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Cuba

Los cubanos y sus reacciones encontradas en torno al matrimonio homosexual

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Por Flavia Viamontes

El matrimonio homosexual es legal en al menos 25 países del mundo. En América Latina en Argentina, Brasil, Colombia, México (en algunos estados) y Uruguay.

Claramente machista, la sociedad cubana vive aún con los marcados rezagos políticos de antaño que inocularon en las mentes de generaciones precedentes aquello de que la homosexualidad era una enfermedad contagiosa y afectaba a personas mal enfocadas ideológicamente. Ellos, los “pájaros” solo merecían el castigo, la marginalización o el destierro.

Entre esas ideas se  formaron unos y crecimos otros. Ante una situación semejante, era prácticamente imposible que proliferara acá el polémico artículo 68 del proyecto de reforma constitucional, que establecía el matrimonio entre dos personas sin definir sexo y que abría las puertas a un nuevo concepto legal de familia.

Según se alegó desde la presidencia de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ese fue el artículo que más propuestas recibió durante lo que el gobierno denominó como “proceso de consulta popular”. Se escucharon 192 408 opiniones, el 24.57 por ciento del total de la consulta, y el artículo fue mencionado en 8 866 reuniones (66 por ciento). Y la conclusión, dijeron, es que fue eliminado por demanda popular.

No obstante, no todo está perdido. El nuevo concepto de matrimonio está ahora dentro del Código de Familia que deberá llevarse a referendo en un plazo de dos años para que la Asamblea inicie todo ese proceso.

Extrañada, la sociedad cubana recibió la propuesta que, como alegan los números, fue el centro de las asambleas realizadas en todo el país para “discutir” lo que ya estaba escrito.

La sociedad cubana es cerrada ante el matrimonio homosexual

La Asamblea Nacional publicó que “la Comisión propone diferir el concepto del matrimonio, es decir, que salga del Proyecto de la Constitución, como forma de respetar todas las opiniones. El matrimonio es una institución social y jurídica”. La información produjo opiniones a favor, pero también muchas críticas, sobre todo en sectores que interpretaron el hecho como un freno a los progresos de la Comunidad LGBTIQ en la isla.

“Quienes redactaron esas nuevas propuestas sabían muy bien que eso iba a pasar. En una sociedad como la nuestra, machista y patriarcal por excelencia, la atención se iría directo hacia ese punto”, expone a Cuballama Alfredo, un señor de 63 años que espera en una parada de ómnibus.

“Lo que he pensado desde el primer día, y hoy corroboro, es que la única intención era desvirtuar nuestra atención de otros asuntos medulares que ahí se trataron y que la mayoría le pasó por alto, u otros que ni siquiera se tocaron. Por ejemplo el tema de los cargos presidenciales en Cuba, el terrible problema de la vivienda o la poca libertad para decidir que tenemos los cubanos”, reafirma.

Le pregunto si él participó en algunas de las asambleas y con seguridad me responde: “Claro, y dije esto mismo”.

Los criterios de heterosexuales u homosexuales van encaminados a lo cerrado de la sociedad cubana, y lo excluido y mal visto que históricamente ha sido ese sector de la población.

Israel y Alían son médicos que llevan casi veinte años de relación estable. Dicen que nunca han sido miembros activos de la Comunidad LGBTIQ, ni se han acercado al Cenesex. “No lo hemos necesitado nunca, aunque aplaudimos el trabajo que hacen”, plantea Israel.

Sin embargo, estaban felices con la idea de que se aprobara la oportunidad de oficializar legalmente su vínculo porque planean estar juntos para toda la vida. Con desconcierto y contrariedad califican de “triste” el retroceso, aunque no los coge de sorpresa. “Llevarlo a un referendo es enterrarlo completamente, porque si ahora tuvo una reacción tan negativa entre la gente, dentro de dos años no será distinto”, explica Alían.

La pareja, de 42 y 44 años, reconoce que la generación que les precede es extremadamente machista. “Los enseñaron a ser así, más bien los obligaron. Todos conocemos bien la historia contra los homosexuales en los años iniciales y posteriores de la Revolución. Eso no desaparece porque Mariela Castro haya impulsado la idea. De hecho eso cogió algo de fuerza porque fue ella quien la concibió. Si la directora del Cenesex fuera cualquiera de nosotros, ni ese organismo ni la supuesta Ley jamás se hubieran escuchado”, asegura Israel.

Campaña de iglesias cristianas contra matrimonio homosexual

Por su parte, Yelanys Hernández, periodista cubana radicada en México, alega que posponer un derecho natural como el que proponía el artículo 68 es un nuevo retroceso para Cuba. “Como heterosexual pienso que, en primer lugar, ese es un tema que no necesitaba ir a referendo pues se trataba del derecho de una minoría históricamente segregada desde la moral y no solo en Cuba. Aunque ahora esté la propuesta de añadirlo al Código de Familia y con un posible debate, debió incluirse en la nueva Constitución. Sería una muestra de humanismo, respeto a la diversidad y haría nuestra Carta Magna más inclusiva”, expresó a Cuballama.

Las iglesias cristianas en la isla han sido de las más fervientes opositoras a que se consolide una propuesta como esta. Basadas en lo que llaman Ley Moral Natural se negaron a aceptar algo así y lanzaron una campaña férrea contra ese tipo de uniones.

Al respecto Mario Alberto, gerente de un supermercado en divisas, asevera que antes se perseguía a los homosexuales y a religiosos. “Ahora los ponen en pugna y ganan los segundos. A este país nadie lo entiende. La cuestión no es de leyes, sino de valores como el respeto y la diversidad. Y los cubanos, créame periodista, ya casi lo perdimos todos”, sentenció.

Sin casi pensar Margarita, trabajadora de Coopelia, sostiene que era necesario sacarlo de las discusiones. Ella “no cree en eso de los gays. Aprobar un matrimonio entre personas del mismo sexo va en contra del sentido lógico de la vida, de la natalidad y de la sociedad”, agrega.

Hay otros a los que no le importa mucho el tema y prefieren centrarse en asuntos más trascendentales. Es el caso de Julio, taxista apostado al costado del Hotel Vedado. “No hay pan, ni cerveza, ni huevos, y el transporte está cada vez peor. El fin del 2018 viene malísimo y de eso ni se habla. Son cosas más importantes en las que hay que centrarse”, me dice entre risas. Pero más adelante acota con total seriedad que tiene un hijo felizmente homosexual. “Solo quiero que mis hijos sean felices con el camino que escojan. Que lo sean ellos, no que me hagan feliz a mí. Eso sería muy egoísta de mi parte. Entonces lo más importante es fundar, crear y aprobar Constituciones y leyes que difundan la felicidad y la tranquilidad. Y como acá no lo lograremos, pues ellos, que ahora tienen edad para eso, tienen que buscar otros rumbos”, concluyó enfático.

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