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“Los turistas rusos adoran el Floridita”

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El bar-restaurante Floridita fue inaugurado el 6 de julio de 1817. En el año 1953 una revista especializada lo nombró entre los siete bares más famosos del orbe.

Los turistas rusos adoran el habanero restaurante Floridita,” tituló este lunes Prensa Latina un artículo en el cual recogen declaraciones de los propios trabajadores del lugar, sitio turístico de obligada visita para quienes visitan La Habana.

Enmarcado en las cercanías del Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de la Revolución, El Palacio Presidencial, justo en “el medio” del camino entre La Habana Vieja y Centro Habana, el lugar, próximo además al Paseo del Prado y de El Malecón, sus trabajadores aseguran que “los turistas rusos tienen predilección por este establecimiento.

El director de el Floridita, Ariel Blanco, señala que el lugar además de haber pertenecido como “lugar de culto” a los turistas americanos tiempos atrás, entre los que señaló al escritor estadounidense Ernest Hemingway y no pocos famosos de Hollywood que han visitado la isla, ahora es el predilecto de los turistas rusos que visitan La Habana.

En buena medida, tres hechos han propiciado este “cambio”.

  • la caída del turismo norteamericano que llegaba a La Habana a bordo de los cruceros
  • el auge del turismo ruso en Cuba
  • la colaboración de los grupos Cubatur y Cubanacán, como incentivo para lograr más o nuevos visitantes al lugar.

Blanco dijo que, además de los rusos, todavía al famoso Floridita, siguen visitándolo estadounidenses, polacos, europeos, chilenos y mexicanos, junto a canadienses y británicos.

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El bar-restaurante Floridita fue inaugurado el 6 de julio de 1817.

En el año 1953 una revista especializada lo nombró entre los siete bares más famosos del orbe.

En sus sillas o en la barra han estado famosos como Paco Rabanne, Naomi Campbell, Matt Dillon, Kate Mosse, Dany Glober, Jack Nicholson, Fito Páez y Jean Paul Belmondo.

Su trago destacado es el daiquirí, gracias a la “beatificación” dada por el ya mencionado escritor norteamericano Ernst Hemingway, quien tiene en el lugar una estatua a tamaño natural que recuerda su asiduidad en el establecimiento.

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“Mi mojito en La Bodeguita y mi Daiquirí en el Floridita“, expresó el Premio Nobel de Literatura hace ya más de 60 años y todo el pasa por  el número 557 de la Calle Obispo, tiene que pedir uno; si no, es como si nunca hubiese estado.

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