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Cuba

El Nauta Hogar no cumple las expectativas de los cubanos

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Por Ariel Peñate

En 2017 Katia  Jiménez dejó de ir al parque a conectarse a la wifi para hablar con su novio que vive en Estados Unidos. Ahora lo hace desde la sala de su casa gracias al Nauta Hogar, que desde hace dos años puso en funcionamiento el monopolio estatal ETECSA . Pero no todo ha sido color de rosas en su relación con Internet. La muchacha, técnico en electromedicina, desembolsa 30 dólares para una conexión que, dice, “se pone muy lenta a veces, se corta la imagen y el tiempo sigue corriendo y yo gastando dinero”.

Katia contrató la de 30 CUC porque era hasta donde podía llegar. Su salario es de 485 CUP pero puede pagarlo por el dinero que le envía su novio, residente en Estados Unidos hace 3 años.

La opinión de Katia coincide con la de otros usuarios consultados por Cuballama. Alberto Vidal trabaja como diseñador  para una empresa en Miami y necesita estar online casi todo el día. Él  no oculta su molestia por el irregular funcionamiento del Nauta Hogar, que en ocasiones le impide enviar correos y la conexión se le cae con frecuencia. “Si entra una llamada por teléfono se cae, y después dale de nuevo a esperar que abra el portal Nauta. Si eres alguien que depende de Internet, no te sirve; incluso si vas a leer algo tienes que guardarlo para luego”, comenta.

Alberto se queja de que no haya más compañías de comunicaciones para que se fomente la competencia y las personas puedan escoger: “Con ETECSA  cuando firmas el contrato no tienes elección. Por ejemplo el módem que te venden es el que te toca y el mío no tiene wifi y tuve que quedarme con ese ese mismo. No obstante, explica, que a pesar de las dificultades con el Nauta Hogar “siempre es mejor que estar en un parque a la intemperie”.

Gilberto Martínez es otro de los beneficiarios del Nauta Hogar. Hace más de 15 años tiene Internet mediante módem otorgada por su centro de trabajo, pero la alquila de forma ilegal para poder pagar el Nauta.

“En comparación la anterior, es muchísimo más rápida, pero no funciona como aseguraron al principio por televisión. Al menos puedo hablar con rapidez en Facebook y conversar por video con mis hijos en el exterior. Pero los 30 USD que uso para el Nauta deberían facilitarme una oferta mucho más ágil y de mejor calidad.

Nauta Hogar se queda a medio camino

El Nauta Hogar comenzó a aplicarse en Cuba hace pocos años como un experimento. Se inició en algunas zonas del Centro Histórico y luego se ha extendido hacia otras partes de La Habana y del resto de las provincias. Funcionarios de ETECSA confirmaron que llegaría a todo el país pero todo se ha detenido y ha dejado con expectativas a miles de cubanos.

Varios empleados de distinto rango del monopolio estatal entrevistados por Cuballama han declarado que no hay certeza sobre el momento en que el Nauta Hogar llegue a toda la isla y reconocieron que ahora es una prioridad el Internet en los móviles, una modalidad que este jueves entró en funcionamiento.

“Ha sido muy curioso lo que ha pasado con esta plataforma. Nos dijeron que en poco tiempo todos iban a tener el servicio pero se ha quedado un tanto rezagado sobre todo por cuestiones de infraestructura. Ha llegado el punto en que, por ejemplo, hay varias zonas conectadas y otras, a solo unas cuadras, no les ha llegado la oportunidad de contratarlo”, indica una funcionaria que prefirió el anonimato.

Para acceder al Nauta Hogar los clientes pueden comprar tres paquetes que van desde 15, 30, 50 y 70 CUC, de acuerdo con la velocidad de conexión, la cual está fijada desde 1024 kilobit por segundo (Kbps) hasta 4096 Kbps, de bajada; y desde 256 hasta 512 Kbps, de subida.

Los consumidores han expresado sus molestias en redes sociales y en los medios de difusión por un servicio que no cumple con los requerimientos que debería tener para responder a sus altos costos.

Antena para tener wifi en casa

Algunos  cubanos con solvencia económica han preferido comprar una antena para tener wifi en su casa dejando a un lado el Nauta Hogar. Este acceso a Internet es ilícito aunque generalmente las autoridades se hacen las de la vista gorda. Los accesorios para acceder a la red wifi desde la casa se venden en sitios digitales como Revolico o pueden importarse desde otros países, con el riesgo de que al entrar en el aeropuerto sean decomisados por la Aduana.

La instalación de la antena cuesta entre 200 y 250 CUC y el aparato que replica la señal está valorado en 100 CUC. No son pocos los que han elegido esta alternativa más efectiva que el Nauta Hogar, aunque el importe solo pueden pagarlo aquellos con elevadas posibilidades económicas.

Ileana González, una abogada de 41 años, contactó en Revolico a un técnico en informática que pone antenas y en menos de dos horas se la colocó en su casa en el municipio Boyeros. “Ahora es mucho más cómodo y veloz. Fue alto el precio pero me parece más económico que el Nauta Hogar, que casi nunca me llegaba a fin de mes y tenía que volver a contratar horas y así a veces pagaba hasta 100 USD mensuales. A mí me gustaría que todo funcionara bien para no entrar en ilegalidades pero no nos dejan más remedio que comprar por la izquierda”, relata.

Muchos, especialmente jóvenes, y otros que no pueden gastar en el Nauta Hogar, se han sumado a la red callejera Snet, que prolifera irregularmente en La Habana. Es una conexión inalámbrica con la que miles de cubanos chatean, juegan en línea o comparten archivos. Los dirigentes la han tolerado con la advertencia de que no se distribuyan archivos ni mensajes contra el gobierno.

“Esta red se encuentra  en funcionamiento desde hace años y a veces hemos tenido temor de que la quiten, pero no ha pasado. Muchos cubanos han visto en esta plataforma un espacio natural de interacción y quizás les permite ahorrar el dinero para ir a la wifi y no tener que contratar el Nauta Hogar, que realmente debe mejorar su calidad e infraestructura”, admite uno los fundadores de Snet que pidió no revelar su nombre.

Snet comenzó a principios de los 2000 gracias a la inventiva de varios informáticos y a la entrada al país de las primeras tarjetas wifi, que permitieron establecer puntos de acceso inalámbrico.

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