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Cuba

Cuba: Sin espejuelos, aunque había armadura y cristales

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Luego de publicada la queja en la prensa cubana el pasado 9 de mayo, ocurrió ¡un verdadero milagro!

Lo sucedido a Elisabeth Anaya Suárez, una cubana residente en el municipio habanero de El Cotorro, puede clasificar cómodamente en un top ten de las chapucerías y absurdos que a diario se ven en Cuba. Esta joven madre, pasó mas trabajo que una pulga eléctrica en un perro plástico, para resolverle unos espejuelos a sus hijos.

Grosso modo: había armadura y cristales, pero siguió sin espejuelos para sus hijos por culpa de gente que – aunque nos duela decirlo – no tiene dos dedos de frente. El resultado, como es lógico, tras darse a conocer en la prensa cubana, provocó las lógicas sanciones.

Y es que nadie se explica cómo los hijos de Elisabeth estaban sin espejuelos. Los niños tampoco lo sabían; y ella, ciertamente seguro no tenía palabras para explicárselo ella misma, ¿cómo se los iba  explicar a ellos?

No dilatemos más la historia.

La joven se presentó en meses pasados en la óptica del Cotorro, con las recetas médicas correspondientes para adquirir sendos espejuelos para sus dos niños, ambos con deficiencias visuales. En la óptica le dijeron que había los cristales que ellos requerían; pero sin embargo, lamentablemente, tenían en falta las armaduras para niños de esas edades. No obstante, le dieron una solución: que viajara a la óptica de San José de las Lajas, en Mayabeque, donde sí tenían esas armaduras.

Hasta San José de las Lajas, en Mayabeque, se dirió Elisabeth. Y era cierto: tenían las armaduras, pero no los cristales de esas medidas.

Contenta igual, Elisabeth pidió que le vendieran par de armaduras, y ahí mismo apareció el primer pero. No podían venderle las armaduras sin los cristales.

Elisabeth les hizo la historia. Ella vive en El Cotorro. Tiene dos niños que precisan espejuelos. En El Cotorro están los cristales, pero no hay armaduras. Del otro lado del mostrador no se hizo esperar la respuesta negativa: no podemos venderte las armaduras solas.

Le dijeron que estaba prohibido; que no estaba establecido. Cuando pidió hablar con la superior a cargo, apareció la administradora para confirmarle que, efectivamente, no está orientado, según aparece recogido en el Manual de Normas y Procedimientos por el cual ellos deben regirse, la venta de armaduras por sí solas.

Como solución, le pidieron que esperara – y que claro, los ojos de sus hijos esperaran – “a ver si en el siguiente mes entraban esas medidas de cristales y les hacían los espejuelos.

«Tristemente, afirmaba la doliente en una carta enviada el pasado 9 de mayo a la Sección Acuse de Recibo del diario Juventud Rebelde, me fui con mis dos hijos tratando de asimilar el absurdo de que allí hubiera las armaduras y no los cristales, mientras que en otra óptica existieran los cristales y no las armaduras.

«¿Cómo es posible que los afectados sean los niños, en edad escolar? Es como negarles un medicamento, porque a esa edad el espejuelo corrige el defecto. Y a un niño que se ve obligado a seguir forzando la vista diariamente, el defecto le aumenta. ¿Cuán difícil es hacer una excepción para nuestros niños? ¿Quién me ayuda para que las armaduras y los cristales para mis niños se encuentren y se unan?», clamaba con toda la justicia del mundo Elisabeth en su misiva.

Tanto absurdo llegó ante los ojos del doctor Emilio Delgado Iznaga, director de Medicamentos y Tecnologías Médicas del Ministerio de Salud Pública. Recuerden que la nota fue publicada en el diario Juventud Rebelde el 9 de mayo.

Pues bien, dice Delgado Iznaga que una vez conocido el caso, “una comisión ministerial entrevistó a los implicados y directivos, además de hacer la revisión documental.

Los miembros de la comisión, “confirmaron que había armaduras para los niños en San José de las Lajas, no así en el Cotorro; mientras que las graduaciones solicitadas estaban en falta en Mayabeque, pero sí las había en La Habana.

En la respuesta ministerial al diario, explica Delgado Iznaga, «al momento de publicarse la insatisfacción existía un desabastecimiento en el país de armaduras y de lentes terminados, motivado por la tensa situación financiera en que nos encontramos, donde buscamos soluciones que nos permitieron garantizar el arribo en el mes de junio de dos meses de cobertura de esos recursos».

La comisión le explicó a Elisabeth que “en las ópticas se presta el servicio de venta de espejuelos cuando el paciente acude con la receta emitida en la consulta de refracción, y no está establecida la venta de armaduras ni de lentes, por separado.”

Sin embargo, dice el Dr. “se identificaron violaciones en la conducción de los procesos, que motivaron demora en la confección de los espejuelos, además de que fallaron los mecanismos de localización establecidos por parte de la dependiente de la óptica Cotorro, perteneciente a la Empresa de Servicios Ópticos y Auditivos de La Habana, y por la administradora de la óptica de San José de las Lajas, de la Empresa de Farmacias y Ópticas de Mayabeque.” 

En lo particular, pienso que sería interesante explicar de qué manera fallaron “los mecanismos de localización establecidos por parte de la dependiente de la óptica Cotorro”, ¿Acaso en El Cotorro no se le informó a Elisabeth que había armaduras en San José?.

Sin embargo, la mejor parte estaba por llegar. A la doliente se le dio la razón – en parte – por su queja, “toda vez que se incumplieron las normativas para una atención de calidad. A la dependiente de la óptica Cotorro se le aplicó una amonestación pública ante su colectivo de trabajo, y a la administradora de la óptica de San José de las Lajas, una amonestación ante el Consejo de Dirección.”

¿Qué pasó con los espejuelos? Pues no poca cosa. Los espejuelos fueron confeccionados y entregados a los dos niños el 10 de mayo.

¡Nada menos que al día siguiente de que apareciera publicada la queja de Elisabeth!

¿Insatisfecho? Tal vez te interese leer otro de estos “absurdos” que aparecen como quejas en la prensa cubana, y como a veces hasta le echan la culpa a un animal.

 

Comentarios
2 Comments

2 Comments

  1. Mercy Lamas

    August 9, 2019 at 4:04 pm

    Entonces debemos de instruir a la ciudadania del pueblo cubano que debe quejarse antes las instituciones, la prensa y los organismos publicos, en una manera consistente, decente y diciplinada…y a lo mejor surgen resultados…sin usar el escandalo, las malas palabras y la griteria..usar sus derechos…que bien saben que los tienen cuando llegan a otros paises del Mundo!!

    • Redacción Cuballama

      August 9, 2019 at 6:16 pm

      hola, mercy. este artículo precisamente se origina en una queja formulada por la afectada en la Sección Acuse de Recibo del diario Juventud Rebelde. saludos

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