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Cuba

¿Qué es de La Habana sin turistas?

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Texto y fotos: Silvia Alemán Fundora

Los cuentapropistas están desesperados, muchos negocios han cerrado. La Habana sin turismo no es lo mismo: hace cuatro meses escasean los visitantes

La Plaza Vieja ya no se parece al sitio de antes. Está casi vacía. Dice Richard, que trabaja allí hace seis años, que los “yumas” de ahora ni compran, ni comen langosta, ni se montan en coches. La capital cubana ha perdido una de sus principales fuentes de ingreso económico. En la Habana hace cuatro meses no hay turistas.

A mediados del 2019 se aplicó en la isla el Título III de la Ley Helms Burton, mediante el cual es posible demandar a quienes hacen negocios en Cuba con propiedades de actuales ciudadanos estadounidenses que fueron confiscadas después de 1959. De esta forma restringe, entre otras cosas, la entrada de los cruceros al puerto de La Habana.

Sin turistas, las ventas decrecen en La Habana

El lugar que antes era un vaivén de rubios bronceados ahora se reduce a la suciedad de un pedazo de Malecón. A fines de julio, cifras oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) daban cuenta de que se habían recibido 295 042 visitantes, un 23.6% menos que en igual mes de 2018.

Terminal de Cruceros

“La mayoría vienen de Europa, en especial de España, también hay chilenos y mexicanos, pero nada comparado con  los tiempos de los cruceros. Mira lo tarde que es y  solo he vendido cinco pesos, esta noche me voy sin nada para la casa”, me dice Oscar, quien hace apenas un año apostó por la venta de artesanía en San Ignacio. Por aquel entonces al país entraba turismo de todo el mundo, y los norteamericanos eran los mejores clientes. Hoy, Oscar no está seguro si en realidad la artesanía le va a dar algo.

La diferencia es notable para todo el sector no estatal. Las ventas decrecen y los nuevos visitantes no se detienen a gastar en La Habana. En estos momentos el alza turística es un idilio entre los vendedores. El número de viajeros también ha disminuido y varios negocios de Obispo han cerrado debido a su incapacidad de mantenerse cuando no hay ventas. A esto se le suma el pago del arrendamiento del espacio y la cuota que exige el Estado por la prestación de esos servicios.

“Ahora se trata de subsistir”, explican los choferes Francisco, Luis y Yeyo. Sus carros llevan parqueados desde la siete de la mañana y aún no han tenido un solo viaje. Antes hacían cinco en el día y ahora quien haga dos, a consideración de ellos, se puede creer el rey de la capital cubana.

Sigue vacía La Habana: escasean los turistas

La ciudad maravilla ha perdido uno de sus encantos. ”La cosa está mala, llevo cinco años en esto y nunca lo había visto así”, refiere Susana, mesera de artesanías, quien ha decidido regresar temprano a su casa. Ni siquiera quiere hablar de las ventas del día. Esta tarde se tendrá que conformar con un CUC para transporte.

Hace meses no se vende, los ingresos son menores. A veces resulta increíble que un local que reportaba decenas de ventas semanales ahora reduzca a números inferiores como una o dos a la semana.

Hotel Saratoga

Desde hace rato no se reunían todos los coches de la Habana Vieja en un mismo lugar. Nadie imaginó que existirían más ofertas que demandas en las calles capitalinas. “Antes había días buenos y uno que otro malo, ahora solo hay días malos y otros peores”, comenta Leo desde encima de su coche esperando que la suerte le cambie.

Mientras, Richard sigue parqueado con su coche en la Plaza Vieja y ahora lo acompañan dos señoras, con tabaco, vestidas de varios colores que decidieron volver a probar suerte. Y está vacía la plaza, sigue vacía y los que se acercan no se deciden ni a comer langosta, ni mucho menos a pasear en coche.

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