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Cuba

No podía pagar la electricidad y dejó de cultivar malangas

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Un campesino avileño prefirió parar la máquina de riego que “alimentaba” sus malangas, porque la factura eléctrica prácticamente lo obligó.

Este es el bloqueo interno que Israel Rojas, cantante de Buena Fe, alega que no existe; que es una falacia.

En un artículo titulado “El orden de los factores sí altera el producto”, una de las honrosas excepciones que quedan dentro del periodismo oficialista en la isla -la periodista Katia Siberia- expone entre otras “denuncias” el caso de un campesino avileño cultivador de malangas, entre otros alimentos, que, imposibilitado de pagar la astronómica cuenta de electricidad que le llegó en el recibo, paró a la máquina responsable y culpable del altísimo gasto energético: la máquina de regadío.

Esta máquina regaba una cosecha de malangas, un producto de altísima demanda en Cuba, especialmente para la dieta de niños, enfermos y ancianos.

Sin embargo, el costo de la desinformación, la mala implementación de las medidas del “ordenamiento” en el territorio incidieron en que el campesino parara el riego de las malangas y la cosecha del tubérculo se paralizara, con el consiguiente dolor que esto supone. La malanga en Cuba se puede vender a cualquier precio, porque escasea como ningún otro alimento; es, además, saludable como ninguno.

Este es, en esencia, el resumen del artículo escrito por Katia Siberia, una periodista avileña que le ha cogido el gusto a escribir artículos sobre el campo y sus cultivos, sobre las cifras que da Acopio -infladas y ella lo ha demostrado en más de una ocasión-, la poca relación que existe entre los planes cumplidos que publicita el Ministerio de la Agricultura, y como esas producciones no se ven ni en los agromercados ni en la mesa de los avileños.

El precio de un regadío parado

Explica Siberia que el aviso dado el pasado lunes 22 de marzo, por la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños Weiss, llegó tarde a los oídos del campesino José Manuel Gorgoy.

La ministra, ese día, en el programa televisivo Mesa Redonda anunciaba que “el cobro de las tarifas de agua y electricidad no será automático y el consumo de los meses de enero, febrero y marzo se efectuará por la menor de las tarifas; y se facturarán luego las compensaciones correspondientes”. Anunciaba, además, que las rebajas hechas habían oscilado, desde enero, entre un 25 y un 32 por ciento.

Demasiado tarde. Siberia lo expresa así: “La tarifa eléctrica había dejado en apagón más de un regadío y, en consecuencia, la línea que conducía a la productividad había entrado en un cortocircuito”.

José Manuel Gorgoy, al igual que otros campesinos, se enteraron de este “ordenamiento al ordenamiento” un poco tarde. Demasiado. Al igual que otros campesinos avileños él “descubre” ahora que ya puede pagar la corriente, pero tal vez esto debió ventilarse antes. De haber tenido antes una respuesta y el Ministerio de la Agricultura haber pedido al de Minas y Energía una moratoria a los campesinos, tal vez Gorgoy no hubiese parado su máquina de regadío altamente consumidora.

Y al igual que él, otros campesinos del territorio.

El hombre, ahora, con su sabiduría campechana dice que “hay que calcular bien lo que tenemos que sembrar porque las cuentas no siempre dan”.

Andrés Parrilla, desde la CCS José Martí, afirma que “el tiempo en la Agricultura no se recupera.”

“Lo que no hiciste cuando debías, después… es por gusto, si lo haces, botas el recurso”, afirma este conocedor del campo y los cultivos, que de paso sustenta “la tesis” de las cifras que dio a Invasor el viceministro de la Agricultura, Maury Hechavarría Bermúdez.

“Las pérdidas se extendían a otros cultivos y unidades productoras, y alcanzaban, al cierre de enero, a 158 empresas y 3 245 cooperativas con dificultades

Este es el bloqueo interno del que Israel Rojas, cantante de Buena Fe, alega que no existe; que es una falacia.

agricultura en Cuba

Campesino cultivando. Foto: Pastor Batista / Invasor.

Campesinos opinan.

Dice Invasor que “también para otros agricultores de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Máximo Gómez, que ya habían sacado sus cuentas”  se perdían “más de 100.00 pesos por cada quintal de malanga,” con esta paralización de los regadíos.

Algunos tienen “suerte”, pues cosecharon a “riesgo y verdad”. Unos tienen la suerte de tener máquinas más modernas y eficientes, que consumen menos; otros no.

Sin embargo, así y todo, están obligados a “entrar por la canalita”.

Siberia y el Invasor, deberían proponer que tal y cómo el gobierno del país subvenciona el consumo eléctrico de la gobernadora de San José, en la provincia de Mayabeque, y esta no paga un centavo por su casa de alto consumo con sus cuatro aires acondicionados puestos todo el día, tal vez a los campesinos de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Máximo Gómez le pudieran subvencionar el pago de la corriente eléctrica, porque lo que más claro está en esta ecuación agrícola, es que el país no debería darse esos lujos: de que una cosecha de malangas se arruine por culpa de unos kilowatts.

Ariel P.

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