“La Época” del desabastecimiento

Un internauta nos hizo llegar imágenes que tomó el pasado miércoles en la tienda de “La Época”, una tienda ubicada en la transitada Calle Neptuno entre Galiano y San Nicolás, y que muestran por las claras que el desabastecimiento en la isla es serio. Al menos en La Habana. Al menos en “La Época”. Las imágenes fueron tomadas por su padre durante la tarde, en momentos en que fue “a buscar algo” y no encontró “nada”.

“Lo de no hay nada es literal. No es una hipérbole. Es una descripción ajustada a la realidad,” dijo a este redactor vía chat el internauta.

“Estas son fotos de hoy. Meten miedo. ¿verdad?”, preguntó.

Una leve indagación entre otras dos fuentes residentes en la capital del país, arrojó que estas imágenes pudieron haberse tomado en cualquier otro sitio.

Otra fuente, residente en la ciudad de Cienfuegos, nos comunicó en días pasados que en esa ciudad, en algunas tiendas, al parecer tenían la orientación de “llenar los estantes”.

Lizandra González explicó que luego de que la Ministra de Comercio en la isla dijera en la Mesa Redonda que no existía impedimento para que los consumidores tomaran fotos en los establecimientos, en algunas tiendas del municipio cabecera de esa provincia, habían tomado la determinación de “cubrir los estantes”, algo que ella pudo apreciar al menos en la tienda “Galerías Imago” donde nada más había “cuatro cosas regadas por los estantes de toda la tienda”.

Es “La Época” del desabastecimiento, marcada por una crisis sin precedentes que amenaza con convertirse en un nuevo Período Especial.

Los cubanos lo saben, o al menos deben sospecharlo; pero con esa manera perenne que tienen de aferrarse a una realidad que los ha golpeado durante tantos años, buscan alternativas en “levantarse temprano”, “hacerse amigos de la de la tienda” – del almacenero preferiblemente; hacer colas, o acaparar incluso al que le sea posible.

Mientras se preparan, van perdiéndose las cosas: el pan, la harina, el huevo, el aceite. Y ejercitan sus cansados músculos trasladándose de un barrio al otro, de un municipio al otro, a veces alentados por “una bola” – van a sacar “esto” – y regresan mas tarde a sus hogares cansados, y con sus manos vacías.