Me fui de allí”, que se mate otro por el picadillo

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Luchar el picadillo, el pollo, el jabón, el detergente, la pasta dental. Esa es la rutina casi diaria de Sandra, una estudiante universitaria cubana.

Sandra, la colaboradora de Cubacomenta que vive sus días entre levantarse temprano para hacer colas y acostarse tarde estudiando y luchando sus pitiklines, se obstinó verdaderamente -en buen cubano diríamos que se le llenó el gorro de guizazos- y se marchó de una cola en una tienda de Romerillo, municipio de Playa, renunciando al picadillo, al detergente, al pollo y al champú que, según “sus fuentes”, iban a sacar hoy en la tienda

Sandra se levantó a las 4:00am para asegurar su picadillo, su paquetico de pollo, su detergente y su champú pero… no contaba con que otras personas se levantarían más temprano; que otros incluso dormirían en la cola, a pesar del clima y las lluvias. Así que a pesar de su puesto presuntamente “privilegiado” ya a las 7:00 am comenzó a bajar un mar de pueblo hacia la tienda que verdaderamente se le hizo angustiante estar allí, rodeada de gente que, aun con nasobuco puesto, violan la llamada distancia social.

Cola tiendas Cuba picadillo champú

Llegada a una cola en Cuba: a las 5 de la mañana

Escucharle decir: “Me fui de allí”, sin más ni más, renunciando al picadillo -base y sostén de su alimentación diaria-  es reflejo de lo “cansada” que debe estar una persona para irse de un lugar, de una cola, a la cual llegó bien temprano en la mañana luego de madrugar para conseguir alimentos, fundamentalmente.

Cola tienda cuba picadillo pollo

Foto tomada a las 6.30 am en una cola de Cuba. Nótese a cubanos cansados

Cola tiendas Cuba

Foto tomada a las 7:15 am en una cola en Cuba



Tal vez esta no es la idea del “estudiante universitario” que tiene Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, el máximo dirigente cubano; o Raúl Alejandro Palmero, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Cuba, la de un estudiante universitario luchando un picadillo, pero les aseguro que este es un día común en la vida de Sandra, estudiante de cuarto año de la carrera de Biología: levantarse por la madrugada a marcar en una cola; hacer la cola, a veces hasta después del mediodía que es más o menos la hora en que puede entrar en la tienda; comprar, regresar a su casa, bañarse, comer un pan con aceite y sal (y ajo, si hay) o pan con picadillo; acostarse un rato, levantarse, cocinar, comer, ponerse a estudiar y trabajar hasta la 1:00 am o 2:00 am, o hasta que la venza el sueño.

Su rutina se repite casi día tras día, excepto aquellos en los que tiene que ir por fuerza de la lógica a otras tareas más estudiantiles.

Al preguntarle sobre estas, ni siquiera responde. Y al mencionarle que dentro de tres meses aproximadamente tendrá lugar el llamado “Desfile de las Antorchas” una especie de “tarea ineludible” de la FEU, responde a través del teléfono:

“Miraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”.

por Ariel P.

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