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EEUU

Marco Rubio, esta vez no tan solo

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Marco Rubio se ha puesto, en las últimas 24 horas, del lado correcto de la historia. Parece haber dejado atrás la sombra de su filiación a toda costa con Trump.

Marco Rubio se ha quedado solo cientos de veces en su vida. De esas cientos de veces que se ha quedado solo, el 90 por ciento de ellas se ha equivocado.

En otras ocasiones, por no quedarse solo, digamos que por no tener valor para quedarse solo, se ha puesto del lado equivocado de la historia. No hay dudas que es hábil para sortear las escaramuzas de la vida política y de los vaivenes propios de quien se sabe ganador, o al menos una persona con recursos y conocimientos -digamos que un futuro- para ascender en la política dentro de los EE.UU.

Por tener, ha tenido hasta suerte. En Miami, por ejemplo, en el 2016, el comediante y devenido presentador de TV Carlucho había amenazado que cuando lo tuviese delante lo acorralaría a preguntas difíciles. Nada de eso sucedió. Bueno, sí, Carlucho lo tuvo delante, pero le entró de espaldas y enjabonado; más blandito que un merenguito. Recientemente, estuvo en el programa de Alexander Otaola, quien hace tres años atrás aproximadamente lo llamó “prostituta política”. Ahora, Otaola le pidió disculpas.

Marco Rubio, por ejemplo, desde no se sabe cuando no hace un town hall con sus votantes; y si sacamos cuentas, posiblemente la única ocasión en que ha dado la cara ante la gente fue con los chicos de la Escuela de Parkland, que le cuestionaron su apoyo a la Asociación Nacional del Rifle Americano (entiéndase, apoyo a la tenencia de armas, que en su caso se traduce en aceptar dinero para su campaña política de gente que hace negocios millonarios con la venta de armas que matan a personas). No le quedaba de otra; la masacre había ocurrido en la Florida; estado por el cual él es senador.

A veces parece que no lo es, y esa es la verdad. En más de una ocasión hizo caso omiso de la opinión de sus votantes y cerró filas con el Partido Republicano, y más recientemente parecía cerrar filas a cada rato con Donald Trump, como amigo, y miembro del Grand Old Party (GOP), a pesar de que este, en el 2016 le dijo hasta… mejor nos reservamos los improperios, propios de las preliminares de dónde salió Donald Trump.

Ahora, sin embargo, Marco Rubio ha acertado. Se puso del lado de la Constitución. De las leyes. Del país. De la nación y de la bandera de las 51 estrellas. De los héroes. Condenó ayer los sucesos violentos del Capitolio luego de que, en días pasados, apoyara la certificación de Joe Biden (demócrata) como nuevo presidente de los EE.UU.  y se separara así de varios colegas republicanos, que aún permanecían fieles a Donald Trump.

Su actitud en las últimas dos semanas ha sido digna de elogio. El Senador parece demostrar que tiene agallas y criterio propio; cuando menos, olfato. Olfato para saber que al barco de Trump le queda poco -debe irse de la Casa Blanca el próximo 20 de enero- y conviene seguir en Washington, con el que venga, distante de Ted Cruz y de otros que parecen no tener claro el panorama como él.

Sus tuitazos, en las últimas 24 horas han sido TNT puro; y se ha “enfrentado” sin miedo, hasta al mismísimo Donald Trump.

Algunos lo acusan de “traidor”. Otros de haberse equivocado. Los más los felicitan. Y no dude usted de que es posible que alguien piense que hasta le hackearon la cuenta.

Ariel P.

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