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Jungla barroca, la floristería más cubana de Barcelona

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En Sant Andreu de la Barca ha abierto recientemente la floristería más cubana de Barcelona

En tiempos de pandemia, el cubano Luis Alberto Alonso cumplió un sueño. Hace apenas un mes abría una floristería en Barcelona.  Jungla barroca está ubicada en Av. Constitució 4, en Sant Andreu de la Barca.

 

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Alonso -de 39 años- reside en España desde el 2019. Allí se formó como Oficial Florista y Diseñador Floral en la Escuela de Diseño Floral de la Ciudad Condal. En su perfil de Instagram compartía en septiembre de 2020 cuando fue seleccionado -junto a otros estudiantes- por la más importante biblioteca digital de floristería, la Floos. Se mostraba el propietario de Jungla barroca feliz por ser el primer cubano.

Floos es, tal y como describen en su sitio oficial, la primera biblioteca online donde se pueden hallar más de 500 recetas florales -paso a paso- con los consejos y los secretos de los maestros floristas más prestigiosos del mundo.

El lujo de los detalles es el título del proyecto con el que los estudiantes de la Escuela de Diseño Floral de Barcelona entraron en Floos, entre ellos el cubano Luis Alberto Alonso. Debían crear “un ramo de mano y un centro de mesa para el interior de una casa que se encuentra en Ecuador”. A nigth in the tropics I y II fueron las propuestas de Alonso.

Jungla barroca

Luis Alberto respondió a Cubacomenta acerca de por qué el nombre de su floristería, cómo lo escogió:

Llevaba tiempo dándole vueltas en mi mente a cómo se llamaría mi floristería si algún día tenía una, pero como lo veía improbable, pues no me preocupaba demasiado. Hasta que de pronto apareció está oportunidad y estaba sin nombre para la tienda. Y un día me desperté y lo primero que me vino a la mente fue: Jungla Barroca. No tengo ni idea de por qué. Ese mismo día estuve en varias tiendas de decoración y en una vi un papel de pared que me gustó mucho. Tiene unas hojas grandes y verdes, muy exóticas, que se ven muy refrescantes, como las que habría en una selva tropical, luego en otro sitio me encontré unas lámparas de animales salvajes, en dorado, y entre tantas cosas me encajó perfectamente el nombre con la idea de decoración que tenía en mi mente.

Comencé a verle sentido en estos objetos, pero me pareció también un buen nombre porque es la unión de dos conceptos en los cuales yo me encuentro en el medio: es la unión entre lo tropical y lo exótico de donde vengo, con lo antiguo e histórico que representa mi nuevo hogar que es España y por extensión, Europa.

¿Y por qué en Sant Andreu de la Barca?

Sant Andreu de la Barca fue donde surgió la oportunidad de este emprendimiento. Estaba este local en venta, en un precio razonable y decidí arriesgarme sin siquiera conocer demasiado el entorno. Es algo que tengo, que me dejo llevar por la intuición y me funciona mucho casi siempre. Ahora me alegro aún más de haber elegido este sitio porque entre las muchas ventajas está también su gente, que es muy agradable y familiar.

¿Cómo describirías a tus actuales clientes?

La clientela es bastante heterogénea: amas de casa, profesionales, chicos y chicas jóvenes, personas mayores… Les gustan mucho las plantas y todos los fines de semana ya voy teniendo clientes habituales que vienen a por un ramo de flores variadas para alegrar el hogar.

¿Habías vivido antes fuera de Cuba?

Vine en 2019, con 36, pocos días antes de cumplir 37. Nunca había vivido en otro país y de hecho no vine a España con idea de quedarme. Vine a estudiar floristería, porque llevaba varios años trabajando como florista en Cuba y sentía que era el momento de dar un paso más en cuanto a mi preparación profesional, porque todo lo que hacía hasta ese momento era totalmente empírico; como sabes en Cuba no hay escuelas de arte floral. A medida que terminaba el curso y se acercaba el momento de regresar, me di cuenta que no me interesaba, que sabiendo cómo soy, iba a ser un golpe fuerte readaptarme a la vida en Cuba, así que decidí quedarme a vivir aquí y no me arrepiento ni por un segundo. De hecho me siento afortunado.

La floristería más cubana de Barcelona tiene como dueño a un joven que en cualquier sitio de esa urbe europea encuentra a su isla caribeña, quizás porque siempre va con él.

Neus Francino

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